Por fin, tras más de un año detenido y encarcelado por la dictadura de Daniel Ortega, el obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez ha sido liberado.
Ya hubo un primer intento para que el obispo Álvarez, condenado a casi 30 años de prisión, abandonara Nicaragua. El plan se truncó a última hora cuando el obispo supo que solo él sería liberado y no el resto de sacerdotes.
Ahora, junto a él han abandonado Nicaragua el obispo Isidoro Mora, que fue detenido por el régimen a finales de diciembre del 2023, y dos seminaristas y 15 sacerdotes. El obispo Isidoro Mora fue interceptado el 21 de diciembre camino a la parroquia Santa Cruz en La Cruz de Río Grande, donde tenía programado oficiar una Misa para 230 niños y desde entonces nada se sabía de él. Todos ellos fueron recibidos el domingo por el cardenal secretario de Estado Pietro Parolin.
Monseñor Álvarez, obispo de Matagalpa y administrador apostólico de la diócesis de Estelí, condenado a 26 años de prisión, estaba en la cárcel desde febrero del año pasado, tras permanecer en arresto domiciliario desde agosto de 2022. Durante el tiempo que Rolando Álvarez ha estado en prisión, el régimen se limitó a mostrar fotografías suyas solo en un par de ocasiones. El arresto de Álvarez provocó que tanto el Parlamento Europeo, como la ONU y Estados Unidos exigieran a Daniel Ortega su inmediata puesta en libertad.
Segunda tanda de expulsados a Roma
En total, entre obispos, sacerdotes y seminaristas, son 19 las personas que han tenido que abandonar su país natal como única salida para salir de la cárcel.
La persecución de Ortega contra todo lo que huela a católico es atroz y está sometiendo a la Iglesia católica a una situación de asfixia constante.
Ya el pasado mes de octubre, Daniel Ortega expulso a 12 sacerdotes del país que fueron acogidos por el Vaticano. Por entonces, la tiranía nicaragüense asegura que su traslado fue posible “luego de sostener fructíferas conversaciones con la Santa Sede” y como parte de un acuerdo realizado “en un esfuerzo por preservar la paz y el apoyo a la comunidad católica”.
“Este acuerdo logrado con la intercesión de altas autoridades de la Iglesia Católica en Nicaragua y en el Vaticano, representa la voluntad y el compromiso permanentes de encontrar soluciones”, agregó el texto.
Las lágrimas de monseñor Silvio Báez
Quien no ha podido contener las lágrimas por la emoción ha sido el obispo nicaragüense exiliado en Estados Unidos, monseñor Silvio Báez. Al término de la Misa en la parroquia que atiende en Miami, destacó que la liberación de ambos obispos y el resto de sacerdotes y seminaristas es fruto «del poder de la oración del pueblo de Dios”.
Al finalizar la Misa, un emocionado Báez, afirmó que “la dictadura sandinista criminal de Daniel Ortega no ha podido contra el poder de Dios”.
Monseñor Báez volvió a defender la inocencia de todos los encarcelados por el régimen y ha dado las gracias al Papa Francisco y a la diplomacia vaticana por este logro.
Los fieles presentes en la Iglesia respondieron con aplausos a las palabras del obispo exiliado que no pudo contener las lágrimas por la emoción de ver que por fin estos dos obispos y el resto de sacerdotes y seminaristas ya son libres y están lejos de las zarpas del tirado Ortega.
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Bendito sea Dios, demosle gracias porque están libres y a salvo, aunque lejos de su tierra y de sus ovejas.
Eso es lo terrible, los fieles, se quedan sin referentes y sin sacerdotes, que consagren el Cuerpo y Sangre y non possumus. Solo quedará la fe en las familias, pero, ¿y los sacramentos? A eso llaman éxito diplomático?
Entiendo que Ortega ya quiso de expatriar a un obispo s Roma pero el obispo se negó a abandonar su país, muy bien, mejor en la cárcel.
No entiendo este cambio ahora, para mí que Roma igual le ha presionado s expatriarse
Si el obispo hubiera hablado contra las pornobendiciones supongo que seguiría en la cárcel, en su patria, lo cual es mucho mejor que irse a la Roma porno de hoy
Deportación