El prefecto para la Doctrina de la Fe, el cardenal Víctor Manuel Fernández, ha concedido una entrevista al diario italiano La Stampa en la que ha reiterado su posición sobre la declaración Fiducia supplicans.
Según Tucho Fernández, la declaración pretende a estas alturas de la vida tratar de «redescubrir otra manera de ser sacerdote, más allá de los ritos litúrgicos, que tienen su belleza, pero que son incapaces de expresar o contener toda la realidad concreta del pueblo».
Tratando de explicar el papel que juegan los sacerdotes en estas ‘bendiciones pastorales o espontáneas’, el purpurado argentino les propone que si se trata de una pareja irregular, «hacer una oración por las dos personas pidiendo salud, paz, protección es evangélico. Y luego una señal de la cruz en la frente de cada uno de los dos, eso también es evangélico». También propone que el sacerdote puede darles un consejo como el siguiente: «Procurad ser fieles al Evangelio, para responder mejor a la voluntad del Señor».
El cardenal Fernández insiste en defenderse de las acusaciones de blasfemia o herejía y argumenta que «la bendición, en el sentido de bendiciones «pastorales», no litúrgicas, no puede ser sacrílega ni blasfema, porque queda claro que no sanciona, califica, autoriza ni reconoce nada».
«Para mí, sin embargo, un sacrilegio o una blasfemia sería recibir la comunión con odio en el corazón, o aceptar que un ser humano sea encarcelado o asesinado sólo por su orientación sexual, o vivir en paz con Dios mientras otros sufren hasta la muerte. . Estas actitudes son una grave ofensa al Dios del amor», dice el cardenal en la entrevista con La Stampa.
De igual modo, insiste en que la enseñanza sobre el matrimonio no cambia y que la bendición no legitima la homosexualidad. Además, preguntado sobre el cachondeo generalizado de que las bendiciones deban durar 10-15 segundos como dijo en la aclaración de la declaración, Víctor Manuel Fernández confiesa que «sabía que se burlarían de nosotros por este detalle de los 15 segundos, pero me arriesgué a hacer más evidente que con estas bendiciones el mundo no se cae».
El prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe subraya que con esto no se pretende «defender los “lobbies gay” ni las manifestaciones del “orgullo” gay. Nada como eso. Pensemos más bien en muchos creyentes que sufren por sentirse fuera de la Iglesia, por no poder recibir ningún gesto de cercanía paternal».
Preguntado si le preocupa la división en la Iglesia (que se ha visto acrecentada de manera drástica durante este último mes), el cardenal Fernández responde que «sólo cuando hay violencia o necesidad de desprestigiar al otro». Es aquí cuando desvela que ya ha recibido hasta en tres ocasiones mensajes amenazantes diciendo «te destruiremos». «Sentirse odiado no es agradable. Sobre todo porque no existen elementos tan terribles que justifiquen esta dureza», lamenta Víctor Manuel Fernández.
Bajo su punto de vista, estos ataques dañan «la unidad y la armonía de la Iglesia». En cualquier caso, sostiene que estos documentos (Fiducia supplicans no causan divisiones, simplemente las hacen emerger, aportan sinceridad», rechazando de plano cualquier autocrítica sobre la división y confusión y conmoción que ha provocado en la Iglesia este documento escrito por él.
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