Los obispos franceses hablan de bendecir «personas» en ver de parejas tal y como pide Fiducia supplicans

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Los obispos franceses sigue los pasos de sus colegas portugueses y se apuntan al grupo de conferencias episcopales que acoge con agrado y acata Fiducia supplicans. Mientras tanto, cada vez se hace más ensordecedor el silencio de la Conferencia Episcopal Española, muestra de la profunda división que existe entre dentro del episcopado español sobre estas cuestiones más polémicas.

A través de un comunicado la Conferencia Episcopal Francesa se ha pronunciado sobre la declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe Fiducia Supplicans que «tuvo cierto impacto en la opinión pública, en particular por los temas delicados que aborda».

«El Consejo Permanente recibe esta declaración como un estímulo a los pastores para que bendigan generosamente a quienes se acercan a ellos humildemente pidiendo la ayuda de Dios. Les acompañan así en su camino de fe para que descubran la llamada de Dios en su propia existencia y respondan concretamente a ella», dice la nota del episcopado galo.

Sostienen que «Fiducia Supplicans recuerda la doctrina de la Iglesia católica que, según «los designios de Dios inscritos en la creación y plenamente revelados por Cristo Señor» (n. 11), entiende el matrimonio como una «unión exclusiva, estable e indisoluble, entre un hombre y mujer, naturalmente abiertos a la generación de los hijos (n. 4). Esto es lo que recibimos del mismo Jesús sobre el matrimonio y su indisolubilidad (cf. Mt 19, 3-9)».

Por otro lado, los obispos franceses destacan que «recibimos también de Jesucristo el llamado a una acogida incondicional y misericordiosa, ya que Jesús no vino a llamar a justos sino a pecadores (Mc 2,17), que todos lo somos». Como es habitual cuando se citan pasajes bíblicos de este estilo, (oh casualidad) suelen olvidarse de recordar que Jesús acoge a todos pero les pide su conversión y que abandonen su vida de pecado.

«Fiducia Supplicans recuerda que quien no vive en una situación que le permita participar en el sacramento del matrimonio no está excluido ni del amor de Dios ni de su Iglesia. Les anima en su deseo de acercarse a Dios para beneficiarse del consuelo de su presencia y de implorar la gracia de conformar su vida al Evangelio», dicen los obispos de Francia.

Por último, señalan que esa bendición debe ser de forma espontánea, no ritualizada (n. 36), y «fuera de cualquier signo susceptible de asimilarse a la celebración del matrimonio, como los ministros de la Iglesia podrán demostrar esta acogida amplia e incondicional».