Víctor Manuel Fernández: «Los budistas nos invitan a ser como el agua porque se adapta a cualquier recipiente»

Víctor Manuel Fernández: «Los budistas nos invitan a ser como el agua porque se adapta a cualquier recipiente»

El pasado tres de diciembre, el cardenal Víctor Manuel Fernández celebró la Santa Misa en la iglesia romana de san Urbano y Lorenzo.

En su homilía, el cardenal argentino centró su homilía en los conceptos de la confianza y atención que «son dos cosas que nos ayudan a vivir en paz, en alegría y en fortaleza».

Tucho Fernández subrayó que «hay gente que no se deja transformar, y dice: «Estoy así, estoy bien así, ¿qué necesidad tengo de cambiar algo?». Otros dicen: «No cometo pecados graves, no soy vicioso como los demás, ¿qué necesito cambiar?». Estas personas no son barro, son piedras duras que ni siquiera serán tocadas por el Espíritu Santo. Y luego mueren a pesar de estar vivos, porque ya no crecen ni mejoran y mucho menos ofrecen algo nuevo al Señor».

Acto seguido, el purpurado puso como ejemplo a los budistas y orientales. El ex arzobispo de La Plata dijo que «los orientales, especialmente los budistas, nos invitan a ser como el agua, porque se adapta a cualquier recipiente, se deja llevar, y si entra en un vaso toma forma de vaso, si entra en una botella toma forma de una botella, es flexible, es adaptable».

«Lao Tsé decía que debemos ser como las ramas flexibles de los árboles. Porque había notado que cuando caía la nieve, las ramas duras se rompían, pero las ramas flexibles aguantaban. Es una actitud del corazón que se derrite un poco, que se afloja, que deja de resistir», agregó el prefecto de Doctrina de la Fe.

El cardenal Fernández señaló que «el Papa Francisco nos alienta a confiar en el corazón que no se apoya sólo en sus propias fuerzas, que reconoce que necesita de Dios, que busca su mirada paternal y que así logra escapar de las medidas estrechas de este mundo cerrado en sus límites. Y nos recuerda unas hermosas palabras de Santa Teresa de Lisieux cuando dice que más allá de esta confianza «no hay otro camino a seguir para llegar al Amor», el amor que lo da todo».

«El Papa dice que «con la confianza, la fuente de la gracia desborda en nuestra vida […] La actitud más adecuada es poner la confianza del corazón fuera de nosotros mismos: en la infinita misericordia de un Dios que ama sin límites». Para Santa Teresita “El pecado del mundo es inmenso, pero no infinito. En cambio, el amor misericordioso del Redentor, sí, es infinito», continuó.

Sobre la atención, Víctor Manuel Fernández lamentó «cuantas veces nos pasamos la vida durmiendo, sobreviviendo, y pasan los años sin saber para qué vivimos, sin saborear la vida, sin vivirla al máximo. El Señor siempre nos ofrece una vida más bella, más feliz, más plena, pero a veces estamos como dormidos, no tenemos cuidado. Ya no prestamos atención a Su amor, Su voz, Su llamado. Por eso no vivimos en el presente».

Según el cardenal, «por esta misma razón dejamos de crecer. Porque para crecer hay que vivir cada momento al máximo, con el corazón y el alma. Si quieres crecer, primero que nada vive».

Además, remarcó que «muchas veces nuestra alma enferma ante una tentación llamada “idealismo”. El idealismo es exigir que todo sea perfecto para ser feliz. Pero esto no existe. Ese ser humano que es tu amigo, te quiere tanto como puede, pero no le pidas que sea perfecto. Su afecto es verdadero, aunque imperfecto».

«Hay quienes dicen: “Si viviera en otra ciudad sería diferente, pero aquí donde estoy no hay nada que hacer, nadie es sincero, todos son falsos”. Y luego con esa excusa de que no queremos a nadie, terminamos adormeciéndonos, como si estuviéramos encerrados en un mundo egoísta», dijo Tucho Fernández en su homilía del pasado tres de diciembre.

Por último, recordó que el Adviento «es un tiempo de cambios, pero para que esto realmente suceda, pidamos al Señor un corazón confiado y atento».

 

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