El Papa declara Venerable a un médico guatemalteco del Opus Dei

Ernesto Cofiño Ernesto Cofiño
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En la audiencia concedida en la mañana de este jueves al cardenal Semeraro, prefecto del Dicasterio para la Causa de los santos, el Vaticano ha dado a conocer mediante la promulgación de un decreto el milagro atribuido a dos venerables y ha reconocido las virtudes heroicas de varios sacerdotes, religiosos y lacios.

Uno de ellos es Ernesto Guglielmo Cofiño Ubico, fiel laico y padre de familia que nació en 1899 en Guatemala y murió en octubre de 1991. El Papa ha reconocido que vivió las virtudes en grado heroico e inicia el camino para llegar a los altares.

Desarrolló su profesión como médico pediatra en Guatemala y se incorporó al Opus Dei en 1956. Al conocer el anuncio realizado por la Santa Sede, Mons. Fernando Ocáriz, prelado del Opus Dei, ha comentado: “Damos gracias a Dios por esta feliz noticia y agradecemos al Santo Padre que haya querido tomar esta decisión. Ernesto correspondió a la gracia de Dios y a su vocación viviendo las virtudes cristianas en su familia, en el desempeño de su profesión de médico, en el servicio generoso a los más necesitados: enfermos, pobres, huérfanos. Junto con su esposa Clemencia, transformó su casa —bendecida con cinco hijos— en un hogar luminoso y alegre”.

En una entrevista, el postulador de la causa, el sacerdote Santiago Callejo, destaca la generosidad de vida del doctor Cofiño: “Ernesto fue un buen marido y padre, y quiso ser un buen médico, porque sabía que el trabajo era su camino para servir a los demás, para cambiar el trozo de mundo que Dios le había encomendado. Nos muestra que el trabajo y la familia son los lugares donde estamos llamados a comportarnos como lo haría Jesús. Se empeñó con todo su corazón al servicio de los demás. Se preocupó por cultivar su propia vivencia cristiana y estimulaba la vida espiritual de quienes se acercaban a él”.

Cofiño llegó a conocer al fundador del Opus De en un viaje que realizó a Roma en 1965. El 31 de julio de 2000 se abrió la fase diocesana de su proceso de beatificación y canonización.

¿Quién fue Ernesto Guglielmo Cofiño Ubico?

Ernesto Cofiño nació en Ciudad de Guatemala el 5 de junio de 1899. En 1919 inició estudios de Medicina en la Universidad de La Sorbona (Francia). Dirigió su tesis doctoral el Dr. Robert Debré, considerado uno de los fundadores de la pediatría moderna. Se casó con Clemencia Samayoa en 1933 y tuvieron cinco hijos: Ernesto, Clotilde Clemencia, Sofía, Roberto y José Luis.

Se dedicó a la pediatría con una mirada profunda de la persona, que lo llevaba no solamente a ocuparse de la salud física de sus pacientes sino a hacer suyos los problemas de los niños o de sus familias. Pionero de la investigación pediátrica en Guatemala, luchó contra la desnutrición y las enfermedades infantiles y ocupó la Cátedra de Pediatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de San Carlos (USAC).

Movido por su fe y un deseo de solidaridad, promovió la creación de iniciativas en favor de la vida y se involucró personalmente en muchas de ellas, en beneficio de futuras madres, de huérfanos y de niños de la calle. Además, ofreció soluciones concretas a varios problemas sociales, colaborando en la fundación de asilos y centros asistenciales. De 1951 a 1955 fue director del Centro Educativo Asistencial (antiguo Hospicio Nacional); también dirigió la Sociedad Protectora del Niño (1940-1946) y la Lucha Nacional contra la Tuberculosis (1945-1946). Durante los años en que estuvo al frente de Cáritas de Guatemala, organizó la distribución de alimentos en barrios de escasos recursos económicos.

En 1956 descubrió su vocación al Opus Dei, institución de la Iglesia Católica fundada por san Josemaría Escrivá el 2 de octubre de 1928 para promover entre personas de toda condición la santificación en medio del mundo a través del trabajo ordinario. Al mismo tiempo que ejercitaba su trabajo de médico y se implicaba en numerosas obras sociales, intensificó su trato con Dios, a través de la misa y comunión diarias, la confesión frecuente, la oración, los sacrificios en la vida ordinaria y otras prácticas de vida cristiana. Tenía gran devoción a la Madre de Dios y rezaba a diario el Rosario. Dedicó tiempo a estudiar y a mejorar su formación religiosa. Intensificó la dedicación personal a sus amigos y conocidos, comunicando su alegría y su fe a muchas personas. Le atraía la idea de poner en práctica la doctrina social de la Iglesia.

Colaboró activamente con organizaciones dedicadas a la educación y capacitación profesional y humana de campesinos, mujeres, obreros, de muy escasos recursos y en la formación de la juventud universitaria. Este servicio en favor del prójimo lo siguió realizando hasta los 92 años.

A lo largo de los años, se esmeró en compatibilizar con equilibrio su vida familiar y su trabajo profesional. Como él mismo decía en una ocasión, “profesión y vida son inseparables: al lado de las actividades médico-profesionales y sociales, está la vida del hogar”. Clemencia, su esposa, era maestra. De ella el Dr. Cofino decía: “Ha sido el aliento en los momentos difíciles; ánimo en los fracasos; alegría en el hogar que vinieron a colmar cinco hijos”. Clemencia falleció en 1963. A partir de este momento Ernesto se dedicó con mayor intensidad a sus hijos, sin dejar de lado su profesión y el cuidado de las personas enfermas y necesitadas.

Ernesto murió el día 17 de octubre de 1991 en Ciudad de Guatemala. Vivió la enfermedad (un cáncer que fue detectado en 1981 y que resurgió en junio de 1991) buscando la compañía y el consuelo de Dios.

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Comentarios
5 comentarios en “El Papa declara Venerable a un médico guatemalteco del Opus Dei
  1. A él me encomiendo, tuve la dicha de conocerle, pues mis padres me llevaron con el cuando era yo un niño. Por consejo suyo tuvieron otros hijos y venimos mi hermano gemelo y yo. De veras que si me conocía. Destacaba por su gran humanidad y su sentido sobrenatural. Le infundía animo a uno.

  2. Laudetur Deus, in nomine Domini Nostri Iesu Christi!

    Sit benedictus et laudatus in omnibus familiaribus terrae!

    Yo también quiero ser venerable, beato y al final santo. Que el Señor nos ayude y nos santifique. Pero para eso tenemos que abandonar cualquier tipo de cerrazón y embotamiento de la mente y del corazón que impiden la entrada de la gracia a raudales, gracias sobre gracia.

  3. El Doctor del Celo amargo criticando con amargura y sin caridad. Que lastima para esta web. Que bien la vendría leer a San Pio X (4/10/1903) y convertirse.

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