La necesidad de ‘definir’ la verdad

Por Luis F. Prado Hidalgo Papa negociar verdad evangelio
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Vivimos tiempos oscuros para la misma verdad. Esa verdad que debiera ser baluarte seguro de confianza para alzarnos no solo sobre los azotes de las tempestades políticas y sociales que provocan los gobernantes impuros, sino también, y por sobre todo, para elevarnos a las alturas morales y espirituales que Dios mismo nos aseguró que podríamos alcanzar si seguíamos Sus Santas Enseñanzas. Entendiendo lo moral y lo espiritual como esas esferas de la realidad humana que trascienden ontológica y existencialmente las meras particularidades temporales y mundanas. Esto es, lo que nos hace ser lo que somos, e incluso podemos llegar a ser.

Es la misma realidad espiritual del hombre en su verdad ontológica lo que realmente está no solo en entredicho, sino podríamos decir que “condenada”. El anterior Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal alemán, Gerhard Müller, afirmó, analizando las declaraciones del mismo Dicasterio acerca de la posibilidad de los homosexuales y transexuales para ser propuestos como padrinos de bautismo, que “resulta confuso y perjudicial que el Magisterio se apoye en la terminología de una antropología nihilista y atea”. Esa misma antropología, cuyos acentos e insinuaciones tan alejada se encuentra de los motivos filosóficos y espirituales de la sana Doctrina Tradicional, es la que se está promoviendo e incluso imponiendo desde los lugares de preeminencia de la Sede Romana actual.

Por todo esto, puede decirse sin miedo a parecer agorero ni apocalíptico, que es el mismo Dogma Católico el que se está viendo atacado y suplantado. Son muchas ya las declaraciones que durante estos largos 10 años de pontificado de Jorge Mario Bergoglio han expresado desprecio e infravaloración de aquello que más auténticamente específica al Catolicismo, esto es: la “definición de la verdad”. “Un cristiano restauracionista, legalista, que lo quiere todo claro y seguro, no va a encontrar nada”. O, “el que tienda a la “seguridad” doctrinal de modo exagerado, el que busca obstinadamente recuperar el pasado perdido, posee una visión estática e involutiva”. Declaraciones de este jaez demuestran una intención decidida a no dar gravedad ni seriedad a lo que siempre ha constituido el “sello”, digámoslo así, de la Iglesia Católica, aquello que la mueve y perfecciona, su función de preservación y protección del Depósito de la Verdad Revelada.

Si se considera a la Historia por encima de la Palabra Revelada por Dios, y definitivamente encarnada en Jesucristo, entonces no solo la dimensión absoluta de la verdad se ve desplazada, sino anulada, y ese alvéolo vacuo dejado por el rastro de una desaparición tan dramática, debe ser rellenado por otra cosa, algo totalmente diferente, mundano, podríamos decir que “desontologizado”, perdida su causa de ser y constituirse, lo que hacen los hombres incrédulos, lo que precisamente allana el terreno para las ideologías. Ahí tenemos los nuevos “dogmas” inamovibles para esta “Nueva Iglesia”, bautizada ya de la “Tercera Generación”, del ecologismo humanitarista, de la constante llamada a la implicación política en la sociedad, dejando el anuncio del Evangelio para otra ocasión, la desmedida maurofilia, que llega a justificar los peores crímenes que solo una falsa religión puede cometer, o cuando no se llega a defender doctrinas abiertamente ateas y negadoras del bien moral y de la esencia del hombre, como el feminismo y el homosexualismo en sus imbricaciones neomarxistas.

Termino este alegato con unas palabras del gran Theodor Haecker (1879- 1945), que fuera filósofo alemán converso al catolicismo gracias a sus lecturas de Newmann, que me parecen muy oportunas para explicar la confusión que se propala y arrecia en el seno mismo de la Iglesia Católica: “Los fines finitos y los infinitos no se yuxtaponen en el mismo grado del ser. No hay en metafísica puente más peligroso y falso que la “y” del lenguaje humano. El filósofo que no ha pasado por esta experiencia, que no aprende de ella constantemente, no dejará de ser un torpe pontífice.” Esta cita podría explicarse someramente diciendo que cuando Jesucristo declaró que había que dar a Dios lo que es Dios… realmente estaba dándole primacía a lo sobrenatural, que es dónde mejor mora la esencia de la Verdad.

Luis F. Prado Hidalgo


 1) Papa Francisco, entrevista con Antonio Spadaro, 19 de agosto de 2013.

2)  Ibíd.

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Comentarios
6 comentarios en “La necesidad de ‘definir’ la verdad
    1. El Papa no predica la verdad, sino que se opone a ella, porque ha sucumbido ante ideologías del mundo, y por eso Francisco siembra confusión y persigue a los pastores de buena doctrina.
      Por eso, quien, sin ignorancia invencible apoya a Francisco, se separa de la Iglesia e incurre en pecado mortal.

    1. En un país o mas bien en un mundo en que la verdad se compra a base de votos, la verdadera Verdad no existe. La verdad de Francisco y de todo el modernismo eclesial es similar al del mundo liberal, el relativismo político prevaricador y masónico.

      En palabras de Cristo a Pilatos: todo el que es de la Verdad escucha mi voz. La Verdad está por tanto en la palabra de Dios, en los Santos Evangelios y en la Santa Tradición. No está en concilios amaestrados por los herejes, ni en sínodos donde nace de la voluntad popular al margen de Dios. Viva Cristo Rey, festividad usurpada por Pablo VI.

  1. La verdad la definían los buenos pontífices, y esperamos que volverán a definirla en un futuro, pero de Francisco no podemos esperar ortodoxia.

  2. Qué es la verdad?
    YO SOY EL CAMINO,LA VERDAD Y LA VIDA.
    El que me sigue no anda en tinieblas.
    Andan los necios buscando la verdad en filosofías,en la ciencia,en el CONSENSO,y yerran :Cristo es LA VERDAD.Fuera de Dios no hay verdad,Dios es el único que da la medida a todo,pues todo ha sido hecho por El,en El y para El.

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