Robert J. McClory, obispo de Gary, en Indiana, ha decretado que los fieles se arrodillen en Misa después de cantar el «Agnus Dei» (Cordero de Dios) hasta la comunión como forma tradicional de reverencia hacia la Eucaristía.
“Al arrodillarnos, reconocemos que Jesús está verdaderamente presente en la Sagrada Eucaristía, y nos arrodillamos ante Él para adorarlo porque Jesús es el Rey de reyes y Señor de señores”, escribe el obispo de Gary en una carta a los fieles.
La iniciativa de McClory pretende sumarse a una revitalización de la veneración eucarística que se está produciendo en toda la Iglesia estadounidense. Por eso ha decretado que los fieles se arrodillen después del Cordero de Dios, después de dos décadas en las que se ha descuidado esta práctica tradicional.
También anima en su carta, aunque no decreta, que después de comulgar los fieles se mantengan rezando de rodillas en sus bancos.
La decisión del obispo se ha tomado con el apoyo del Consejo sacerdotal. El prelado ha aprovechado la ocasión para exhortar a los fieles a que valoren el silencio durante la liturgia.