El presidente de la Conferencia Episcopal polaca denuncia que católicos con atracción hacia el mismo sexo «se sienten abandonados por la Iglesia»

El presidente de la Conferencia Episcopal polaca denuncia que católicos con atracción hacia el mismo sexo «se sienten abandonados por la Iglesia»

El arzobispo Stanisław Gądeck, presidente de la Conferencia Episcopal de Polonia, ha concedido una entrevista al Catholic World Reporter para hablar del quinto Sínodo en el que ha participado.

Sobre la experiencia sinodal de dar voz a todo el mundo en las fases previas a la de Roma, el arzobispo polaco reconoció que a veces la voz “no católica” era más audible que la “católica”. Además añade que «la diversidad de opiniones y los equilibrios al borde de la ortodoxia también se escucharon en Roma, lo que se reflejó en parte en el documento final». También afirma que «era nueva la cláusula de confidencialidad para todos sobre lo ocurrido en el Aula del Sínodo» y confirma que «con la excepción de James Martin, que rompió esta regla en una reunión con los embajadores de la Unión Europea, todos los demás la siguieron».

Funcionamiento del Sínodo

El jefe del episcopado polaco asegura que pasaron una cantidad considerable de tiempo en grupos pequeños, donde, sin embargo, «no hubo oportunidad de mantener una conversación auténtica. El requisito era “escuchar sin prejuicios” al interlocutor y no entrar en polémicas».

Gadeck se muestra insatisfecho con el transcurso del Sínodo y subraya que «algunos participantes lograron hablar tres o cuatro veces. Yo, curiosamente, no tuve tanta suerte. Nos animaron a enviar posiciones a la secretaría, pero nadie parece haberlas leído hasta ahora». El propio arzobispo, lejos de inflar las cifras, reconoce abiertamente que en Polonia «menos del 1 por ciento de los católicos participaron en todo el proceso de consulta».

Por otro lado, destaca en la entrevista que «las principales cuestiones planteadas por las Iglesias occidentales, incluida la alemana, son las de una civilización consumista en la que la gente se ha acostumbrado a no tener que negarse nada. Las iglesias de los países en desarrollo a menudo carecen de recursos materiales, pero no de fe y de testimonio de vida. Así, tenemos un encuentro de Iglesias del “exceso” e Iglesias de la ‘escasez'».

El arzobispo polaco revela  que el día de la inauguración del Sínodo todos recibieron por correo electrónico los documentos del Camino Sinodal alemán. «Casi todas las reivindicaciones allí enumeradas me plantean serias preocupaciones. Creo que la Iglesia en Alemania está atravesando la mayor crisis desde la Reforma», asegura el prelado.

«Los documentos se basan profusamente en la teología protestante y el lenguaje de la política moderna. De allí surge la convicción de que la Iglesia debe amoldarse al mundo adoptando un sistema democrático y las normas de una burocracia liberal», asegura Gadeck.

Bendiciones parejas homosexuales

Sobre las bendiciones de las uniones homosexuales, el presidente de la conferencia episcopal de Polonia defiende que aceparlo, «significaría que la Iglesia aprueba el estilo de vida de las parejas homosexuales (aunque no las equipare con los matrimonios), lo que también significa sexo entre parejas del mismo sexo. Lo que siempre se ha definido como pecado en la tradición judeocristiana ahora se convertiría en algo positivo».

«La Iglesia Católica distingue entre inclinaciones homosexuales y actos homosexuales. Los primeros, aunque desordenados, no se consideran pecaminosos. Estos últimos son pecaminosos y, según palabras del Catecismo, “de ningún modo serán aprobados por la Iglesia”. La Iglesia llama a las personas con inclinaciones homosexuales a una vida de castidad. Si bien una persona no puede decidir personalmente sobre su inclinación, no se le niega la libertad que le permite vivir de acuerdo con su propia elección informada», agrega con gran certeza el arzobispo polaco.

Católicos con atracción al mismos sexo abandonados por la Iglesia

Gadeck denuncia que algunos, que a menudo se identifican «con la designación LGBTQ+, llevan vidas que están claramente en desacuerdo con las enseñanzas de la Iglesia, pero a menudo buscan cambiar esa enseñanza. Otros, que no se identifican con el nombre anterior, viven una vida de castidad y esperan que la Iglesia los refuerce en esta elección a través de su enseñanza. Las personas de este segundo grupo no se sienten rechazadas por la moral sexual católica. Al contrario. A través de las enseñanzas de la Iglesia, han podido comprenderse mejor a sí mismos y han experimentado un encuentro profundo con Cristo a través de los sacramentos. Les duele que en la práctica pastoral ya no encuentren cada vez más las enseñanzas de la Iglesia».

El líder de los obispos polacos prosigue y sostiene que estas personas (católicos que sienten atracción hacia personas del mismo sexo),» a pesar de intentar vivir en estado de gracia santificante y luchar por la santidad, se sienten abandonadas por la Iglesia, que ignora su necesidad de guía y apoyo espiritual. Ven el ataque a las enseñanzas de la Iglesia que siguen en sus vidas como un ataque directo a su propia fe y a su opción de vida de fidelidad a Cristo. No entienden por qué la Iglesia intenta marginarlos. No sólo se sienten solos, sino que también están psicológicamente desestabilizados por una práctica pastoral que socava el significado de la castidad y la capacidad de la persona para vivir en castidad. Por ejemplo, los representantes del grupo American Courage no fueron invitados al sínodo».

Diaconado femenino y celibato

«Alemania está presionando mucho para introducir el diaconado de las mujeres», reconoce el arzobispo. Gadeck subraya que «la introducción del diaconado de las mujeres no sería una solución al problema, sino que sólo avivaría la disputa sobre la ordenación de las mujeres al sacerdocio».

En cuanto al celibato, «debemos ser conscientes de que quienes hablan de la “voluntariedad” del celibato en realidad abogan por su abolición. El celibato es una de las señales más importantes de que uno cree verdaderamente en la realidad y la verdad de Dios. Es el tesoro genuino de nuestra Iglesia», asegura el arzobispo.

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