Este miércoles, 25 de octubre, fue publicada la Carta de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos al Pueblo de Dios. Compartimos el texto integral de la “Carta al pueblo de Dios” que fue aprobada por la Asamblea sinodal.
Sin grandes sorpresas en el primer documento oficial de este Sínodo. La Santa Sede ha publicado la carta de la Asamblea sinodal a los fieles en la que se hace balance de las sesiones realizadas durante estos días en el Aula Pablo VI del Vaticano.
Los tiros van por donde siempre han querido que fueran en Roma. Con frases ‘sutiles y bonitas’, de este primer texto se desprende el controvertido rumbo hacia el que algunos quieren conducir a la Iglesia.
En la carta, afirman que durante estos días «le hemos encomendado (a Dios) nuestra Casa común, donde resuenan, cada vez con mayor urgencia». También puede leerse en esta misiva que «para progresar en su discernimiento, la Iglesia necesita absolutamente escuchar a todos, comenzando por los más pobres». Vuelve a sonar el «todos, todos, todos», sin excepción y sin importar que crean en Dios, en la luz eléctrica o en la nada.
Los padres y madres sinodales escriben que ahora, «se trata de escuchar a aquellos que no tienen derecho a la palabra en la sociedad o que se sienten excluidos, también de la Iglesia«. Claro guiño de la Asamblea a la comunidad LGTB. También piden «escuchar a las personas víctimas del racismo en todas sus formas, en particular en algunas regiones de los pueblos indígenas cuyas culturas han sido humilladas». Se dice además, que «la Iglesia de nuestro tiempo tiene el deber de escuchar, con espíritu de conversión, a aquellos que han sido víctimas de abusos cometidos por miembros del cuerpo eclesial, y de comprometerse concretamente y estructuralmente para que eso no vuelva a suceder».
Lean la carta completa que compartimos a continuación, y saquen sus propias conclusiones:
Queridas hermanas, queridos hermanos:
Cuando se acerca la conclusión de los trabajos de la primera sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, queremos, con todos vosotros, dar gracias a Dios por la hermosa y rica experiencia que acabamos de vivir. Este tiempo bendecido lo hemos vivido en profunda comunión con todos vosotros. Hemos sido sostenidos por vuestras oraciones, llevando con nosotros vuestras expectativas, vuestras preguntas y también vuestros miedos.
Han pasado ya dos años desde que, a petición del Papa Francisco, se inició un largo proceso de escucha y discernimiento, abierto a todo el pueblo de Dios, sin excluir a nadie para “caminar juntos”, bajo la guía del Espíritu Santo, discípulos misioneros siguiendo a Jesucristo.
La sesión que nos ha reunido en Roma desde el 30 de septiembre constituye una etapa importante en este proceso. Por muchos motivos, ha sido una experiencia sin precedentes. Por primera vez, por invitación del Papa Francisco, hombres y mujeres han sido invitados, en virtud de su bautismo, a sentarse en la misma mesa para formar parte no solo de las discusiones, sino también de las votaciones de esta Asamblea del Sínodo de los Obispos. Juntos, en la complementariedad de nuestras vocaciones, de nuestros carismas y de nuestros ministerios, hemos escuchado intensamente la Palabra de Dios y la experiencia de los demás. Utilizando el método de la conversación en el Espíritu, hemos compartido con humildad las riquezas y las pobrezas de nuestras comunidades en todos los continentes, tratando de discernir lo que el Espíritu Santo quiere decir a la Iglesia hoy.
Así hemos experimentado también la importancia de favorecer intercambios recíprocos entre la tradición latina y las tradiciones del Oriente cristiano. la participación de delegados fraternos de otras Iglesias y Comunidades eclesiales ha enriquecido profundamente nuestros debates. Nuestra asamblea se ha llevado a cabo en el contexto de un mundo en crisis, cuyas heridas y escandalosas desigualdades han resonado dolorosamente en nuestros corazones y han dado a nuestros trabajos una gravedad peculiar, más aún cuando algunos de nosotros venimos de países en los que la guerra se intensifica.
Hemos rezado por las víctimas de la violencia homicida, sin olvidar a todos a los que la miseria y la corrupción les han arrojado a los peligrosos caminos de la emigración. Hemos garantizado nuestra solidaridad y nuestro compromiso al lado de las mujeres y de los hombres que en cualquier lugar del mundo actúan como artesanos de justicia y de paz.
Por invitación del Santo Padre, hemos dado un espacio importante al silencio, para favorecer entre nosotros la escucha respetuosa y el deseo de comunión en el Espíritu. Durante la vigilia ecuménica de apertura, experimentamos cómo la sed de unidad crece en la contemplación silenciosa de Cristo crucificado. “La cruz es, de hecho, la única cátedra de Aquel que, dando su vida por la salvación del mundo, encomendó sus discípulos al Padre, para que ‘todos sean uno’ (Jn 17,21). Firmemente unidos en la esperanza que nos da Su Resurrección, Le hemos encomendado nuestra Casa común, donde resuenan, cada vez con mayor urgencia, el clamor de la tierra y el clamor de los pobres: ‘¡Laudate Deum!’”, recordó el Papa Francisco precisamente al inicio de nuestros trabajos. Día tras día, hemos sentido el apremiante llamamiento a la conversión pastoral y misionera. Porque la vocación de la Iglesia es anunciar el Evangelio no concentrándose en sí misma, sino poniéndose al servicio del amor infinito con el que Dios ama el mundo (cf. Jn 3,16).
Ante la pregunta de qué esperan de la Iglesia con ocasión de este sínodo, algunas personas sin hogar que viven en los alrededores de la Plaza de San Pedro respondieron: “¡Amor!” Este amor debe seguir siendo siempre el corazón ardiente de la Iglesia, amor trinitario y eucarístico, como recordó el Papa, evocando el 15 de octubre, en la mitad del camino de nuestra asamblea, el mensaje de Santa Teresa del Niño Jesús. “Es la confianza” lo que nos da la audacia y la libertad interior que hemos experimentado, sin dudar en expresar nuestras convergencias y nuestras diferencias, nuestros deseos y nuestras preguntas, libremente y humildemente.
¿Y ahora? Esperamos que los meses que nos separan de la segunda sesión, en octubre de 2024, permitan a cada uno participar concretamente en el dinamismo de la comunión misionera indicada en la palabra “sínodo”. No se trata de una ideología, sino de una experiencia arraigada en la Tradición Apostólica. Como nos recordó el Papa al inicio de este proceso: “Si no se cultiva una praxis eclesial que exprese la sinodalidad […] promoviendo la implicación real de todos y cada uno, la comunión y la misión corren el peligro de quedarse como términos un poco abstractos” (9 de octubre de 2021). Los desafíos son múltiples y las preguntas numerosas: la relación de síntesis de la primera sesión aclarará los puntos de acuerdo alcanzados, evidenciará las cuestiones abiertas e indicará cómo continuar el trabajo”.
Para progresar en su discernimiento, la Iglesia necesita absolutamente escuchar a todos, comenzando por los más pobres. Eso requiere, por su parte, un camino de conversión, que es también un camino de alabanza: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños” ( Lc 10,21). Se trata de escuchar a aquellos que no tienen derecho a la palabra en la sociedad o que se sienten excluidos, también de la Iglesia. Escuchar a las personas víctimas del racismo en todas sus formas, en particular en algunas regiones de los pueblos indígenas cuyas culturas han sido humilladas. Sobre todo, la Iglesia de nuestro tiempo tiene el deber de escuchar, con espíritu de conversión, a aquellos que han sido víctimas de abusos cometidos por miembros del cuerpo eclesial, y de comprometerse concretamente y estructuralmente para que eso no vuelva a suceder.
La Iglesia necesita también escuchar a los laicos, a las mujeres y a los hombres, todos llamados a la santidad en virtud de su vocación bautismal: el testimonio de los catequistas, que en muchas situaciones son los primeros en anunciar el Evangelio; la sencillez y la vivacidad de los niños, el entusiasmo de los jóvenes, sus preguntas y sus peticiones; los sueños de los ancianos, su sabiduría y su memoria. La Iglesia necesita escuchar a las familias, sus preocupaciones educativas, el testimonio cristiano que ofrecen en el mundo de hoy. Necesita acoger las voces de aquellos que desean ser involucrados en ministerios laicales o en organismos participativos de discernimiento y de decisión. La Iglesia necesita particularmente, para progresar en el discernimiento sinodal, recoger todavía más las palabras y la experiencia de los ministros ordenados: los sacerdotes, primeros colaboradores de los obispos, cuyo ministerio sacramental es indispensable en la vida de todo el cuerpo; los diáconos, que a través de su ministerio representan la preocupación de toda la Iglesia por el servicio a los más vulnerables. Debe también dejarse interpelar por la voz profética de la vida consagrada, centinela vigilante de las llamadas del Espíritu. Y debe también estar atenta a aquellos que no comparten su fe, pero que buscan la verdad, y en los que está presente y activo el Espíritu, Él que ofrece “a todos la posibilidad de que, en la forma de sólo Dios conocida, se asocien a este misterio pascual” (Gaudium et spes 22).
“El mundo en el que vivimos, y que estamos llamados a amar y servir también en sus contradicciones, exige de la Iglesia el fortalecimiento de las sinergias en todos los ámbitos de su misión. Precisamente el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio” (Papa Francisco, 17 de octubre de 2015). No debemos tener miedo de responder a esta llamada. La Virgen María, primera en el camino, nos acompaña en nuestro peregrinaje. En las alegrías y en los dolores Ella nos muestra a su Hijo y nos invita a la confianza. ¡Es Él, Jesús, nuestra única esperanza!
Ciudad del Vaticano, 25 de octubre de 2023
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Parece escrita por un político de mis tierras latinoamericanas…
Que Dios nos regale más santos y menos políticos
Es que todos salen de las mismas logias y de las mismas sinagogas
Es que todos salen de las mismas logi@s y las mismas sinagog@s
Pués la verdad no se han visto muchos pobres en las mesas redondas donde se sentaban.
Ya está bien del mantra de » los pobres», con ese recurrimiento solo pretenden acallar su conciencia y hacer creer que son muy misericordiosos.
Ya que hacen citas interesadas porqué no se acuerdan de Judas que abogaba por los pobres y se quedaba con el dinero
No dice nada nuevo. Es un retorno constante hacia los mantras de los 70
Indietrismo progreta…
jajajajaja ¡Me gustó!
El Camino es Cristo, senda estrecha y escarpada, y no la sinodalidad sinodal, camino ancho y espacioso que abarca todas las contradicciones, el griterío de los rebeldes, inclusivo, ecológico y global.
Así es.
Pues es más espiritual de lo que se esperaba! Recoge la vocación a la santidad bautismal ! Pues esa es el fundamento de cualquier ulterior conclusión. La Palabra De Dios que han escuchado y la Tradición recibida debiera garantizar cada conclusión. No será fácil cambiar aspectos esenciales.
La carta del Sínodo a los fieles… He leído la carta del Sínodo a los fieles…😂
¿Pobres?
Una cuadrilla de impostores,aburridos diletantes jugando a buenismo de salón.
¡Hay que resistir a estos impíos!
Y tienen la desvergüenza de autotildarse padres y madres de no sé qué palabro.
¡Y de escribirnos,convencidos de que no somos hijos,sino primos!
«No se puede vivir siempre con miedo»,decía hace unos días una de esas Clitemnestras decadentes.
«Pues no la hagas,y no la temas»,que eso sí que salió del cuño y sabiduría del pueblo llano…
Me pareció una porquería de carta. Ni siquiera soy tradicionalista. A penas crecí con la llamada Misa Nueva. O sea, ni siquiera espero guiños al conservadurismo. Pero esta carta es fatal. Unas 3 citas bíblicas, una María corcho de vino que siempre sirve para cerrar documentos y nada más. Lo que más vacío me generó es que no hay nada de los sacramentos, excepto el Bautismo. El hincapié es en la representatividad. A punto de parecerse al arca de Noé y sus variados animales. Solo faltó afirmar que los más del billón de católicos deberían ser escuchados ya que quieren oír a todo el mundo, incluso quien no está en la Iglesia. Yo no hago la menor idea de hacia dónde quiere ir una Iglesia que quiere evangelizar, en salida pero que no es estimulada a esto. Confieso que sentí falta de la Pachamama, del condón y del CO2. Lo bueno es que queda tiempo para inserir todo ello y así dejar el documento final con unas 500 páginas. Por Dios!
¿ Escuchar a los pobres ? ¿ Para qué ? ¿ Para que hablen de teología o de moral ?
Los pobres lo que necesitan es dinero para comer. Que hable con ellos el director del IOR y les dé, es lo que hace falta
Esto no es serio. Este pachamamismo que todo lo pringa, con una neolengua, «Iglesia en salida» decía el otro día un sacerdote africano en la homilia,
que crea mundos paralelos llenos de unicornios y buenismo, pero que esconden guillotinas para quien no trague
nada nuevo paso con la carta
Ya lo dijo la Virgen en La Salette: «Roma perderá la fe.»
En el sínodo se aprecia un fuerte debilitamiento de la fe, y una infestación de la ideología del NOM.
Católicos: ¡Resistid contra Francisco y su sínodo!
Siguiendo su consejo, he sacado desde la libertad como Hijo de Dios en Cristo mis propias conclusiones. No comparto el mensaje catastrofista de lo que dice ser una información pero no deja de ser un mero artículo de opinión cuyas conclusiones ya se intuyen desde la primera línea.
Pero está claro que la Iglesia y con ella el mundo están en un cambio de época, y que muchos eclesiásticos y opinadores de este medio y de otros miran más al mundo y a ellos mismos que a Cristo y su Evangelio. Para mí, este es el peligro fundamental. Pero, miedo?. No, para nada, el Señor corregirá, como siempre, el rumbo de su Iglesia si se aleja de su voluntad. Si no es del Espíritu, lisa y llanamente no saldrá adelante.
No,no.
Sí lo del miedo lo ha dicho una madrastra sinodorria.
Confesión de parte,que dicen los juristas.
Precisamente lo que está pasando es lo contrario que Vd dice: se está mirando al mundo y no a Cristo y su Evangelio. Tan sencillo como mirar las pocas referencias a la Palabra De Dios y las muchas a documentos de la ONU y similares …
Y cómo sabe Pacón que Dios, lo que quiere del año 2001 al 3001, es la sinodalidad? ¡ Mira que son años! Y además, qué c. es la sinodalidad más que un caballo de Troya? Ya está bien de tomaduras de pelo
Los censores super catholicus eliminaron mi primer mensaje y no publicaron el
segundo. No les habrá gustado nada, nada, nada. Son unos cracks jajaja
¡Pobrecito troll, que le borran sus inocuas e imprescindibles aportaciones! Ande, no sea obseso: si yo fuera censor, directamente no le publicaría ni un solo comentario, dándole así la oportunidad de que emplee su inestimable tiempo en tomar el pelo a cualquier miembro de su familia que desee (si se lo permite). Pero, como no lo soy, me limito a corregir sus múltiples disparates y desvaríos.
««todos, todos, todos», sin excepción y sin importar que crean en Dios, en la luz eléctrica o en la nada.»
Gracias a Dios que la espuria y retorcida afirmación después del «todos, todos, todos» no viene en la carta. Es un añadido de Infovaticana.
Qué desmemoriado es usted: cuando ha escrito lo mismo por primera vez, ya sabe lo que le he respondido: que esa «afirmación después del ‘todos, todos, todos’ [que según usted] no viene en la carta», viene de forma implícita, porque, si no, en vez de «todos, todos, todos», serían sólo «algunos, algunos, algunos», cosa que ni Francisco, ni los sinodales, están dispuestos a asumir, como demuestra el resto del texto, así como todas las emanaciones pontificias. Por tanto, lo único retorcido no es aquello que está implícito y que entiende cualquiera con dos dedos de frente y que lea de forma comprensiva, sino su deposición de troll «subversivo» de cuarta regional que le tiene alergia a la verdad. Y a ver si tiene un poquito de temor a Dios, que le ha de juzgar, y deja de tomar Su santo nombre en vano: si el «todos, todos, todos» no tiene el redundante añadido para que usted lo comprenda, no es «gracias a Dios», sino porque se entiende sin él.
Una VERGÜENZA, lo mejor que puede ocurrir es cerrar todos los templos, echar del papa para abajo, hasta el último diácono, son todos un desastre, cualquier cosa menos gente de fe.
Uno visita algunos templos y mirando los bancos y reclinatorios, el tipo de madera etc. no evidencia humildad y caridad.
Los supuestos consagrados siguen paveando por allí y los laicos hacen el trabajo.
Creo que Basta de curas. Tanta payasada me cansó mejor que el laico pueda consagrar su propia eucaristía.
Donde Jesús creo diáconos?? Fueron los apostoles (traidores que lo dejaron solo) origen de los politicos de mi país, beneficio personal.
Donde habla de los pobres de dinero, solo los de espíritu; Jesús vino a cumplir la Ley no a cambiarla, donde acepta a los invertidos.
Estos deberian aprender las escrituras y el catecismo y cumplirlo.
«mejor que el laico pueda consagrar su propia eucaristía»
Los laicos no pueden consagrar. Sólo tienen capacidad para hacerlo aquellos que han recibido el sacramento del Orden Sacerdotal (es de 1º de catequesis).
Una carta que llama al prejuicio por su redundancia hueca y democratizadora, si ya es intrincado descubrir la acción del espíritu en el Cónclave por un acto de fe, como para dar crédito a esta hipertrofia de este Pentecostés de pacotilla, simplemente la sustitución del reino de Dios por la casa común, es toda una mistificación herética de la buena nueva, tanto como la mención reiterada de una pobreza que no llama al desprendimiento y el abandono en la Providencia, sino que alude machaconamente al reparto revanchista entre tahúres. El único reto de los tiempos es el que se deriva del infinito progreso material jamás vivido en el tiempo que embota el alma y no deja hueco a la simplicidad del encuentro con Dios, porque ya no parece necesitarse. El mismo hecho de las migraciones masivas, es la prueba del señuelo que representa la sociedad de consumo y la congoja de sentirse excluido.Toda esta categoría de la exclusión es la que hace pensar en la pobreza de Cristo que nunca fue tal.
Nunca imagine un mamarracho semejante.
Nadie leera esta carta, como nadie ha leido los panfletos de Abus-Oglio.
Esperemos un pronto velorio.
Esto es la promoción del pecado, donde es evidente que al mal le llaman bien, y al mal bien. Pero a mi no me va coger estos amigos de satanás. Yo seguiré con el Santo Rosario todos los días, visitas al Santísimo, Santa Misa diaria, sacramentos. Y siempre que tenga oportunidad a cualquier cura o vecino les diré que se conviertan y crean Evangelio, palabra de Cristo. Y por supuesto que no escuchen a bergoglio y camaradas secuaces.
15 errores de la carta del sínodo (y hay más):
1-La carta dice que han vivido el tiempo del sínodo “en comunión con todos vosotros”, lo cual es falso, pues los sinodales díscolos no están en comunión con los que defendemos la verdadera doctrina.
2-Dicen: “llevando con nosotros vuestras expectativas, vuestras preguntas”, lo cual es falso, pues ellos demuestran con sus aportaciones, que sólo escuchan a una parte, a la otra, nos desprecian, como hace Francisco que nos insulta llamándonos “rígidos”.
3-Dicen: “proceso de escucha y discernimiento, abierto a todo el pueblo de Dios, sin excluir a nadie para caminar juntos, bajo la guía del Espíritu Santo.” Esto es, además de falso, pues a la parte tradicional no la escuchan, además es una contradicción, pues si se escucha al mundo entonces no se escucha al Espíritu Santo, ya que “No se puede servir a dos señores” (Mt 6,24) y “Mi Reino no es de este mundo.” (Jn 18,36)
4-Dicen: “Hombres y mujeres han sido invitados… a sentarse en la misma mesa para formar parte… de las votaciones de esta Asamblea del Sínodo de los Obispos.” Esto es erróneo, pues si es un sínodo de obispos, los laicos no pintan nada allí, y si hay laicos ya no es un sínodo de obispos.
5-Dicen: “Utilizando el método de la conversación en el Espíritu… tratando de discernir lo que el Espíritu Santo quiere decir a la Iglesia hoy.” Esto es subjetivismo espiritualista, como si ellos tuvieran línea directa con el Espíritu Santo que les estuviera inspirando de forma directa. Y también es un abuso, porque quieren justificarse con una supuesta autoridad del Espíritu Santo. Además, el Espíritu Santo no quiere decir hoy cosas distintas a las que dijo en el pasado, pues no puede haber contradicción en Dios.
6-Dicen: “La participación de delegados fraternos de otras iglesias y comunidades eclesiales ha enriquecido profundamente nuestros debates.” Cuando la Iglesia Católica debe iluminar a los hermanos separados, no sentarse a dialogar, sin más, con ellos.
7-Hablan de guerras, pero se olvidan del aborto (que es el que causa más muertos).
8-Secundan el dogma climático al exhortar al cuidado de “la casa común.”
9-Hablan de “amor” mientras cancelan a los que no piensan como ellos.
10-Dicen: “No se trata de una ideología, sino de una experiencia arraigada en la Tradición Apostólica.” Cuando es justo lo contrario, el sínodo de Francisco se aparta de la Tradición Apostólica para secundar la ideología del nuevo orden mundial.
11-Dicen: “Si no se cultiva una praxis eclesial que exprese la sinodalidad…” Pero es falso, porque ni ellos son realmente sinodales, ni la Iglesia debe poner el acento en la sinodalidad, sino en la fidelidad a la doctrina definida.
12-Dicen: “Para progresar en su discernimiento, la Iglesia necesita absolutamente escuchar a todos.” Pero ellos no escuchan a todos (el Papa no contesta dubias, y cuando lo hace, es de forma ambigua). Además, Cristo no mandó “Id y escuchad”, sino “Id y enseñad.” (Mt 28,20). El acento no hay que ponerlo en la escucha sino en la enseñanza. Y la Iglesia no puede caer en asamblearismo, sino que tiene una doctrina revelada que es la que debemos escuchar.
13-Hablan de temas políticamente correctos: “excluidos de la Iglesia”, “racismo”, “indígenas”, “víctimas de abusos de clérigos”, mientras se niegan a hablar de lo que más falta hace (proselitismo, aborto, ideología de género, Agenda 2030, etc.).
14-Dicen, respecto a aquellos que no comparten la fe católica: “El Espíritu…ofrece a todos la posibilidad de que… se asocien a este misterio pascual.” Cuando es dogma que no hay salvación fuera de la Iglesia, pues dice el Señor: “El que crea y se bautice se salvará y el que no crea se condenará.” (Mc 16,16). Y el Concilio de Florencia definió: “Nadie que no esté dentro de la Iglesia Católica… puede hacerse partícipe de la vida eterna.” (Dz 714).
15-Dicen: “El mundo en el que vivimos, y que estamos llamados a amar y servir.” Cuando dice el Señor: “Mi Reino no es de este mundo.” (Jn 18,36)
A quien debemos servir no es al mundo sino a Dios, y como decía San Alfonso María de Ligorio: “Hay que hollar el mundo con desprecio.”
…largo proceso de escucha y discernimiento, abierto a todo el pueblo de Dios, sin excluir a nadie para “caminar juntos”, bajo la guía del Espíritu Santo…
a mi estos burócratas modernistas no me han preguntado nada, yo no quiero caminar junto a ellos. Solo quiero caminar bajo la guía del Espíritu Santo.
Lo mejor que se puede esperar de un producto de este Vaticano III es el hastío. De ahí para abajo, hacia el infierno, cualquier cosa, pasando por la ñoñería, la auto-referencia, el escándalo, la herejía y hasta la adoración a ídolos. En este caso el hastío, la ñoñería y la adoración a los ídolos de los pobres y la «casa común», entre otros. Son tan melifluas las frases, tan batido el veneno entre el azucar que apenas se ve. Pero se nota.
Parece que se guardan lo peor para más adelante.
No falta el autobombo y la pedantez ñoña:
«Hemos garantizado nuestra solidaridad y nuestro compromiso al lado de las mujeres y de los hombres que en cualquier lugar del mundo actúan como artesanos de justicia y de paz»
Un hallazgo que para si quisiera Zapatero.
Iglesia ecumenica ,masonica con teologia de la liberacion,y un mucho de hippies amor y paz …all you need is love…love ,imagine all the people ….no religion , no heaven …
Dios es amor y felicidad.
Sí: felicidad en el cielo; justo lo contrario de lo que dice la canción a atea señalada por Carmina. Y, además de Amor (que solo existe en la Verdad), es Justicia.
He intentado leer esta carta pero su lenguaje me parece tan confuso que parece escrita para que los fieles de a pie nos quedemos a dos velas.
Madre mía, tanta «conversación en el Espíritu» para esto…hablar sin decir nada.