Cómo entiende el diálogo el islam

crisis fe España Zarraute
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Hoy, les ofrecemos este extracto del libro «De la crisis de fe a la descomposición de España» del sacerdote Gabriel Calvo Zarraute. La tesis principal de este libro es que las dos agonías están conectadas porque la fidelidad al cristianismo ha sido el hilo conductor de la historia de España. El tema de este libro es una crítica valiente y dolorida a la Iglesia por haber descuidado su misión primordial en este momento histórico de autodestrucción humana. Cuando Occidente más necesitaba que le recordaran que este mundo no lo es todo, la Iglesia se rindió al mundo.

Les ofrecemos el extracto del libro en donde Zarraute analiza cómo entiende el diálogo el islam:

El cristianismo ha sido desde el principio objeto de un odio mezclado con desprecio por parte del islam. Para éste es una religión superada, que ha traicionado el mensaje de Jesús, que ha manipulado el Evangelio (en singular) para borrar el anuncio de la venida de Mahoma, que asocia dos criaturas, por ejemplo, Jesús y María, al único Dios que es Alá. En la sociedad mahometana de antaño, el cristianismo, al igual que el judaísmo, era tolerado siempre y cuando fuera en interés del islam dominante. Los cristianos pagaban un impuesto especial y tenían que someterse a reglas destinadas a humillarlos, como dice el Corán (IX, 29), para que entendieran que les convenía cambiar a la religión «verdadera».

Que los musulmanes presentes en la Europa de hoy se encuentren, objetivamente hablando, en su mayoría, en la parte inferior de la escala social, se experimenta no sólo como algo doloroso, sino también como una situación contraria a la naturaleza y, en cualquier caso, contraria a la voluntad de Alá. La noción de «choque de civilizaciones» a la que alude el libro de Samuel Huntington se refiere también a un choque entre dos sistemas de normas, e incluso entre dos leyes divinas: la cristiana, creada por Dios y buscada por la razón y la conciencia; y la islámica, dictada por el Corán y la conducta de Mahoma, que la recibió, como un mero amanuense (aunque nunca aprendió a leer y escribir), sin añadir ni quitar nada.

El islamismo y el islam son diferentes, pero insistimos, se trata de una diferencia de grado más que de naturaleza, como señala, aunque muy tímidamente y casi pidiendo perdón por ello, Bruno Étienne en El islamismo radical. El islamismo es un islam apresurado, ruidoso y desordenado; el islam es un islamismo paciente, discreto y metódico. Aunque parece que ambos se necesitan recíprocamente. El objetivo declarado del islam, desde el principio, no es la conversión de todo el mundo sino su conquista, no necesariamente militar, sino política. A este respecto, baste recordar que la invasión sarracena de la Hispania visigoda en el siglo VIII no significó una sangrienta y prolongada batalla por hacerse con cada uno de los núcleos de población, como muestra Serafín Fanjul en Al-Andalus contra España. La forja de un mito y La quimera de Al-Andalus. El islam actual trata de establecer regímenes en los que esté en vigor alguna forma de ley islámica, de modo que en una segunda etapa sus súbditos tendrán interés, a largo plazo, en convertirse. Por la cuenta que les trae.

El problema es, en primer lugar, saber con quién se quiere dialogar. La mayoría de las veces imaginan que tienen que hacerlo con asociaciones que dicen ser islámicas. Imaginan que el islam es una religión o un culto, ambas nociones interpretadas según la proyección del modelo de lo que se entienden comúnmente por estas palabras entre occidentales. Es decir, según el modelo del catolicismo romano. Sin embargo, el islam es ante todo una ley. Esta ley es obligatoria, mientras que las obras de piedad son suplementarias, como las propuestas por el misticismo sufí, son opcionales. Es la sharía la que determina el ritmo de la oración, la que especifica las fiestas y los sacrificios. Es musulmán, y no sólo de cultura musulmana, quien reconoce a esta ley islámica una autoridad soberana y por lo tanto la obedece.

Es posible entenderse con los musulmanes a nivel individual basándose en la razón común y, también, en los pocos valores compartidos, como el sentido de lo sagrado, la familia (aunque la poligamia mora sea un grave escollo), la moralidad, etc. Sin embargo, es difícil entenderse con el islam en cuanto tal porque el islam no tiene una cabeza visible como el Papa, una jerarquía conocida como los obispos, una interpretación oficial, normativa y única del Corán como nosotros el Catecismo de la Iglesia Católica y el Código de Derecho Canónico. Es, por tanto, sumamente difícil saber con quién se está hablando. En este sentido, tiene semejanzas con la noción de la libre interpretación de los protestantes. Cada musulmán puede definirse a sí mismo como representante del islam e imponer su interpretación del Corán como justa. Esto crea una confusión notable e imposibilita un verdadero entendimiento. 

Las políticas europeas de laicidad o laicismo que se limitan a ocultar la dimensión espiritual de la vida humana no han funcionado porque en el hombre hay una búsqueda continua de lo sobrenatural, de lo trascendente que la modernidad no satisface porque la oculta e impide, más todavía, la castra. De ahí que el vacío, que ya no se llena con la identidad cristiana, se llenará con la del islam que, según José Antonio Crespo en Los esclavos blancos: «desconoce las palabras tolerancia y reciprocidad».

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Este fragmento ha sido extraído del libro De la crisis de fe a la descomposición de España (2021) de Gabriel Calvo Zarraute, publicado por Bibliotheca Homo Legens.

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Comentarios
2 comentarios en “Cómo entiende el diálogo el islam
  1. El Islam nunca dialoga. Como mucho aparenta dialogar, mientras no tiene el poder.
    Pero una vez tiene el poder se impone la sharia y no hay mas que hablar. Solo hay que ver lo que pasa en los paises de mayoria musulmana.

  2. El islam no dialoga ni predica, sino que invade y conquista. Así se expandió en épocas pasadas, y éste sigue siendo su método.
    Además, el islam es intolerante ante las demás religiones, y de hecho, el Corán manda perseguir a los que no son musulmanes.

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