El Papa Francisco ha anunciado al final de la catequesis de este miércoles que ha convocado para el viernes 27 de octubre, una jornada de ayuno y oración, de penitencia, a la que invita a unirse, de la forma que consideren oportuno,» a las hermanas y los hermanos de las varias confesiones cristianas, los pertenecientes a otras religiones y a cuantos tienen en el corazón la causa de la paz en el mundo».
El Pontífice sigue muy de cerca el conflicto entre Israel y Hamás y ah vuelto a pedir a los cristianos que tomemos parte en el conflicto rezando activamente por la paz.
En cuanto a la catequesis pronunciada, el Santo Padre la ha dedicado a san Carlos de Foucauld. De él, ha señalado nos recuerda que «el primer paso para evangelizar es tener a Jesús dentro del corazón, es “perder la cabeza” por Él».
Francisco ha lanzado una crítica a «algún movimiento nuevo que está surgiendo» porque en vez de hablar de Jesús «hablan de su visión de la humanidad, hablan de su espiritualidad y ellos se sienten un camino nuevo… ¿Pero por qué no habláis de Jesús? Hablan de muchas cosas, de organización, de caminos espirituales, pero no saben hablar de Jesús».
Como viene siendo habitual en este ciclo de catequesis sobre el celo apostólico, el Papa ha vuelto a arremeter por enésima vez contra el proselitismo. «Carlos testimoniaba el Evangelio. Nunca proselitismo, nunca: testimonio. La evangelización no se hace por proselitismo, sino por testimonio, por atracción», afirmó el Obispo de Roma.
Les ofrecemos la catequesis completa pronunciada por el Papa Francisco:
Catequesis. La pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente. 23. San Carlos de Foucauld, corazón palpitante de caridad en la vida oculta.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Proseguimos nuestro encuentro con algunos cristianos testigos, ricos de celo en el anuncio del Evangelio. El celo apostólico, el celo por el anuncio: nosotros estamos repasando algunos cristianos que han sido ejemplo de este celo apostólico. Hoy quisiera hablaros de un hombre que ha hecho de Jesús y de los hermanos más pobres la pasión de su vida. Me refiero a san Carlos de Foucauld el cual, «desde su intensa experiencia de Dios, hizo un camino de transformación hasta sentirse hermano de todos» (Cart. enc. Fratelli tutti, 286).
¿Y cuál ha sido el “secreto” de Carlos de Foucauld, de su vida? Él, después de haber vivido una juventud alejada de Dios, sin creer en nada si no en la búsqueda desordenada del placer, lo confía a un amigo no creyente, al que, después de haberse convertido acogiendo la gracia del perdón de Dios en la Confesión, revela la razón de su vivir. Escribe: «He perdido mi corazón por Jesús de Nazaret»[1]. El hermano Carlos nos recuerda así que el primer paso para evangelizar es tener a Jesús dentro del corazón, es “perder la cabeza” por Él. Si esto no sucede, difícilmente logramos mostrarlo con la vida. Más bien corremos el riesgo de hablar de nosotros mismos, de nuestro grupo de pertenencia, de una moral o, peor todavía, de un conjunto de reglas, pero no de Jesús, de su amor, de su misericordia. Esto yo lo veo en algún movimiento nuevo que está surgiendo: hablan de su visión de la humanidad, hablan de su espiritualidad y ellos se sienten un camino nuevo… ¿Pero por qué no habláis de Jesús? Hablan de muchas cosas, de organización, de caminos espirituales, pero no saben hablar de Jesús. Creo que hoy sería bonito que cada uno de nosotros se pregunte: Yo, ¿tengo a Jesús en el centro del corazón? ¿He perdido un poco la cabeza por Jesús?
Carlos sí, hasta el punto que pasa de la atracción por Jesús a la imitación de Jesús. Aconsejado por su confesor, va a Tierra Santa para visitar los lugares en los que el Señor ha vivido y para caminar donde el Maestro ha caminado. En particular es en Nazaret que comprende que tiene que formarse en la escuela de Cristo. Vive una relación intensa con el Señor, pasa largas horas leyendo los Evangelios y se siente su hermano pequeño. Y conociendo a Jesús, nace en él el deseo de darlo a conocer. Siempre sucede así: cuando cada uno de nosotros conoce más a Jesús, nace el deseo de darlo a conocer, de compartir este tesoro. Al comentar el pasaje de la visita de la Virgen a santa Isabel, le hace decir: «Me he donado al mundo… llevadme al mundo». Sí, pero ¿cómo? Como María en el misterio de la Visitación: «en silencio, con el ejemplo, con la vida»[2]. Con la vida, porque «toda nuestra existencia – escribe el hermano Carlos – debe gritar el Evangelio»[3]. Y muchas veces nuestra existencia grita mundanidad, grita muchas cosas estúpidas, cosas extrañas y él dice: “No, toda nuestra existencia debe gritar el Evangelio”.
Entonces decide establecerse en regiones lejanas para gritar el Evangelio en el silencio, viviendo en el espíritu de Nazaret, en pobreza y en lo escondido. Va al desierto del Sahara, entre los no cristianos, y allí llega como amigo y hermano, llevando la mansedumbre de Jesús- Eucaristía. Carlos deja que sea Jesús quien actúe silenciosamente, convencido de que la “vida eucarística” evangeliza. De hecho, cree que es Cristo el primer evangelizador. Así está en oración a los pies de Jesús, delante del tabernáculo, durante unas diez horas al día, seguro de que la fuerza evangelizadora está ahí y sintiendo que es Jesús quien le lleva cerca de tantos hermanos alejados. Y nosotros, me pregunto, ¿creemos en la fuerza de la Eucaristía? Nuestro ir hacia los otros, nuestro servicio, ¿encuentra ahí, en la adoración, su inicio y su cumplimiento?
Estoy convencido de que nosotros hemos perdido el sentido de la adoración; debemos retomarlo, empezando por nosotros los consagrados, los obispos, los sacerdotes, las monjas y todos los consagrados. “Perder” tiempo delante del tabernáculo, retomar el sentido de la adoración.
Carlos de Foucauld escribe: «Todo cristiano es apóstol»[4]; y recuerda a un amigo que «cerca de los sacerdotes hacen falta laicos que vean lo que el sacerdote no ve, que evangelizan con una cercanía de caridad, con una bondad para todos, con un afecto siempre preparado para donarse»[5]. Los laicos santos, no los que trepan. Y esos laicos, ese laico, esa laica que están enamorados de Jesús hacen entender al sacerdote que él no es un funcionario, que él es un mediador, un sacerdote. Nosotros sacerdotes necesitamos mucho tener a nuestro lado a estos laicos que creen de verdad y con su testimonio nos enseñan el camino. Carlos de Foucauld con esta experiencia anticipa los tiempos del Concilio Vaticano II, intuye la importancia de los laicos y comprende que el anuncio del Evangelio pertenece a todo el pueblo de Dios. Pero ¿cómo podemos aumentar esta participación? Como hizo Carlos de Foucauld: poniéndonos de rodillas y acogiendo la acción del Espíritu, que siempre suscita formas nuevas para involucrar, encontrar, escuchar y dialogar, siempre en la colaboración y en la confianza, siempre en comunión con la Iglesia y con los pastores.
San Carlos de Foucauld, figura que es profecía para nuestro tiempo, ha testimoniado la belleza de comunicar el Evangelio a través del apostolado de la mansedumbre: él, que se sentía “hermano universal” y acogía a todos, nos muestra la fuerza evangelizadora de la mansedumbre, de la ternura. No olvidemos que el estilo de Dios está en tres palabras: cercanía, compasión y ternura. Dios está siempre cerca, siempre es compasivo, siempre es tierno. Y el testimonio cristiano debe ir por este camino: de cercanía, de compasión, de ternura. Y él era así, manso y tierno. Deseaba que quien lo encontrara viera, a través de su bondad, la bondad de Jesús. Decía que era, de hecho, «servidor de uno que es mucho más bueno que yo»[6]. Vivir la bondad de Jesús lo llevaba a estrechar vínculos fraternos y de amistad con los pobres, con los Tuareg, con los más alejados de su mentalidad. Poco a poco estos vínculos generaban fraternidad, inclusión, valorización de la cultura del otro. La bondad es sencilla y pide ser personas sencillas, que no tengan miedo de donar una sonrisa. Y con la sonrisa, con su sencillez, hermano Carlos testimoniaba el Evangelio. Nunca proselitismo, nunca: testimonio. La evangelización no se hace por proselitismo, sino por testimonio, por atracción.
Preguntémonos entonces finalmente si llevamos en nosotros y a los otros la alegría cristiana, la mansedumbre cristiana, la ternura cristiana, la compasión cristiana, la cercanía cristiana. Gracias.
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[1] Lettres à un ami de lycée. Correspondance avec Gabriel Tourdes (1874-1915), Paris 2010, 161.
[2] Crier l’Evangile, Montrouge 2004, 49.
[3] M/314 in C. de Foucauld, La bonté de Dieu. Méditations sur les Saints Evangiles (1), Montrouge 2002, 285.
[4] Carta a Joseph Hours, in Correspondances lyonnaises (1904-1916), Paris 2005, 92.
[5] Ivi, 90.
[6] Carnets de Tamanrasset (1905-1916), Paris 1986, 188.
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Saludos
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. El próximo domingo celebraremos la Jornada Mundial de las Misiones. Pidamos al Señor que nos ayude a anunciar la Buena Nueva con alegría, con sencillez de corazón, al estilo de san Carlos de Foucauld. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa, Reina de las misiones, los cuide. Muchas gracias.
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LLAMAMIENTO
También hoy el pensamiento va a Israel y Palestina. Las víctimas aumentan y la situación en Gaza es desesperada. ¡Se haga, por favor, todo lo posible para evitar una catástrofe humanitaria!
Preocupa la posible prolongación del conflicto, mientras en el mundo ya hay muchos frentes de guerra abiertos. ¡Callen las armas! ¡Se escuche el grito de paz de los pueblos, de la gente, de los niños! Hermanos y hermanas, la guerra no resuelve ningún problema, solo siembra muerte y destrucción, aumenta el odio y multiplica la venganza. La guerra cancela el futuro. Exhorto a los creyentes a tomar en este conflicto una sola parte: la de la paz; pero no de palabra, con la oración, con la dedicación total.
Pensando en esto, he decidido convocar, el viernes 27 de octubre, una jornada de ayuno y oración, de penitencia, a la cual invito a unirse, de la forma que consideren oportuno, a las hermanas y los hermanos de las varias confesiones cristianas, los pertenecientes a otras religiones y a cuantos tienen en el corazón la causa de la paz en el mundo. Esa tarde a las 18.00 en San Pedro viviremos, en espíritu de penitencia, una hora de oración para implorar sobre nuestros días la paz, la paz en este mundo. Pido a todas las Iglesias particulares que participen, preparando iniciativas similares que involucren al Pueblo de Dios.
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Toc Toc. Como en la película…
Si alguien entiende algo que me lo diga, por favor
Yo, todavía no sé lo que entiende el papa por proselitismo, que no debe ser lo mismo que pone en el diccionario… El caso es no hablar claro nunca para que cada uno interprete sus palabras como quiera.
Aparte del evidente TOC, sus palabras son claras como el lodo:
«La evangelización no se hace por proselitismo»
Que en román paladino significa:
«Procurar que las personas se conviertan a Cristo no se hace procurando que las personas se conviertan a Cristo»
¿A que está clarísimo?
O, lo que es lo mismo: «Cristo nos engañó y la Iglesia durante dos mil años también; pero yo he descubierto la forma de evangelizar por telepatía sin procurar que nadie se convierta».
El proselitismo lo reserva para la «conversión ecológica». De ése no se empacha.
Gracias Catholicvs. Como siempre, sus comentarios son muy acertados.
Suscribo su comentario, Padre. Gracias Catholicvs.
Francisco insiste en que no hay que hacer proselitismo.
Cristo dice que hay que hacer proselitismo: «Id y haced discípulos» (Mt 28,19).
Por tanto nuestra elección es clara, debemos obedecer a Nuestro Señor y rechazar lo que dice Francisco.
Lo acabas de dar en el blanco. Yo creo que no se trata de caer bien o simpático a los demás, porque muchas veces al decir la verdad, pues duele. Ni por sentimentalismos, como hacen las iglesias protestantes y sectas . Sino que se lo diga a San Juan Bautista, por ejemplo. O los sermones del santo cura de Ars que son claros y concisos sin pelos en la lengua. Si dijera el PAPA Francisco que hay que formarse bien teológica mente, ser coherente con la fe, como tener vocación cristiana y al final de la mejor manera explicarla cara a cara, llamar la atención (películas, teatros, charlas, seminarios, etc) y ver que todo eso trae frutos buenos en este mundo ya de primeras y que por circunstancias algunas veces pues uno debe de coger la cruz que le toca, pues estaría genial. Ser como una persona con cultura estoica, añadiendo quien es el autor de las cosas y practicando los sacramentos y las realidades espirituales. Quizá me equivoque, pero en fin ha rezar 🙂 por la iglesia. saludos
Una vez más, al igual que ya hizo con sus afirmaciones de que «La doctrina de la Iglesia no cambia, sino que crece y se desarrolla», su santidad nos tiene acostumbrados a afirmar una cosa y la contraria todo en la misma frase. En este caso toca decir que hay que evangelizar pero sin proselitismo, esto es, proclamar el evangelio pero ¡Ojo! con convertir a los oyentes al cristianismo. Una cosa y la contraria. Lo de «Id y haced discípulos» es algo claramente preconciliar, aunque lo haya dicho Cristo, que también vivió en una época preconciliar .
Exacto, como buen político peronista, la definición es un acto de rigidez que impide el juego arbitrario y discreción de la flexible condena contra quien practica «proselitismo».
Evangelizar por atracción y testimonio de vida es sólo una opción evangelizadora, aunque como el concepto es indeterminado e indefinido, cualquiera puede decir que actúa por atracción y testimonio.
Pues, ¿qué es atracción y testimonio?, ¿acaso Jesús no predicaba en las plazas de mercado de los pueblos y el atrio de los gentiles?
¿No iba diciendo la verdad en público, refutando errores y discutiendo acaloradamente?
¿No iba realizando todo tipo de milagros como resurrecciones, exorcismos, curaciones, sanaciones, confesiones, aconsejando con dones de videncia de pasado y futuro?
¿Fue Jesús un proselitista, debe ser condenado, tiene sentido esto, sabe de qué habla Bergoglio, conoce a Jesús?
No sé si será por otros motivos, pero desde que está este papa, la ayuda a las Misiones ha decaído en todo el mundo. Y más vale que Bergoglio no se meta a dar lecciones a los misioneros, que lo hacían bastante mejor que él.
Las misiones se las cargó JP II después de su «hazaña» de Asis.
Francisco es un lobo en piel de cordero, pero seria injusto acusarle de un pecado cometido por otro.
De Francisco me quedo: 1) La prohibición de la misa durante la pandemia, 2) La obligación de inyectarnos niños muerto (HEK293, esa linea celular de la que vienen las vacunas ARNM…293 significa que se cargaron 293 bebés en gestacion de 5 meses para poder conseguirla, y el Papa lo sabía de sobra.). 3) La prohibición de ir a misa tridentina. 4) La prohibición de evangelizar. 5) La invitación a los protestantes a comulgar en pecado mortal. 6) Y finalmente como tarta con guinda ….LA ADORACIÓN A LA PACHAMAMA.
«Las misiones se las cargó JP II después de su «hazaña» de Asis»
Eso es incierto: cuando tuvo lugar lo de Asís (1986), hacía ya dos décadas que se habían abandonado las misiones. O, mejor dicho: lo que se hacía en ellas (convertir a las personas a la fe católica), para pasar a ser una mera ONG dedicada a construir escuelas, excavar pozos o incitar a los fieles a la lucha de clases y la revolución (dependiendo del país).
«Francisco es un lobo en piel de cordero, pero seria injusto acusarle de un pecado cometido por otro»
Por eso, salvo quienes le blanquean para así sostener su propio discurso, los demás no le acusamos de pecados ajenos (los pecados son personales), sino que nos limitamos a señalar sus errores y disparates, sin necesidad de acusar de supuestos pecados a Papas muertos que no pueden defenderse, a los cuales Francisco no sólo no sigue en ese punto, sino en ningún otro (va totalmente por libre, contradiciéndoles a todos).