El Papa Francisco aseguró ayer domingo después del rezo del ángelus que sigue «con mucho dolor lo que sucede en Israel y Palestina».
El Santo Padre renovó su llamado para la liberación de los rehenes y pidió con fuerza que los niños, los enfermos, los ancianos, las mujeres y todos los civiles no sean víctimas del conflicto.
El Obispo de Roma exigió que se respete el derecho humanitario, «especialmente en Gaza, donde es urgente y necesario garantizar corredores humanitarios y socorrer a toda la población».
El Pontífice lanzó un grito para pedir que «no se derrame más sangre inocente, ni en Tierra Santa, ni en Ucrania, ni en ningún otro lugar ¡Basta ya! ¡Las guerras son siempre una derrota, siempre!»
Hizo hincapié en que «la oración es la fuerza suave y santa para oponerse a la fuerza diabólica del odio, del terrorismo y de la guerra». Por ello, el Papa invitó «a todos los creyentes a unirse a la Iglesia en Tierra Santa y a dedicar el próximo martes, 17 de octubre, a la oración y al ayuno».
Les ofrecemos las palabras completas del Papa durante el ángelus:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio de hoy nos habla de un rey que prepara un banquete de bodas para su hijo (cf. Mt 22,1-14). Es un hombre poderoso, pero sobre todo es un padre generoso, que nos invita a compartir su alegría. En particular, revela la bondad de su corazón en el hecho de que no obliga a nadie, sino que invita a todos, aunque esta manera de actuar lo exponga a la posibilidad de ser rechazado. Fijémonos: prepara un banquete, ofreciendo gratuitamente una ocasión para encontrarse, para celebrar. Esto es lo que Dios prepara para nosotros: un banquete, para estar en comunión con Él y entre nosotros. Y nosotros, todos nosotros, somos por tanto los invitados de Dios. Pero un banquete de bodas requiere de nuestra parte tiempo e involucrarse: requiere un «sí»: acudir, acudir a la invitación del Señor, Él invita, pero nos deja libres.
Este es el tipo de relación que nos ofrece el Padre: nos llama a estar con Él, dejándonos la posibilidad de aceptar o de no aceptar No nos ofrece una relación de sometimiento, sino de paternidad y filiación, que está necesariamente condicionada por nuestro libre asentimiento. Dios es muy respetuoso de la libertad, muy respetuoso. San Agustín utiliza una expresión muy bella al respecto, diciendo: «Dios, que te creó sin ti, no puede salvarte sin ti» (Sermo CLXIX, 13). Y ciertamente no porque no tenga capacidad -¡es omnipotente! – sino porque, siendo amor, respeta al máximo nuestra libertad. Dios se propone, no se impone, nunca.
Así, volvamos a la parábola: el rey -dice el texto- «envió a sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero éstos no quisieron venir» (v. 3). He aquí el drama de la historia: el «no» a Dios. Pero, ¿por qué rechazan los hombres su invitación? ¿Acaso era una invitación desagradable? No, y sin embargo -dice el Evangelio- «no les importó, y se fueron unos a su campo y otros a sus negocios» (v. 5). No les importa, porque piensan en sus propios asuntos. Y aquel rey, que es padre, Dios, ¿qué hace? No se da por vencido, sigue invitando, es más, amplía la invitación, hasta que encuentra quien la acepte, entre los pobres. Entre ellos, que saben que disponen de poco, acuden muchos, hasta llenar la sala (cf. vv. 8-10).
Hermanos y hermanas, ¡cuántas veces no atendemos a la invitación de Dios porque estamos ocupados pensando en nuestras cosas! A menudo luchamos por tener nuestro tiempo libre, pero hoy Jesús nos invita a encontrar el tiempo que libera: aquel tiempo para dedicar a Dios, que nos alivia y sana el corazón, que aumenta en nosotros la paz, la confianza y la alegría, que nos salva del mal, de la soledad y de la pérdida de sentido. Vale la pena, porque es bueno estar con el Señor, hacerle un espacio. ¿Dónde? En la Misa, en la escucha de la Palabra, en la oración y también en la caridad, porque ayudando a quien es débil o pobre, haciendo compañía a quien está solo, escuchando a quien pide atención, consolando a quien sufre, se está con el Señor, que está presente en quien padece necesidades. Muchos, sin embargo, piensan que estas cosas son «pérdida de tiempo», y por eso se encierran en su mundo privado; y eso es triste. Y esto produce tristeza. ¡Tantos corazones tristes por esto, por estar cerrados!
Preguntémonos, entonces: ¿cómo respondo yo a las invitaciones de Dios? ¿Qué espacio le doy en mis jornadas? ¿La calidad de mi vida depende de mis negocios y de mi tiempo libre, o más bien de mi amor al Señor y a mis hermanos, especialmente a los más necesitados?
Que María, que con un «sí» hizo espacio a Dios, nos ayude a no ser sordos a sus invitaciones.
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Después del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas:
Sigo con mucho dolor lo que sucede en Israel y Palestina. Pienso en tantos…, especialmente en los pequeños y en los ancianos. Renuevo mi llamado para la liberación de los rehenes y pido con fuerza que los niños, los enfermos, los ancianos, las mujeres y todos los civiles no sean víctimas del conflicto. Que se respete el derecho humanitario, especialmente en Gaza, donde es urgente y necesario garantizar corredores humanitarios y socorrer a toda la población. Hermanos y hermanas, ya han muerto muchísimos. Por favor, ¡que no se derrame más sangre inocente, ni en Tierra Santa, ni en Ucrania, ni en ningún otro lugar! ¡Basta ya! ¡Las guerras son siempre una derrota, siempre!
La oración es la fuerza suave y santa para oponerse a la fuerza diabólica del odio, del terrorismo y de la guerra. Invito a todos los creyentes a unirse a la Iglesia en Tierra Santa y a dedicar el próximo martes, 17 de octubre, a la oración y al ayuno. Y ahora recemos a la Virgen.
[Ave María]
Mi preocupación por la crisis de Nagorno-Karabaj no ha disminuido. Además de la situación humanitaria de los desplazados -que es grave-, quisiera hacer un llamado especial a la protección de los monasterios y lugares de culto de la región. Espero que, empezando por las Autoridades y todos los habitantes, puedan ser respetados y protegidos como parte de la cultura local, expresiones de la fe y signo de una fraternidad que hace posible convivir en la diferencia.
Hoy se publica una Exhortación apostólica sobre Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, titulada «C’est la confiance»: en efecto, como dio testimonio esta gran santa y Doctora de la Iglesia, es la confianza en el amor misericordioso de Dios el camino que nos conduce al corazón del Señor y de su Evangelio.
Expreso mi cercanía a la comunidad judía de Roma, que mañana conmemora el 80º aniversario de la redada nazi.
Los saludo a todos ustedes, romanos y peregrinos de Italia y de muchas partes del mundo, especialmente a la Archicofradía del Gonfalone de Subiaco y al Club “Fiat 500” de Roma.
Saludo a los más de 400 jóvenes misioneros de “Nuovi Orizzonti” y de otras asociaciones y comunidades, que desde ayer y hasta el próximo domingo están comprometidos en la “Misión de calle” aquí en Roma, yendo a los lugares de encuentro de los jóvenes, a las escuelas, a los hospitales, a las cárceles y a las calles para anunciar la alegría del Evangelio. ¡Qué listos son ellos! Los apoyamos con la oración en su compromiso de escuchar el grito de tantos jóvenes y de tantas personas necesitadas de amor. Miro las banderas de Ucrania… no olvidemos a la atormentada Ucrania.
Les deseo a todos un buen domingo. Y, por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!
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En primer lugar, el 17 de octubre se conmemora en la república Argentina, el día de la lealtad peronista.
En segundo lugar, habló de aquel grupo que va por las calles y visita las cárceles, tratándolos de listos. Da asco.
Y en tercero y último lugar, a Jorgito se le olvidó citar el final de la parábola de Mateo 22 que dice:
11 «Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno que no tenía traje de boda,
12 le dice: “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?” El se quedó callado.
13 Entonces el rey dijo a los sirvientes: “Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes.”
14 Porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.»
En el fondo las palabras expresadas por él están bien, pide que se respete a los civiles, corredor humanitario en Gaza, pero no habla de la atrocidad que ha provocado Hamas. No dice que Israel no hubiera bombardeado Gaza si no hubiera sido atacado. Esto no ha sido un vulgar atentado en un punto concreto, ha sido un ataque en toda regla, una declaración de guerra bien organizada. Se conforma con decir que recemos por la paz aquí o allí, pobre Ucrania, donde la culpa de ese conflicto la tiene EEUU, el gobierno títere de la masonería y los ataques del BON Azov contra los pro rusos. Aquí los palestinos han pagado el pato, no lo dudo, pero en el fondo simpatizan con Hamas. Es igualito que el País Vasco de los años 70, 80 y 90 (este ya menos) donde la gente aplaudía cada asesinato de un G.C. o Policía, se chivaba del policía o G.C., que conocía por su acento y su forma de vestir, para atentar. Era fácil atentar contra ellos y, los vascos cobardes, callaban diciendo: «algo habrá hecho»
Desde luego, secuestro y asesinato, lo hacen ambos.
No pasará nada, la influencia de los dueños del dinero es absoluta.