Ya se puede reservar el nuevo libro que publicará la editorial Homo Legens: ‘Santos que vieron el Infierno’, escrito por el autor estadounidense Paul Thigpen.
Desde los primeros tiempos de la Iglesia, santos y otros videntes católicos han relatado horribles escenas de castigo eterno. Docenas de santos a lo largo de la historia han descrito los terrores del Infierno y relatado el horror de ser separados de Dios por la eternidad. Son dones que Dios concede a aquellos capaces de soportarlos para que el resto podamos corregirnos y arrepentirnos.
En Santos que vieron el Infierno, las visiones y testimonios de san Juan Bosco, santa Teresa de Ávila, los pastorcitos de Fátima, Ana Catalina Emmerick, santa Faustina Kowalska, santa Hildegarda de Blingen, santa Catalina de Siena o san Beda se dan cita con las advertencias de Jesucristo, los profetas y los apóstoles sobre este terrible destino.
Las escenas de estas páginas, que varían en detalles y fuentes, dan testimonio de una verdad desgarradora: el Infierno es la garantía final de que lo que hacemos en la Tierra importa realmente. En ocasiones, un vistazo a las penas y tormentos de las almas condenadas en el Infierno es lo que necesitamos para continuar, ya con esfuerzos renovados, nuestro camino para amar más a Cristo y alcanzar, con Su ayuda, la gloriosa felicidad del Cielo.
Puede reservar el libro pinchando aquí.
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Hoy en día, cuando una persona mayor se enferma y está en peligro de muerte, la llevan a un hospital y le conectan a aparatos y le dan sedantes. Ni al moribundo ni su familia se ocurre llamar a un sacerdote para que reciba los sacramentos: La confesión, la unción y la Eucaristía como viático.
Además, el sacerdote puede dar una bendición con un crucifijo que lleva consigo una indulgencia plenaria y lo libraría no del infierno sino del purgatorio. La familia quiere que el moribundo muera en el hospital. Muchos de los católicos contemporáneos piensan que se puede aplicar la eutanasia a los ancianos. Como son católicos en nombre, pero no catequizados y no asisten a la Santa Misa, su «catequesis» proviene de la TV.
Comentario quirúrgicamente preciso. Escribe usted desde la península, sospecho, y yo desde América: No es diferente -en una y otra playa- la realidad que usted, sucinta y exactamente describe y plantea, salvo por matices, que no hacen sino confirmar el diagnóstico.
Saludo cordial
Don Juan, La indulgencia plenaria in artículo mortis no depende del crucifijo indulgenciado: la puede dar cualquier sacerdote que asista un moribundo con los Santos Sacramentos: “Por la facultad que me viene concedida por la Sede Apostólica, te concedo indulgencia plenaria, etc”. El besar un crucifijo, cuando es posible, ayuda a que el dolor de los pecados sea verdadera contrición, por amor a Cristo crucificado, que tanto sufrió por amor nuestro para salvarnos, y no solo atrición, por mero temor al infierno. Hoy, además del Sacramento de la Unción, al que en Italia y en diversas partes del mundo por una mala catequesis o por ignorancia muchos continúan teniendo terror – está también muy descuidado el Santo Viático. Es una obligación de los párrocos y de todos los sacerdotes asistir a los moribundos también con el Santo Viático, siempre y cuando el enfermo pueda recibirlo. En el pasado los mártires antes de afrontar el combate del martirio no deseaban otra cosa que el Santo Viático.
juan caballero tiene mas razon que un santo
¿Qué uno que ha visto el infierno? 😉
Yo le mandaría un ejemplar de este libro a cada uno de los participantes de este sínodo. A ver si se piensan dos veces las tonterías q van a proponer….
Todo el que somete a la voluntad popular la palabra de Dios ya está condenado. La llamada soberanía popular que fue bendecida de facto por el concilio es la reedición del pecado original, por el cual el hombre se auto proclama dios.Seréis como dioses, y ahora de nuevo van a enmedarle la plana a Dios todopoderoso y a la santa causa tradicionalista. Son réprobos que no tienen perdón de Dios.
Un libro de santos que vieron el cielo también seria bueno
Muy buena idea, Cefas! Hoy el Cielo tiene muy mala propaganda; se lo suele imaginar como muy aburrido. Pero “ni ojo vio, ni oído escuchó, ni subió a la mente de ningún ser humano lo que Dios tiene preparado para aquellos que lo aman”! Ojalá Homo legens recoja esta idea para un futuro próximo! Por ahora, Dios quiera que tenga muy buena difusión el libro sobre el infierno y que haga mucho bien a todos los que puedan adquirirlo. (Y que algún lector Infovaticano que tenga plata lo regale como apostolado a los que no puedan adquirirlo!)
Aunque no sea en esa editorial, lo que usted dice ya existe hace tiempo, como el magnífico libro «Cielo e infierno: Verdades de Dios», de María Vallejo-Nájera, que también ha escrito «Entre el cielo y la tierra: historias curiosas sobre el purgatorio» y «Paseando por el cielo». Pero ahora toca hablar sobre este libro acerca del infierno, que es lo que ha decidido la dirección de Infovaticana.