El cardenal y arzobispo de Chicago, Blase Cupich, ha salido en defensa del Sínodo de la sinodalidad frente a aquellos que plantean dudas y temores sobre este proceso «de escucha».
En un escrito publicado en un medio dependiente de la archidiócesis de Chicago, el purpurado parece responder directamente al obispo Strickland quien en días anteriores se ha mostrado crítico con el futuro Sínodo de la sinodaliad. A pesar de que las voces críticas -fundamentadas- cada vez son más, la guardia pretoriana del Pontífice centra sus esfuerzos en Estados Unidos para intentar dar un vuelco a la visión negativa que hay del Sínodo en este país.
«El Papa Francisco ha insistido en que para que la Iglesia sea fiel a sí misma, debemos actuar de una manera más sinodal. Esto está en consonancia con la visión de renovación promovida en las enseñanzas del Concilio Vaticano Segundo, que destacó la dignidad y misión comunes de todos los bautizados para comprender el misterio y la misión de la Iglesia», escribe Cupich.
El purpurado estadounidense asegura que «todos los católicos, como miembros de la Iglesia, no sólo caminan y se reúnen, sino que también tienen la responsabilidad de compartir activamente la misión de proclamar el Evangelio».
Cupich subraya que «en 2017, la Comisión Teológica Internacional (CTI) produjo un documento muy útil, “La sinodalidad en la vida y el ministerio de la Iglesia”, para ayudar a guiar nuestra discusión mientras la iglesia se prepara para el próximo sínodo sobre la sinodalidad. El texto señala que la sinodalidad tiene sus raíces en un término antiguo y venerable, “sínodo”, que tiene sus raíces en la revelación divina».
El arzobispo de Chicago explica trata de explicar desde un punto de vista etimológico y teológico la palabra sinodalidad: “Compuesto por una preposición ‘syn’ (con) y el sustantivo ‘ódós’ (camino)”, señala el documento, “(sínodo) indica el camino por el que camina unido el pueblo de Dios. Igualmente, se refiere al Señor Jesús, que se presenta como “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6), y al hecho de que los cristianos, sus seguidores, fueron originalmente llamados “seguidores del Camino” ( Hechos 9:2; 19:9, 23; 22:4; 24:14, 22)”. Los padres de la iglesia consideran la palabra “sínodo”: sinónimo de iglesia, como vemos en los escritos de San Juan Crisóstomo, quien observa que “iglesia” es el nombre de “caminar juntos (sinodia)”.
Sin embargo, «a pesar de todos estos antecedentes teológicos tan útiles», el cardenal lamenta que «desafortunadamente hemos sido testigos de declaraciones recientes de algunos que están en desacuerdo con la decisión del Santo Padre de convocar un sínodo sobre la sinodalidad. Entre las afirmaciones erróneas, que avivan los temores, está la de que la reunión en Roma en octubre alterará radicalmente la enseñanza y la práctica de la iglesia, se alineará ambas con ideas seculares y resultará en un cisma.»
Blase Cupich narra como «la historia ha demostrado que el uso de tácticas de miedo por parte de quienes se resisten a cualquier tipo de renovación que implique cambio no es nuevo. Haríamos bien en recordar el discurso “Gaudet Mater Ecclesia” (“La Madre Iglesia se regocija”), pronunciado por San Juan XXIII al comienzo del Vaticano II». «Ante las terribles predicciones de que el concilio arruinaría la iglesia, el santo Papa rechazó los pensamientos de los “profetas de fatalidad que siempre están pronosticando desastres” en el mundo y en el futuro de la Iglesia», agrega.
El cardenal critica que» estos ‘profetas catastróficos’ modernos caracterizan erróneamente el objetivo del sínodo sobre la sinodalidad. La pregunta principal para el próximo sínodo es: ¿Cómo debemos permanecer fieles al plan de Cristo para la iglesia? Esta es una pregunta que el Papa Juan Pablo II insistió en que la iglesia debe plantear continuamente».
El purpurado estadounidense concluye aseverando que «lo que el Papa Francisco está haciendo al convocar un sínodo sobre la sinodalidad está en consonancia con la visión de sus predecesores y del Concilio Vaticano II».
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