El porqué de la Jornada Mundial de la Juventud

JMJ
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(Equipo editorial del National Catholic Register)-Editorial: Mientras algunos intentan aguar la próxima Jornada Mundial de la Juventud centrándose en el diálogo interreligioso, la fraternidad humana y la celebración de las diferencias religiosas, debemos reafirmar la centralidad de la conversión a través del encuentro con Cristo.

Piensa en un joven católico que conozcas y que, a contracorriente de la agresiva cultura laica actual, tenga la bondad y el valor de ser pública y orgullosamente católico.

¿Qué motivaría a alguien así, en medio de un verano abrasador que ofrece innumerables salidas recreativas «más frescas», a meter unas cuantas pertenencias en una mochila y viajar a otro país, quizá al otro lado del mundo, para asistir a un acontecimiento religioso como la Jornada Mundial de la Juventud?

La oportunidad de conocer a compañeros que comparten el mismo amor por la Iglesia, de escuchar a oradores inspiradores, de ver al papa Francisco, de profundizar en el conocimiento de su fe y, tal vez, de tener un encuentro personal con Jesús que le cambie la vida… todo ello ocuparía seguramente un lugar destacado en la lista. 

¿Y el «diálogo interreligioso»?

Piensa en ello. Si no eres joven ahora, lo fuiste una vez. ¿Sería algo que te llevaría en avión, en tren o en peregrinación a pie a un lugar como Lisboa, Portugal?

Ni por asomo.

Entonces, ¿por qué los organizadores de la Jornada Mundial de la Juventud de este año insisten precisamente en eso?

Silenciosa y desconcertantemente, el diálogo interreligioso ha surgido como uno de los temas principales del encuentro que tendrá lugar del 1 al 6 de agosto en lo que sigue siendo un país abrumadoramente católico. Los participantes tendrán la oportunidad de visitar lugares de culto no cristianos, como una mezquita, una sinagoga y un templo hindú. El programa incluye también una «celebración ecuménica» a la que podría asistir el propio papa Francisco. Los organizadores han hecho especial hincapié en invitar a participar a protestantes, mormones, budistas, musulmanes, hindúes y otros. (¿Vendrán? ¿Por qué?)

Una reunión de los comités organizadores locales celebrada en Lisboa en mayo dio una primera pista de que el ecumenismo sería uno de los puntos principales. Los festejos de aquel día incluyeron la actuación de un coro ismailí, la recitación de un poema hindú y la lectura de pasajes del Corán. Un poco preocupante, tal vez, pero no fue hasta principios de este mes, cuando el cardenal electo Américo Aguiar, obispo auxiliar de Lisboa y principal organizador de todo el evento, reveló el ethos interno que subyace a esta Jornada Mundial de la Juventud, cuando realmente empezaron a saltar las alarmas.

«No queremos convertir a los jóvenes a Cristo ni a la Iglesia católica ni nada por el estilo», dijo, explicando que desea que los jóvenes de cualquier credo, o sin credo, se sientan bienvenidos. «Las diferencias son una riqueza en el mundo y el mundo será objetivamente mejor si somos capaces de poner en el corazón de todos los jóvenes esta certeza», añadió.

Aunque el cardenal electo trató de contextualizar sus comentarios, diciendo que la JMJ es una invitación a experimentar a Dios, también dijo a ACI Digital: «La JMJ nunca ha sido, no es, ni debe ser un evento para el proselitismo; por el contrario, es y debe ser siempre una oportunidad para conocernos y respetarnos como hermanos».

Un momento.

El objetivo de la Jornada Mundial de la Juventud siempre ha estado muy claro. No necesita ningún matiz. 

 «La Jornada Mundial de la Juventud significa precisamente esto: buscar el encuentro con Dios, que entró en la historia de la Humanidad a través del misterio pascual de Jesucristo», dijo el papa san Juan Pablo II en 1986.

El papa Francisco también lo expresó claramente en 2021, cuando convocó a los jóvenes del mundo a Lisboa en 2023 para una «peregrinación espiritual», expresando el deseo de que los jóvenes la vivieran «como verdaderos peregrinos, y no como meros ‘turistas religiosos'».

Los verdaderos peregrinos dirigen sus pasos hacia Dios. Los turistas religiosos están allí por la novedad, para experimentar cosas religiosas, no para ser transformados por el encuentro con Cristo vivo.

Como era de esperar, el cardenal electo Aguiar recibió críticas inmediatas por su renuncia explícita a la conversión. El obispo Robert Barron replicó que si le hubiera dicho al papa san Juan Pablo II que «el verdadero propósito del evento era celebrar la diferencia y hacer que cada uno se sintiera a gusto con lo que es, y que no tenía ningún interés en convertir a nadie a Cristo, habría recibido una mirada para parar un tren».

La polémica y las reacciones recordaron a la Jornada Mundial de la Juventud de Denver de 1993, cuando la Madre Angélica denunció la escandalosa decisión de que una mujer representara a Jesús en una representación en directo del Vía Crucis, calificándola de «blasfema».

Los organizadores actuales de la Jornada Mundial de la Juventud no están impulsando algo que sea contrario a la doctrina de la Iglesia del mismo modo que en 1993, cuando los organizadores del Vía Crucis lo que hicieron fue una declaración política sobre el lugar de la mujer en la Iglesia, utilizando la plataforma como una presión apenas velada a favor de las mujeres sacerdotes. El diálogo interreligioso es indiscutiblemente una parte importante de la misión ad gentes de la Iglesia y puede ser una forma fructífera de promover la paz y la colaboración entre la Iglesia y los no cristianos.

Pero hay un momento y un lugar para ello, y Lisboa a principios de agosto no es ese momento ni ese lugar.

Las Jornadas Mundiales de la Juventud han sido una manguera de la gracia y la misericordia de Dios durante las tres últimas décadas. Basta pensar en todos los buenos frutos que ha dado a lo largo de los años: las numerosas vocaciones y apostolados, las vibrantes amistades católicas, los matrimonios católicos duraderos. 

El objetivo es, y debe seguir siendo, salvar almas, llevar a la gente al cielo. El papel de los organizadores es fomentar el mejor ambiente posible para permitir que la Verdad de Dios y su Espíritu Santo enciendan los corazones de los jóvenes por la fe católica. Llevarlos a mezquitas, sinagogas y templos no logrará eso. Tampoco las celebraciones ecuménicas, aunque el papa esté allí.

Esta es la Jornada Mundial de la Juventud de la Iglesia católica, no la de nadie más.

 

Publicado por el equipo editorial del National Catholic Register

Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana

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Comentarios
8 comentarios en “El porqué de la Jornada Mundial de la Juventud
  1. La JMJ con San Juan Pablo II y Benedicto XVI, era un buen recurso pastoral, pero con el actual pontificado ha perdido su esencia, contaminándose con ideologías del mundo. Como ejemplo de lo que digo, podemos considerar varios ejemplos:
    1- Aquel obispo responsable de organización que dijo que con este evento «no pretenden convertir los jóvenes a Jesucristo»
    2- El apoyo de la web de la JMJ a los anticatólicos ODS de la Agenda 2030.
    3- La invitación a heterodoxos como James Martin para dirigir conferencias a los jóvenes allí congregados.
    4- El silencio ante temas urgentes como la ideología de género y el aborto.
    5- La profusión de discursos medioambientalistas.
    Etc.

    1. Y a todo esto se suma, como bien dice el articulista, el asunto de la multiplicidad de religiones, de la que en un manifiesto en Abu Dabi dijo erróneamente el Papa que son «expresión de la sabia voluntad de Dios.»
      A esta JMJ tan «secularizada» como con acierto la ha definido el arzobispo Strickland, mi consejo es no asistir, pues en vez de edificar, genera confusión.

    2. Y a todo esto se suma el asunto de la multiplicidad de religiones, sobre las que en un manifiesto de Abu Dabi, el Papa escribió erróneamente que son «expresión de la sabia voluntad de Dios.»
      Como bien dijo el arzobispo Strickland, esta JMJ se ha «secularizado», y por todo ello el mejor consejo es no asistir a la JMJ de Lisboa, pues en vez de edificar, genera confusión.

    3. Y a todo esto se suma el asunto de la multiplicidad de religiones, sobre las que en un manifiesto de A b u D a b i, el Papa escribió erróneamente que son «expresión de la sabia voluntad de Dios.»
      Como bien dijo el arzobispo S tr ic k la nd, esta JMJ se ha «s ec ula riza do», y por todo ello el mejor consejo es no asistir a la JMJ de Lisboa, pues en vez de edificar, genera co n f u si ón.

  2. Esto es una quedada masónica.
    El diálogo interreligioso del CV2 es la antievangelizacion, como han demostrado los hechos. Y la antievangelizacion no trae la paz
    Nunca ha habido un vaciado de iglesias como en las últimas décadas, y más de jóvenes. De qué frutos habla el autor

  3. El porqué de la JMJ era, en sus orígenes, un brillante servicio de evangelización. Pero con Francisco se ha desvirtuado, y se ha puesto al servicio de la ideología del nuevo orden mundial.
    Por eso, y porque por una pequeña grieta en la base de un depósito se puede perder toda su agua, para proteger a la juventud es mejor no acudir a la JMJ, porque sus posibles beneficios se ven eclipsados por la infestación de múltiples errores (como su exhortación a visitar templos de otras religiones, sus proclamas ambientalistas como la de no comer carne, sus discursos inclusivos de lgtbi, su falta de reverencia al tratar la eucaristía, etc.)

  4. JMJ= Masonería satánica. Los jóvenes católicos están en gran peligro de ser pervertidos y confundidos con los mantras satánicos de la Agenda 2030. Todo obispo, cura, etc que promocione o haya promocionado ir a este aquelarre tendrá culpa de las almas perdidas..

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