(AsiaNews)– El presidente de Vietnam, Vo Van Thuong, es esperado en el Vaticano en los próximos días para la firma del acuerdo que allanará el camino para la presencia del representante permanente de la Santa Sede en Hanoi.
Esto es respaldado por la agencia Reuters, que informa que se enteró de la noticia de fuentes de alto nivel del Vaticano. La agencia de noticias vietnamita confirmó que Vo Van Thuong, en el cargo desde marzo, realizará una visita a Austria, Italia y el Vaticano del 23 al 28 de julio. En Roma también debería tener un encuentro con el Papa Francisco. La última reunión con un jefe de Estado en Hanoi tuvo lugar en 2016 con el entonces presidente Tran Đại Quang.
La presencia de un representante permanente del Vaticano en Vietnam es un tema sobre el que las dos diplomacias vienen discutiendo desde hace tiempo. La Santa Sede ya tiene un representante para Vietnam, el arzobispo Marek Zalewski, quien es nuncio en Singapur y hasta ahora estaba autorizado por el gobierno vietnamita para realizar visitas al país. El año pasado ya se había alcanzado un acuerdo «en principio» para la apertura de una oficina estable en Hanoi : ahora, por lo tanto, debería hacerse realidad, trayendo de vuelta una representación al país casi 50 años después de la decisión de expulsión del delegado apostólico en Vietnam. por el gobierno comunista en 1975. Sería un nuevo paso importante aunque todavía no representaría el restablecimiento de relaciones diplomáticas plenas.
También sería un tema de alguna manera entrelazado con las relaciones entre la Santa Sede y la República Popular China: por parte de la diplomacia vaticana, el caso de Vietnam ha sido citado a menudo como un posible modelo «pragmático» para el camino a seguir en las relaciones. con Pekín. Y precisamente “la apertura de una oficina de enlace estable de la Santa Sede en China” es una de las peticiones “para hacer crecer el diálogo en la verdad y el respeto mutuo” adelantadas públicamente por el secretario de Estado vaticano, card. Pietro Parolin, en la entrevista concedida a los medios vaticanos el sábado para comentar la elección del Papa Francisco de remediar la irregularidad canónica creada por Beijing, nombrando a Mons. Joseph Shen Bin como obispo de Shanghai.
Mientras tanto, cabe señalar que en los sitios católicos chinos estrictamente controlados por el Partido no se ha publicado la noticia de la elección hecha por el pontífice para Shanghai: ni una sola línea en el sitio de la Asociación Patriótica o en el de la diócesis de Shanghai, como era fácil de predecir. Pero incluso un sitio como Xinde -que siempre informa noticias sobre las actividades del pontífice y hace apenas una semana había dado voz a la alegría por el «doble regalo» del nombramiento del obispo de Hong Kong Stephen Chow como cardenal y miembro del Sínodo- esta vez ignorar las noticias. No es difícil imaginar que Xindeno escribe nada, no porque no crea que sea relevante para los católicos en China, sino porque sabe que no puede hablar de eso. La enésima demostración de que para las autoridades chinas el nombramiento de obispos debe aparecer absolutamente como un asunto autónomo de Pekín. A pesar del Acuerdo con la Santa Sede.
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Establecer acuerdos con dictaduras comunistas como la de Vietnam, supondría una buena noticia si fuera desde el respeto a principios irrenunciables, pero no así, si incluye la permisión del nombramiento de obispos por parte de los gobiernos, como ocurre en el caso de China. Hay líneas que no se pueden cruzar, y que lamentablemente el Papa las está cruzando en menosprecio de los mártires chinos y en perjuicio de la Iglesia, ya que dar validez a esos nombramientos, es consentir el establecimiento de pastores afines a una ideología perversa.
Además, en el caso del pacto del Vaticano con China, se acepta la renuncia a predicar la verdad, adaptando las homilías y otros discursos a lo políticamente correcto, y eso contradice el mandato de Cristo de predicar lo que Él nos enseñó.