Francisco: «Con la señal de la cruz, recordamos cuánto nos ha amado Dios»

Papa Francisco Francisco durante el rezo del Ángelus (Vatican Media)
|

El Papa Francisco invitó este pasado domingo durante el rezo del Ángelus a que hagamos la señal de la cruz como modo de manifestar que Dios es amor.

El Santo Padre reiteró que «nuestro Dios es comunión de amor, y así nos lo ha revelado Jesús. ¿Y saben qué podemos hacer para recordarlo? El gesto más simple, que hemos aprendido de niños: la señal de la cruz. Con el gesto más simple, con esta señal de la cruz, trazando la cruz sobre nuestro cuerpo, recordamos cuánto nos ha amado Dios, hasta dar la vida por nosotros; y nos repetimos que su amor nos envuelve completamente, de arriba abajo, de izquierda a derecha, como un abrazo que no nos abandona nunca».

Entre las clásicas preguntas que siempre plantea el Papa al finalizar su reflexión dominical, el Pontífice lanzó al aire preguntas como «¿Tenemos siempre la puerta abierta, sabemos acoger a todos, y subrayo a todos, acoger como hermanos y hermanas? ¿Ofrecemos a todos el alimento del perdón de Dios y el vino de la alegría evangélica? ¿Se respira aire de casa, o nos parecemos más a una oficina o a un lugar reservado donde solo entran los elegidos?»

Les ofrecemos las palabras completas del Papa durante el Ángelus del domingo:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy, Solemnidad de la Santísima Trinidad, el Evangelio está tomado del diálogo de Jesús con Nicodemo (cfr. Jn 3,16-18). Nicodemo era un miembro del Sanedrín, apasionado por el misterio de Dios; reconoce en Jesús a un maestro divino y, por la noche, a escondidas, va a hablar con Él. Jesús lo escucha y comprende que es un hombre que está en un proceso de búsqueda. Entonces, primero lo sorprende, respondiéndole que para entrar en el Reino de Dios es preciso renacer; y después le desvela el corazón del misterio diciéndole que Dios ha amado tanto a la humanidad que ha enviado a su Hijo al mundo. Jesús, el Hijo, nos habla del Padre y de su inmenso amor.

Padre e Hijo. Es una imagen familiar que, si lo pensamos, echa por tierra nuestro imaginario sobre Dios. Efectivamente, la palabra “Dios” nos sugiere una realidad singular, majestuosa y distante, mientras que oír hablar de un Padre y un Hijo nos reconduce a casa. Sí, podemos pensar en Dios a través de la imagen de una familia reunida en torno a la mesa donde se comparte la vida. Por lo demás, la mesa, que al mismo tiempo es altar, es un símbolo junto al que ciertos iconos representan a la Trinidad. Es una imagen que nos habla de un Dios comunión. Padre, Hijo y Espíritu Santo: comunión.

¡Pero no es solo una imagen, es realidad! Es realidad porque el Espíritu Santo, el Espíritu que el Padre mediante Jesús ha infundido en nuestros corazones (cfr. Gal 4,6) nos hace gustar, nos hace experimentar la presencia de Dios: presencia siempre cercana, compasiva y tierna. El Espíritu Santo hace con nosotros como Jesús con Nicodemo: nos introduce en el misterio del nuevo nacimiento -el nacimiento de la fe, de la vida cristiana-, nos desvela el corazón del Padre y nos hace partícipes de la vida misma de Dios.

La invitación que nos dirige, podríamos decir, es la de sentarnos a la mesa con Dios para compartir su amor. Esta es la imagen. Esto es lo que sucede en cada Misa, en el altar de la mesa eucarística, donde Jesús se ofrece al Padre y se ofrece por nosotros. Sí, así es, hermanos y hermanas, nuestro Dios es comunión de amor, y así nos lo ha revelado Jesús. ¿Y saben qué podemos hacer para recordarlo? El gesto más simple, que hemos aprendido de niños: la señal de la cruz. Con el gesto más simple, con esta señal de la cruz, trazando la cruz sobre nuestro cuerpo, recordamos cuánto nos ha amado Dios, hasta dar la vida por nosotros; y nos repetimos que su amor nos envuelve completamente, de arriba abajo, de izquierda a derecha, como un abrazo que no nos abandona nunca. Al mismo tiempo, nos comprometemos a testimoniar a Dios-amor, creando comunión en su nombre. Ahora, cada uno de nosotros, y todos juntos, hagamos la señal de la cruz [hace la señal de la cruz].

De este modo, hoy podemos preguntarnos: ¿testimoniamos a Dios-amor? ¿O bien Dios-amor se ha convertido para nosotros en un concepto, algo que ya hemos escuchado pero que ya no nos mueve y ya no provoca la vida? Si Dios es amor, ¿nuestras comunidades lo testimonian? ¿Nuestras comunidades saben amar? Y nuestra familia, ¿sabemos amar en familia? ¿Tenemos siempre la puerta abierta, sabemos acoger a todos, y subrayo a todos, acoger como hermanos y hermanas? ¿Ofrecemos a todos el alimento del perdón de Dios y el vino de la alegría evangélica? ¿Se respira aire de casa, o nos parecemos más a una oficina o a un lugar reservado donde solo entran los elegidos? Dios es amor, Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo, y ha dado la vida por nosotros, por eso hacemos la señal de la cruz.

Que María nos ayude a vivir la Iglesia como una casa en la que se ama de manera familiar, para gloria de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

 


 

Después del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas:

aseguro mis oraciones por las numerosas víctimas del accidente ferroviario acaecido en India hace dos días. Manifiesto mi cercanía a los heridos y a los familiares de las víctimas. Que el Padre celestial acoja en su Reino a las almas de los difuntos

Saludo a los romanos y a los peregrinos procedentes de Italia y de numerosos países, en particular a los fieles de Villa Alemana (Chile) y a los chicos de la Confirmación de Cork (Irlanda). Saludo a los grupos de Poggiomarino, Roccapriora, Macerata, Recanati, Aragona y Mestrino, así como a los chicos de la Confirmación y de la Primera Comunión de Santa Giustina in Colle.

Un saludo especial para los representantes del Arma de los Carabineros, a quienes agradezco su cercanía cotidiana a la población; que la Virgo Fidelis, que es su Patrona, los proteja a ustedes y a sus familias. A Ella, Madre premurosa, encomiendo las poblaciones afligidas por la calamidad de la guerra, especialmente la querida y martirizada Ucrania.

Saludo a todos, también a los jóvenes de la Inmaculada, que son buenos; y les deseo un feliz domingo. Y, por favor, no se olviden de rezar por mí. Gracias, buen almuerzo y ¡hasta la vista!

Ayuda a Infovaticana a seguir informando

Comentarios
4 comentarios en “Francisco: «Con la señal de la cruz, recordamos cuánto nos ha amado Dios»
  1. Un discurso lamentable. El cristiano ha de buscar a todos haciendo proselitismo, pero no acoger a todos mientras siguen pecando.
    Francisco está fomentando el relativismo moral y la inclusión de la ideología de género que es pecaminosa.

  2. La verdadera acogida a todos implica el deber de denunciar el pecado y advertir al pecador de las consecuencias de su error.

    Esa es la verdadera acogida. Lo otro es relativismo.

    1. Hacer el bien sin mirar a quién se hace -pecador por definición- es una máxima que debería inspirar nuestro quehacer cotidiano. Por descontado que denunciar el pecado es correcto porque es una obra de misericordia espiritual, pero al propio tiempo hay una serie de obras de misericordia corporales que siempre están pendientes respecto de alguien: 1º Visitar a los enfermos; 2º Dar de comer al hambriento; 3º Dar de beber al sediento; 4º Dar posada al peregrino; 5º Vestir al desnudo; 6º Visitar a los presos y 7º Enterrar a los difuntos (nº 2.447 del Catecismo, Mt 25, 31-46).
      La visión puramente prescriptiva a mi juicio es claramente insuficiente. No debemos conformarnos con tan poco.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 caracteres disponibles