La adopción es un hermoso regalo y una oportunidad necesaria

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(Dr. Joseph M. Eble en The Catholic World Report)-Aunque debemos seguir luchando contra el aborto, la comunidad provida puede recabar más fácilmente el apoyo de todo el espectro político a las iniciativas de adopción que a las restricciones del aborto.

Tras la decisión de 2022 en el caso Dobbs contra Jackson Women’s Health Organization, se abrió un abismo legal que los legisladores estatales se apresuraron a llenar. Las fuerzas provida se movilizaron rápidamente para introducir legislación estatal que restringiera el aborto. Para que estos esfuerzos tengan un éxito duradero, hay que hacer que la adopción sea asequible y esté ampliamente disponible.

Cuando una mujer (normalmente soltera) se queda embarazada de forma inesperada, tiene tres opciones principales: 1) criar al niño sola; 2) abortar; o 3) hacer un plan de adopción y dar a su hijo el regalo de una familia a través de la adopción. (Una madre también puede dejar a su hijo en un Refugio Seguro designado, como un parque de bomberos o un hospital, tras lo cual los servicios de protección de menores cuidan del bebé hasta que se encuentra una familia de acogida o una familia adoptiva permanente).

Las circunstancias pueden dificultar, si no imposibilitar, que algunas madres cuiden de sus hijos. Esto deja solo dos opciones. Si en la comunidad provida queremos que el aborto sea una opción impensable, tenemos que facilitar al máximo que las madres elijan la adopción.

Desde un punto de vista pragmático, la defensa de la adopción tiene sentido. Cuando se menciona la palabra «aborto» en la sociedad, inmediatamente se trazan las líneas de batalla y la gente levanta la guardia. Por el contrario, cuando se menciona la palabra «adopción», existe un consenso casi unánime de que es algo bueno. La comunidad provida puede conseguir más fácilmente el apoyo de todo el espectro político para las iniciativas de adopción que para las restricciones del aborto. Aunque ambos objetivos son deseables, solo la promoción de la adopción puede ser posible en estados azules como California. Las personas que nunca restringirían el aborto pueden estar dispuestas, e incluso entusiasmadas, a apoyar la adopción.

Una forma en que el gobierno podría apoyar la adopción es mediante ayudas económicas. Según el Portal de Información sobre Bienestar Infantil del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU., el coste medio de adoptar un niño oscila entre 20.000 y 60.000 dólares, y puede ser incluso más caro. Esto está muy por encima de las posibilidades del estadounidense medio.

Al apoyar la adopción, apoyamos una de las cosas más bellas del mundo: la construcción del amor familiar. De una manera imperfecta, los padres adoptivos reflejan el amor de Dios, ya que, por medio de Jesucristo, Dios nos adoptó como hijos e hijas suyos. Nos injertó en su árbol genealógico y heredamos todo lo que es suyo (cf. Rm 8,16-17). La adopción refleja este amor incondicional de nuestro Padre Celestial: «Mas cuando llegó la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción filial. […] Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios» (Gal 4,4-5,7)

Cuanto más buena y bella es una cosa, más la odia el diablo. Satanás odia especialmente la relación entre madre e hijo porque fue a través de Madre e Hijo como él fue derrotado para siempre, un hecho que nunca perdonará ni olvidará. El padre de la mentira siempre utiliza la misma táctica para socavar las relaciones: distraer, engañar, dividir y destruir. En el aborto, el engañador aleja a una madre del ser humano vivo que lleva dentro, la engaña con mentiras de que la vida del niño amenaza sus propios intereses y divide a los dos permanentemente mediante la destrucción del niño.

Del mismo modo que existe un paralelismo invertido entre María y Lucifer (por ejemplo, mientras que María acogió a Jesús en su seno, Lucifer se opuso a que el Hijo de Dios se hiciera hombre; y mientras que María se santificó por la obediencia, Lucifer se corrompió por la desobediencia), la adopción es el paralelismo invertido del aborto. La adopción vuelve a centrar a la madre en la vida de su hijo no nacido, reafirma que el bebé es un don de Dios y une sus intereses para que pueda crearse una familia. En lugar de acabar con la vida, ¡la adopción es la expansión del amor y la vida!

Si además tenemos en cuenta que san José, el padre adoptivo de Jesús, salvó a su Hijo de la matanza de los inocentes (una frase que describe con precisión el aborto), queda claro que la adopción ocupa un lugar muy especial en el plan amoroso de Dios para nosotros.

Encuentro una enorme alegría en ser padre adoptivo. Ser padre adoptivo no es solo un don, sino una llamada a cuidar del bienestar físico, emocional y espiritual de nuestra hija. Estoy llamado a ser el reflejo del Padre Celestial para nuestra hija. Es una responsabilidad tremenda, de la que Dios me hará responsable el día del juicio. Cuando mi hija tiene miedo, acude a su padre porque sabe que soy un protector (¡acude a su madre para casi todo lo demás!). Cuando sacrifico mi tiempo y energía las noches de la semana y los fines de semana para estar con ella, mi hija sabe que es amada y apreciada. A través de la oración y el estudio juntos, le enseño sobre nuestra fe católica, la vida espiritual y la guerra espiritual.

El crecimiento de nuestra familia a través de la adopción me ha hecho sentir especialmente agradecido por llevar el nombre de san José. Imagino a san José llevando sin miedo a su familia a Egipto, trabajando muy cerca de su Hijo durante su oficio diario como carpintero, enseñando las Sagradas Escrituras a Jesús y, sobre todo, le veo radiante de alegría al ver a Jesús crecer en edad y sabiduría.

Pero la adopción no es simplemente una bendición para una sola familia; es una bendición para las comunidades locales, la nación y el mundo. Une a personas con diferencias y revela que no somos simples vecinos; somos una familia unida por la Preciosa Sangre del Cordero. El amor es siempre expansivo y une a las personas para que todos seamos uno (Jn 17,21). Las familias formadas a través de la adopción demuestran que las diferencias son solo superficiales y que Dios creó a cada persona humana para ser amada, apreciada y atesorada.

Nuestra hija adoptiva es el mayor regalo de Dios que podríamos pedir. Los matrimonios con o sin hijos biológicos deberían tener la oportunidad, si así lo desean, de ampliar sus familias mediante la adopción. Trabajemos juntos para que la adopción no solo sea posible, sino que esté fácilmente disponible y sea económicamente accesible. Hagamos que la adopción sea tan deseable que nadie quiera volver a optar por el aborto.

Publicado por Dr. Joseph M. Eble en The Catholic World Report

Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana

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Comentarios
5 comentarios en “La adopción es un hermoso regalo y una oportunidad necesaria
  1. La correcta judicialización de los trámites de adopción, debería impedir o dificultar la práctica de «alquiler de vientres» (maternidad subrogada).

  2. Alternativa interesante, si no fuera porque el globalismo satánico hace tiempo que se encargó de vaciar de contenido esta misma institución, al convertirla en un derecho de los adoptantes, en vez de lo que siempre fue: derecho de los adoptados.

    Por tanto, hemos de ser cuidados con los planes de adopción, porque al final podemos estar entregando a huérfanos inocentes a experimentos horrendos de ingeniería social, que les privarán de su derecho a un padre y una madre.

  3. Hermosas palabras la de este padre adoptivo respecto de la adopción y de su hija adoptada.
    Hay que aplaudir siempre este tipo de manifestaciones por el bien que traen consigo.
    Y desde luego subrayar que, para niños huérfanos y desamparados, no se trata de ningún derecho a ser padre y madre por adopción sino un regalo que se recibe en una familia compuesta por un padre y una madre. O mejor, un hombre que será el padre y una mujer que será la madre (parece mentira el punto al que hemos llegado si hay que andar precisando estos extremos).

    1. Enrique, es un regalo… que jurídicamente se construye como derecho. Y su titular es el adoptado, no los adoptantes.

      Dilema absurdo y falaz. Puede inventar el término poético que quiera, pero al final, es un derecho natural, derivado de una institución natural, el matrimonio y su prole.

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