En una carta dirigida a los parlamentarios británicos, George Carey, antiguo primado de la Iglesia de Inglaterra, escribe que el suicidio asistido es un «acto de gran generosidad, amabilidad y amor humano» para ayudar a los pacientes con enfermedades terminales a terminar con sus vidas.
George Carey, máxima figura de la Iglesia de Inglaterra entre 1991 y 2002, instó al gobierno a debatir la muerte asistida, diciendo que es «profundamente cristiano» detener el sufrimiento de las personas convirtiendo a los médicos en ejecutores.
Lord George Carey ha escrito a los parlamentarios diciendo que es un «acto de gran generosidad, amabilidad y amor humano» para ayudar a los pacientes con enfermedades terminales a terminar con sus vidas.
Lord Carey, cuya posición está en desacuerdo con la postura de la Iglesia de Inglaterra, escribió: “Es profundamente cristiano hacer todo lo posible para garantizar que nadie sufra en contra de sus deseos. Algunas personas creen que encontrarán sentido a su propio sufrimiento en los últimos meses y semanas de vida. Lo respeto, pero no se puede justificar esperar que otros compartan esa creencia”.
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Que se puede esperar de una secta plagada y dirigida por masones?
Pues si. Es una pena porque yo, católico romano desde siempre, estoy pensando en pasarme a la Iglesia Episcopaliana. Solo me retiene que el único dogma al que le doy absoluta importancia es la presencia real de Cristo en la comunión (aunque yo no pueda recibirla). Pero está ahí!
Pues menos mal que ya es «ex», aunque ello no reste barbaridad a tamaño dislate. En catalán, cuando decimos «ecs», queremos decir: «¡Que asco!»
¿Pero todos estos no se habían convertido ya, con el maravilloso ecumenismo del CVII, las reverencias, abrazos, y bendiciones de los papas postconciliares?
¡Ah, que es al contrario, que en la Iglesia Católica, especialmente con quienes conviven con protestantes (alemanes, holandeses…), ya empiezan a verse también estas mierdas!
¡Cuánto listo ha habido en la Iglesia Católica en los últimos 60 años!
Antes los católicos eran unos rígidos tridentinos, aplicaban al pie de la letra aquello de San Juan «Si alguno viene a vosotros y no es portador de esta doctrina, no le recibáis en casa ni le saludéis» (II Juan 1:10).
Como decía san Agustín, de nada le sirve al sarmiento cortado mantener la forma si no circula por él la savia. Con estos herejes poco trato, que si juntas manzanas podridas con manzanas sanas, en la misma cesta, no se sanan las podridas se pudren las sanas.
Los cristianos no se matan ni matan, pues esperan que Jesucristo los sane, si es su voluntad, o, al menos, que los libre de los infinitamente peores y duraderos sufrimientos del infierno o del purgatorio.
Debería Vd. saber, Sr. Carey, pues fue un discípulo de Cristo (digo fue porque hoy en día es sólo un falso discípulo) que la vida sólo la da y la quita Dios, cuando Él lo cree conveniente. A veces pensamos o pienso, por qué unos viven tantos años, como Carrillo, las élites oscuras (Rockefeler and company) y en cambio otras buenas personas se van pronto. Quizás ¿porque les quiere dar una oportunidad para convertirse? No sé pero sólo Él sabe el porqué.