¿Dejar la Iglesia para seguir siendo católico? Los fieles alemanes se enfrentan al dilema del impuesto eclesiástico

sínodo Alemania
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(National Catholic Register/Jonathan Liedl)-Cada vez son más los católicos practicantes alemanes que no quieren financiar la controvertida trayectoria de la Iglesia local tras el Camino Sinodal; pero la única forma de no pagar el «impuesto eclesiástico» es desafiliarse oficialmente de la Iglesia católica en Alemania y arriesgarse a perder el acceso a los sacramentos.

David Rodríguez, ciudadano con doble nacionalidad alemana y española que vive en Alemania desde hace 30 años, ama su fe católica. Feligrés de St. Herz Jesu en Berlín, declara al Register que «los sacramentos son como el agua que necesito para la vida espiritual».

Pero alarmado por el respaldado oficialmente Camino Sinodal alemán, que a principios de este año aceptó una serie de resoluciones que se apartan de las enseñanzas de la Iglesia, y convencido de la necesidad de dejar de contribuir económicamente al mismo, Rodríguez está considerando una medida que, según la práctica eclesiástica vigente en Alemania, pondría en peligro su acceso a los sacramentos: desafiliarse legalmente de la Iglesia católica en Alemania.

Es un paso dramático, que implica renunciar públicamente a la pertenencia a la Iglesia ante un funcionario del gobierno. Esta medida se considera en Alemania una «autoexcomunión» de facto, ya que quienes la llevan a cabo quedan técnicamente excluidos de la Eucaristía, la penitencia, otros sacramentos e incluso de recibir cristiana sepultura. También se restringe la participación eclesial, ya que se prohíbe ocupar cargos o empleos en la Iglesia, participar en consejos diocesanos o parroquiales e incluso ser padrino o madrina.

Pero la desafiliación es actualmente la única forma posible de que un adulto oficialmente registrado como católico en Alemania deje de pagar el Kirchensteuer («impuesto eclesiástico») obligatorio, que proporciona la mayor parte de la financiación a las diócesis católicas de Alemania y, a su vez, al Camino Sinodal.

Y dado que el Camino Sinodal votó a favor de aplicar una serie de resoluciones heterodoxas en su asamblea final del pasado mes de marzo (incluidas la bendición de las relaciones homosexuales, el intento de ordenación de mujeres y la adopción de medidas preparatorias para establecer un consejo sinodal permanente prohibido por el Vaticano), seguir contribuyendo al mismo viola la conciencia de muchos católicos alemanes que desean ser fieles a la Iglesia universal.

Así, mientras que muchas de las personas que se desafilian de la Iglesia católica en Alemania lo hacen probablemente por su deseo de no seguir financiando una fe en la que ya no creen ni practican, los fieles católicos como Rodríguez están considerando cada vez más la posibilidad de renunciar a su afiliación por una razón diferente y se están planteando la cuestión, a la luz de la problemática trayectoria del Camino Sinodal en Alemania, de si necesitan «dejar la Iglesia para seguir siendo católicos», o al menos para no seguir violando sus conciencias.

Según Birgit Kelle, portavoz del grupo laico alemán Nuevo Comienzo (Neuer Anfang), que se ha mostrado crítico con el Camino Sinodal, «no pasa un día» en que la organización no sea contactada por católicos alemanes horrorizados por la dirección de la Iglesia local y que preguntan si deberían abandonar la estructura de la Iglesia alemana para evitar financiarla.

Kelle declaró al Register que el Kirchensteuer ha sido durante mucho tiempo una fuente de frustración para los fieles alemanes, pero las acciones del Camino Sinodal no han hecho sino intensificar la preocupación.

El coste del Camino Sinodal nunca ha sido hecho público oficialmente por los responsables, pero la Agencia Católica de Noticias estimó en mayo de 2022 que el coste desde el inicio del proceso en 2019 hasta ese momento ascendía a 5,7 millones de euros. Pero esa cifra no incluye las dos últimas asambleas del Camino Sinodal, ni los gastos del próximo Comité Sinodal de tres años, que según Kelle, los representantes eclesiales han indicado que tiene un presupuesto de 2,5 millones de euros al año en adelante.

«Para muchos, es la gota que colma el vaso», dijo Kelle al Register. «Muchos creyentes están realmente conmocionados y ya no pueden conciliar con su conciencia el hecho de dar dinero a una institución que está diciendo a gritos adiós a la unidad de la Iglesia».

Kelle describe una situación en la que muchos católicos se debaten entre mantener su pertenencia a la estructura eclesiástica públicamente reconocida y no contribuir a un proyecto que creen que está empujando a la Iglesia alemana hacia el cisma con Roma. La lucha se complica por el hecho de que aún pueden encontrarse parroquias y sacerdotes ortodoxos en muchas diócesis alemanas, por no hablar de las duras prohibiciones asociadas a la desafiliación.

Este tira y afloja se juega en los corazones de católicos alemanes como Axel Müllers, que vive en la diócesis de Aquisgrán. Este empresario católico, padre de tres hijos, se opone frontalmente al Camino Sinodal y considera inaceptable el régimen actual.

«Te insultan y luego te obligan a que pagues por ello», declaró al Register.

Y sin embargo, por mucho que Müllers se oponga al Camino Sinodal y al hecho de que sus impuestos eclesiásticos contribuyan a financiarlo, la perspectiva de renunciar formalmente a su pertenencia a la Iglesia católica en Alemania es demasiado dolorosa como para considerarla.

«Me rompería el corazón», declaró al Register.

El dilema al que se enfrentan los fieles católicos alemanes ilustra los antiguos problemas del Kirchensteuer y la complicada relación entre la pertenencia a la Iglesia y la legislación estatal que la sustenta.

El acuerdo se remonta a la Constitución de Weimar de 1919, cuando el gobierno no estaba dispuesto a financiar a la Iglesia católica, pero estaba obligado por las medidas de libertad religiosa a tratar a las religiones por igual. Como consecuencia, la Iglesia Evangélica -o Luterana- perdió su estatus de Iglesia oficial del Estado, y el gobierno ordenó legalmente que los organismos eclesiásticos católicos y luteranos fueran financiados por sus miembros en igualdad de condiciones.

Según la ley, la Iglesia católica y otras entidades religiosas de Alemania son reconocidas como corporaciones de derecho público. Esto significa que la pertenencia a la Iglesia es una cuestión tanto legal como espiritual: cuando una persona es bautizada o recibida de otro modo en la fe católica, queda constancia de ello no sólo en los registros de la Iglesia, sino también en los del Estado. Del mismo modo, abandonar formalmente la pertenencia religiosa implica un peculiar enredo entre Iglesia y Estado, ya que hay que solicitarlo directamente al Estado, y la entidad religiosa sólo recibe la notificación a posteriori.

Como corporaciones de derecho público, las entidades religiosas en Alemania tienen derecho a que el Estado recaude fondos de los miembros en nombre de la entidad: el impuesto eclesiástico. El tipo es del 8% de lo que se paga en impuestos sobre la renta en los estados de Baviera y Baden-Württemberg, y del 9% en el resto del país.

Por ejemplo, a un católico que viva en Berlín, gane el salario medio anual alemán de 43.722 euros y pague los 5.981 euros correspondientes en concepto de impuesto sobre la renta, el Gobierno le descontaría 538,29 euros adicionales de su sueldo y los remitiría a la archidiócesis de Berlín. Sólo en 2022, la Iglesia católica alemana recibió unos 6.800 millones de euros en concepto de impuestos eclesiásticos de sus 21 millones de miembros.

Mientras que otros grupos religiosos, como las «iglesias libres» cristianas y la comunidad judía de Berlín, han renunciado a que el gobierno recaude las cuotas de sus miembros, las comunidades eclesiásticas católica y evangélica han mantenido esta práctica, aunque no sin gran controversia en las últimas décadas.

El Papa Benedicto XVI, de origen alemán, fue un destacado crítico del Kirchensteuer. Durante su pontificado, el Vaticano emitió una resolución en 2006 que se interpretó ampliamente como una aclaración de que los católicos alemanes que optan por dejar de pertenecer a la entidad católica legal que percibe el impuesto eclesiástico no están cometiendo necesariamente un «acto formal» de deserción. Y en un libro-entrevista de 2016, el entonces papa emérito dijo que tenía «serias dudas sobre la corrección del sistema tal como es» y que «la excomunión automática de los que no lo pagan, en mi opinión, no es sostenible.»

Pero el episcopado alemán se ha resistido a los esfuerzos por frenar el impuesto eclesiástico, o al menos ofrecer una alternativa. En particular, un decreto general de 2012 de la Conferencia Episcopal Alemana reafirmó que la desafiliación representa «un distanciamiento voluntario y consciente de la Iglesia» que «viola el deber de mantener la comunión con la Iglesia y el deber de hacer una contribución financiera para garantizar que la Iglesia pueda cumplir sus tareas». El decreto de los obispos también establece las consecuencias sacramentales y eclesiales de la desafiliación antes mencionadas.

El Vaticano aprobó el acuerdo, pero con «un mal presentimiento», dijo al Register un canonista de la Curia familiarizado con el proceso.

Otros canonistas han criticado la actual situación de la Iglesia en Alemania. El padre Gero Weishaupt ha argumentado que la renuncia legal a la Iglesia católica reconocida civilmente no es motivo suficiente para privar a los católicos de los sacramentos y del ejercicio de los cargos que poseen por derecho, salvo una declaración formal de excomunión por parte de las autoridades episcopales competentes.

Más recientemente, el obispo auxiliar de Colonia, Mons. Ansgar Puff, sugirió en su homilía del 23 de abril que quienes se han desafiliado de la Iglesia católica en Alemania deberían seguir teniendo acceso a la Eucaristía si son católicos creyentes.

«¿Es correcto no invitarles más a nuestra mesa? ¿Han perdido la fe? Habitualmente no», dijo.

Menos partidario de las medidas del Camino Sinodal que la mayoría de los obispos alemanes, el rechazo del obispo Puff a las restricciones estrictas para quienes se desafilian puede estar influido por el creciente número de católicos alemanes que se plantean (o tal vez incluso llevan a cabo) abandonar la entidad eclesiástica legalmente reconocida por el deseo de no apoyar materialmente el camino actual de la Iglesia alemana.

Pero dejando a un lado los malos sentimientos y las críticas canónicas, el impuesto eclesiástico obligatorio sigue siendo la ley eclesiástica del país en Alemania y los católicos que no pueden soportar seguir contribuyendo económicamente al Camino Sinodal están considerando medidas drásticas para evitar pagarlo.

Para Doro Ludwig, de Augsburgo, eso significa incluso buscar oportunidades de trabajo en el extranjero, aunque en la mayoría de los casos «por ahora eso es sólo un sueño».

En cambio, para Ilka Stöss, madre de tres hijos de Chemnitz, la desafiliación de la Iglesia católica alemana está actualmente «descartada», a pesar de su profunda preocupación por el Camino sinodal. Parte de su razonamiento es que la Iglesia en Alemania no se ha separado oficialmente de la Iglesia católica universal aún y los sacramentos válidos todavía están disponibles (su pasado como conversa al catolicismo desde el ateísmo también juega un papel importante).

«Cuando has tomado la decisión consciente de unirte a esta Iglesia, [no puedes] volver a salirte», dijo al Register, compartiendo un sentimiento expresado por otros conversos. «Vine para formar parte de la Iglesia del Señor. Sería absurdo renunciar a ella».

Otros católicos, sin embargo, reconocen que, aunque todavía no se han desafiliado, hay líneas rojas que, si la Iglesia alemana las traspasara, podrían llevarles a una situación límite.

Para Müllers sería el intento de ordenación de mujeres, no sólo en su diócesis de Aquisgrán, cuyo obispo ordinario, Helmut Dieser, es uno de los más comprometidos defensores de las resoluciones del Camino Sinodal, sino en cualquier lugar de la Iglesia alemana.

«Una vez que esto ocurra en un lugar, otros lo seguirán», dijo. «Los tontos se precipitan».

Ludwig reconoce que ya ha puesto líneas rojas, pero cada una de ellas ya ha sido cruzada, y sigue sin abandonar formalmente la Iglesia. Aunque dice que los sacerdotes que conoce le han dicho que seguirían ofreciéndole los sacramentos si se desafiliara, parte de su razón para no irse es que «sentiría que estaría mintiendo» a otros sacerdotes que desconocieran su situación.

La recomendación de Nuevo Comienzo a los católicos preocupados por el rumbo general de la Iglesia en Alemania y frustrados porque sus euros ayuden a financiarla es «no tomar decisiones precipitadas y esperar a ver qué ocurre realmente», dijo Kelle al Register.

«Hasta ahora sólo hay resoluciones del Camino Sinodal, pero de facto no son vinculantes según el derecho eclesiástico», explicó. «Mientras no se apliquen, no son más que papel mojado».

Kelle también añadió que en el caso de «implementaciones aisladas» de las resoluciones del Camino Sinodal, los católicos alemanes deberían dar tiempo al Vaticano para responder, «ya que hay indicios de que Roma está cada vez más molesta con la actitud alemana de ir por libre.»

Kelle y Nuevo Comienzo también aconsejan que los católicos alemanes expresen su descontento a sus propios pastores locales. Pero muchos ya lo han hecho a un nivel aún más alto, enviando llamamientos directos a Roma en los últimos años, pero con escasos resultados.

Según un informe de 2020 del periódico católico alemán Tagepost, las solicitudes de revisión de una aparente contradicción entre el decreto de los obispos alemanes de 2012 y la ley de la Iglesia ya han sido hechas por los católicos alemanes al Dicasterio para Textos Legales en Roma. El artículo describía el asunto en aquel momento como «no tratado con rapidez» por el Vaticano; tres años después, no se ha resuelto aún, al menos no públicamente.

Müllers ha tenido una experiencia similar. Según declaró al Register, en febrero de 2021 escribió al cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede, expresando su preocupación por el pago del Kirchensteuer, dada la situación de la Iglesia en Alemania, y señalando su disposición a dirigir su apoyo financiero a entidades católicas en consonancia con Roma.

En una respuesta fechada el 27 de abril de 2021, el arzobispo Luigi Roberto Cona, asesor para asuntos generales de la Secretaría de Estado, le agradeció su «solidaridad con la Iglesia universal», señaló que el derecho canónico «no reconoce el abandono de la Iglesia, sino sólo la excomunión por apostasía, herejía o cisma», pero afirmaba, no obstante, el deber de los católicos alemanes de apoyar económicamente a la Iglesia local – «independientemente de sus deficiencias» – a través del modo designado por los obispos.

Una carta similar enviada al cardenal Mauro Piacenza, jefe de la Penitenciaría Apostólica, el 15 de junio de 2021, no recibió respuesta, expuso Müllers.

Más recientemente, Rodríguez ha pedido ayuda al nuncio papal en Alemania, el arzobispo Nikola Eterović. En un correo electrónico conjunto con su esposa, Nuria, enviado el 17 de marzo, Rodríguez explicaba cómo no podían, en conciencia, seguir apoyando económicamente al aparato de la Iglesia católica en Alemania tras la asamblea del Camino Sinodal. Los Rodríguez preguntaron a bocajarro al nuncio: «¿Sería posible seguir recibiendo los sacramentos si renunciáramos a la Iglesia católica pública alemana y donáramos el dinero a otra Iglesia que sea fiel?».

En la respuesta por correo electrónico del nuncio del 28 de marzo, subrayaba que desafiliarse de la Iglesia en Alemania por preocupaciones sobre la financiación de su trayectoria actual «se considera abandonar el sistema de financiación de la Iglesia en Alemania, pero no debe entenderse como apostasía de la fe católica.»

Sin embargo, el arzobispo Eterović en ningún momento abordó la preocupación central de los Rodríguez sobre la recepción sacramental si abandonaban la Iglesia, limitándose a escribir que «como Nuncio Apostólico en Alemania, percibo estas preocupaciones y necesidades de los creyentes y las trataré de acuerdo con mi competencia e informaré al Santo Padre Francisco y a las oficinas apropiadas de la Curia Romana», antes de ofrecer una extensa reflexión sobre la importancia de la Iglesia católica alemana y la necesidad de evangelización.

Rodríguez dijo al Register que está esperando la confirmación oficial de que puede seguir recibiendo los sacramentos antes de desafiliarse, pero que está llegando a un punto de ruptura. «No puedo seguir pagando a todos estos obispos herejes», dijo al Register.

Pero hasta que Roma responda con soluciones concretas, Rodríguez y los católicos alemanes como él tendrán que seguir pagando a una Iglesia que promueve abiertamente lo que ellos consideran desviaciones de la fe católica, o arriesgarse a «ir por libre» y perder potencialmente el acceso a la vida sacramental que les sostiene.

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Comentarios
20 comentarios en “¿Dejar la Iglesia para seguir siendo católico? Los fieles alemanes se enfrentan al dilema del impuesto eclesiástico
  1. La solucion podria ser hablar con el parroco y decirle que le pagaran directamente a el la donación en vez del impuesto, siempre y cuando se predique en su parroquia la fe verdadera.

  2. Ya hace años, católicos fieles, trajeron a bautizar a sus hijos a parroquias españolas. Otros acudieron a la FSSPX para recibir los sacramentos. En cualquier caso, colaborar económicamente con los que mantienen posiciones heréticas es peor, moralmente hablando, que darse de baja de una burocrática estructura que mantiene un ejército de personas que no son católicas.

  3. Me da tristeza la insistencia en lo económico, que es secundario.
    Mutatis mutandi, es como el que, en protesta por una mals homllía, deja de echar limosna. ¿Esto qué es, un espectáculo que si te gusta, echas en el cestillo, y si no, no?
    O como el que deja de poner la X para «castigar» a los obispos por tibios. (Con lo cual estaríamos impulsando justo lo contrario de la recta doctrina: que los obispos sigan intentando «hacer atractiva» la fe para q haya más X. Estaríamos siguiéndole el juego)
    Centrémolos en lo doctrinal, en lo católico. Lo económico es incómoda infreaestructira necesaria pero sin trascendencia

    1. «O como el que deja de poner la X para ‘castigar’ a los obispos por tibios»

      No se trata de castigar a nadie, sino de no financiar el mal y, así, hacerse cómplice del mismo. ¡Pues anda que no hay otras formas de «ayudar a la iglesia en sus necesidades»!

      Ejemplo práctico: proteste usted por las profanaciones o por las herejías soltadas desde los púlpitos y verá como les entra por un oído y les sale por el otro. Deje de financiarlo y de acudir a la parroquia donde lo hagan (no es obligatorio ir a una en concreto) y verá qué pronto se acaba (sin público ya no tienen a quién soltarle herejías, ni organizan actos sacrílegos o de profanación para los bancos vacíos).

      1. Aprecio su comentario; pero no puede convencerme del todo.
        Cada minuto estamos financiando el mal y aun lo diabólico (es salir a la calle y ver la propaganda LGTB que ponen los Aytos), a millonadas…
        Centrarse en lo financiero, al hablar de la Iglesia los que la amamos, es… para mí es enfocarlo mal.
        Pero en fin, no deseo polémicas- ni atino a expresar bien mi opinión

      2. El dinero que antes daba a Cáritas, a otros organismos de la iglesia, o mi suscripción como colaborador de la parroquia, lo dono en la actualidad a actividades provida, a infocatolica, infovaticana, abogados cristianos, u otras organizaciones que verdaderamente defienden nuestra doctrina.

  4. Conferir a un grupo de vejestorios heréticos, mayormente dirigidos por un lobby LGBTI, como son los obispos germanos (con honrosas excepciones) el poder de mantener o expulsar a un católico es un error grave, que lleva al horrible dilema planteado.

    Ciertamente, un católico no debe contribuir al sostenimiento económico o material de una estructura de pecado. Yo mismo me he negado este año a marcar la X de mi declaración de la Renta, porque en conciencia no puedo financiar un altavoz de la muerte de inocentes como es COPE y 13 TV.

    Ojalá se encuentre la manera de que un católico alemán se desvincule de ese impuesto religioso, de esa extorsión intolerable, para no tener que elegir entre su fe o ser borrado como tal por sus propios pastores, entregados por completos a los lobos.

    1. Aparte de que seguramente las misas oficiadas por los herejes sinodales alemanes son inválidas (pues ni creen lo mismo que la Iglesia, ni tienen la misma intención al celebrar, siendo este último requisito imprescindible para su validez), incluso si es válida en algún caso, dudo mucho que al ir a comulgar pidan a los fieles el certificado de estar al corriente de pago del impuesto simoníaco, por lo que sus amenazas sólo son un medio para meter miedo a los católicos fieles y seguir manteniendo el chiringuito. Si se plantara la mayoría de la feligresía y dejaran de pagarlo, ya veríamos si podrían mantenerlo únicamente con lo aportado por adúlteros y homosexuales amancebados.

      1. Catholicvs, pues así es, creo que todos nosotros daríamos ese paso, al fin y cabo la consecuencia real es ser dado de bajo de un simple registro administrativo. No habiendo merma en el acceso a los sacramentos, mejor no violentar nuestra conciencia cooperando a extender el humo satánico.

        También es verdad que no han de faltar maneras de cumplir con el Quinto Mandamiento de la Iglesia, sin empeñar nuestra conciencia en ello.

        P.D. Tengo la intuición de saber quién es usted, aunque de momento es mera intuición, nada más. De ser como sospecho, le felicito por su labor constante de defensa de la Iglesia, en tantos y tantos foros y espacios. Por descontado, no voy a dar la menor pista de mi hipótesis. Un saludo.

        1. No es posible que sepa quién soy, ni usted ni nadie, y solamente utilizo este nick, que, aparte de en mi blog (en el que llevo tiempo sin escribir por motivos que no vienen al caso), sólo he empleado en Infovaticana y en algún comentario suelto en Infocatólica (que se pueden contar con los dedos de una mano a lo largo de los años). Pero, sin saber a quién se refiere, me uno a su felicitación a ese alguien que trabaja en defensa de la Iglesia.

          1. Catholicvs, pues mi intuición, que es humana, me habrá fallado.

            De todas formas, si he felicitado a esa tercera persona, es porque en ella veo la misma defensa valiosa de la Iglesia que en usted.

            Saludos.

  5. «Los católicos alemanes deberían dar tiempo al Vaticano para responder». Esta excusa no vale, pues «niño que no llora no amamanta». Roma es experta en este tipo de salir al paso de sus responsabilidades. Si los obispos promueven herejías etc. entonces la Santa Sede, es decir, el Papa tiene que intervenir. Si los obispos alemanes no hacen caso de las decisiones del Papa, él tiene que intervenir en defensa de los católicos que son perseguidos por los obispos y curas locales. Estos obispos han de ser sancionados con todo el peso de la ley, del Derecho Canónico, y a mi parecer removido y según el caso excomulgados. Un papa que no es capaz de cumplir sus obligaciones hace un daño enorme a la Iglesia y se enfrenta con condena eterna, es decir, el infierno.
    En realidad, la rebelión de Lutero y también la de Enrique VIII eran en gran medida un gran latrocinio debido a que Lutero contaba con el apoyo de los Príncipes que querían apoderarse de los bienes de la Iglesia, que eran utilizados prí

  6. Ni un puto duro al putiferio sinodal. No hay ni una rata calabacera modernista por muy prelado bujarrón que sea que no le guste la pasta gansa, detrás de toda esta movida del diablo está lo de siempre, a la saca. En mi caso, y por si acaso, no creo que sean capaces de borrarme del bautismo, seria inútil, es un sacramento que imprime carácter. Están tensando demasiado la cuerda y está acabará rompiéndose…..

  7. Es un espanto que el Estado, concentración de un enemigo del alma, el mundo, sea el registra los fieles. El recaudador para la iglesia.
    Como el Estado hace cualquier cosa, lo más puro sería separación iglesia estado. Es un mal matrimonio, igualmente el Estado ya la abandonó.

  8. Los alemanes no quieren aportar efectivamente a la maquinaria de la herejía. Es algo material.
    Pero hay otra financiación de herejías. Con el clientelismo político. No monetario, sino presencial.
    Diga cualquier herejía un sacerdote, un obispo, un diacono, seguir escuchando, callarse y hacer como si nada. Así van a poner personajes de Disney en el altar y nadie va a decir nada.
    En diócesis heterodoxas hay que irse.

  9. Yo me desafiliaría, y el dinero equivalente lo daría directamente a cáritas, a la parroquia fiel, a una organización en verdadera comunión… y seguiría yendo a recibir los sacramentos.

    Desafiliarse no es apostatar, aunque lo diga un papel. Es ridículo. Vamos que el obispo admite a la comunión a un luterano, pero no a este pobre Ludwig que está que no puede más porque ama de veras a la Iglesia.

    ¡Ánimo!

  10. La moneda para pagar, igual que Judas, es la traición a la Verdad. Este es el dilema que tenemos que asumir todos los católicos: el sentirnos excluidos de una iglesia que cada vez es menos la de Cristo. Una iglesia que persigue y expulsa a los sacerdotes y fieles que defienden la Verdad. Una iglesia que se está apropiando de los templos y de los sacramentos para subvertirlos. Creo que este es el sentido real de la «apostasía silenciosa»: no es rechazar abiertamente la fe, como se cree, sino permanecer en silencio en una iglesia que ya no es la de Cristo y seguir «pagando» tributo.

    ¡Ven Señor Jesús!

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