El clero del estado de Illinois abusó de casi 2.000 menores

Sacerdotes
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El fiscal general del estado norteamericano de Illinois declara que 451 clérigos católicos abusaron sexualmente de casi 2.000 niños, un número muy superior al declarado anteriormente por las seis diócesis del estado.

El fiscal general Kwame Raoul informó en rueda de prensa que, tras una investigación que ha durado cinco años, su oficina ha determinado que sacerdotes y religiosos de las seis diócesis con que cuenta el estado habían abusado de 1997 niños desde 1950.

El informe 696 llega solo un mes después de que el Fiscal General de Maryland publicara un informe de casi 500 páginas que detalla el abuso sexual de niños y adolescentes por parte del clero de la Archidiócesis de Baltimore, y el innovador informe del gran jurado de Pensilvania de 1356 páginas publicado en 2018 que expuso décadas de abuso sexual clerical y encubrimiento de la Iglesia.

“Espero que este informe arroje luz tanto sobre aquellos que violaron sus posiciones de poder y confianza para abusar de niños inocentes, como sobre los hombres en el liderazgo de la iglesia que encubrieron ese abuso”, dijo Raoul, lamentando que muchos casos habían prescrito o que los sacerdotes acusados han muerto. “Es posible que estos perpetradores nunca rindan cuentas ante un tribunal de justicia, pero al nombrarlos aquí, la intención es brindar una responsabilidad pública y una medida de curación a los sobrevivientes que han sufrido en silencio durante mucho tiempo”.

La Red de Supervivientes de los Abusos Sacerdotales, SNAP, emitió un comunicado calificando el informe de «impresionante» y «desgarrador».

Como ha sucedido desde que empezaran a salir a la luz este tipo de escándalos, ya con Juan Pablo II, las autoridades, tanto eclesiales como civiles, hacen verdaderos equilibrios para evitar el elefante en la habitación, es decir, el carácter abrumadoramente homosexual de estos abusos. Así, recoge LifeSiteNews, una búsqueda de la palabra “homosexual” dentro del informe arroja solo dos resultados, “pedófilo” aparece ocho veces, y “pederasta”, ninguna, pese a que los casos descritos se refieren en buena parte a niños y jóvenes forzados sexualmente.

El obispo Daniel L. Ryan, titular de la Diócesis de Springfield de 1984 a 1999, se encuentra entre los cientos de clérigos citados en el informe. Según el testimonio de un hombre identificado como “Scott”, el abuso sexual por parte del obispo recién nombrado comenzó en 1984 cuando Scott tenía solo 11 años. “Estás sirviendo a Dios al hacer esto”, insistía Ryan en el recuerdo de “Scott”. “No le digas a tus padres o les pasará algo malo”.

Años más tarde, en 2019, la Diócesis de Joliet confirmó que Ryan era un abusador sexual infantil y en 2002 fue acusado de solicitar sexo a un niño de Springfield de 15 años en 1984, el mismo año en que regresó a la ciudad y comenzó a abusar de Scott.

“Seamos claros, en nuestra opinión, los obispos mintieron”, dijo SNAP en su declaración, en respuesta a la investigación de Illinois AG. “No se cuestionan los hechos del informe: hasta 2018, cuando comenzó la investigación, los jerarcas de todas las diócesis de Illinois mantuvieron en secreto a los abusadores conocidos, se negaron a incluirlos en sus listas de acusados y se negaron a reconocer la verdad de que los sobrevivientes de abuso que llegaron adelante para hacer un informe compartido con ellos”.

Aunque los casos son distintos unos de otros, la lectura del informe permite encontrar patrones de conducta comunes. En primer lugar, casi todas las víctimas fueron ignoradas por los líderes católicos a quienes recurrieron. En casi todos los casos, los funcionarios de la Iglesia optaron por aceptar las palabras de los abusadores y las recomendaciones de otros obispos en el sentido de decantarse por la inocencia del sacerdote.

En segundo lugar, los líderes católicos utilizaron ingeniosa y resueltamente la prescripción penal para asegurarse de que sus clérigos no se sentaran en el banquillo. En tercer lugar, los prelados engañaron a los fieles al decirles que habían purgado sus diócesis cuando seguían transfiriendo discretamente a los sospechosos de un lugar a otro.

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Comentarios
21 comentarios en “El clero del estado de Illinois abusó de casi 2.000 menores
  1. Con tanta persecución y calumnia, que lo diga el fiscal general (que sólo es una estimación), no es ninguna garantía. Habrá que esperar que haya sentencias al respecto, y mientras no lleguen, debemos respetar la presunción de inocencia de los acusados.

      1. ¿Qué víctimas? Si no hay condenas es que o bien han sido declarados inocentes por un tribunal, o bien no ha habido juicio, y por tanto los acusados son inocentes hasta que se demuestre lo contrario.

    1. Es con estas noticias que el supuesto “sacerdote católico” se pone nervioso, por algo será, estoy seguro que detrás de tanta amargura se esconden muchas sorpresas, alguna doble vida. Nunca piensa en las víctimas, solo le interesa que no se publique más de esto, fue una de las órdenes que con lujo de prepotencia le dio a infovaticana, qué bueno que este medio es imparcial con este tipo de cosas.

  2. ¿Cuántas denuncias de mujeres contra hombres se declaran falsas? ¿Por qué todas las que van contra sacerdotes son verdaderas?

  3. Creo que ya está bien de echar mierda sobre la Iglesia Católica.
    En principio no me creo nada de lo que publican medios anticatólicos que sólo tratan de desprestigiar a la Iglesia y a los santos Papas anteriores.
    En todo caso se ve claramente que lo que les importa es el número para escandalizar, por ello se remontan hasta 1950 y aparece una cifra, 1997?
    Pués aún así saldría a 27 al año o 0’5 a la semana.
    Por favor no participéis también en esta campaña, ya tenemos bastante con la Religión Luterana Digital

    1. Justo. Y eso de remontarse a 1950… ¿dónde se ha visto?
      Habrá que ver a qué llamaban abuso. A lo mejor, a un bofetón de un profe (cosa totalmente habitual y aceptada en esa época).
      Anímense, remóntense a 1750 a ver qué sale

      1. Lo de remontarse a los años 50 o incluso antes, es la única escapatoria que tienen siempre los del Concilio para no reconocer que el turbión de las depredaciones sexuales es fruto directo (junto con el vaciamiento galopante de la Iglesia y la sequía pertinaz de vocaciones) del «Non serviam» del Vaticano II. Buscan y rebuscan algún caso de solicitación clerical de los años 30 ó 40 y ya pueden decir que el abuso sexual acompaña a la Iglesia desde su fundación. Pero en cuanto publican las gráficas con los números exactos, se ve clara la añagaza: los casos se disparan exponencialmente a partir de los sesenta, setenta, ochenta, noventa… Muy astutos, pero sólo aparentemente.

  4. Independientemente de que estas cifras están evidentemente infladas, no cabe duda sin embargo de cómo el celibato ha servido de escondite familiar y social para muchos homosexuales más o menos conscientes a la hora de ser ordenados.

    1. Y la “normalización” o visibilización del fenómeno homosexual sea posiblemente una de las razones que expliquen la caída de las vocaciones religiosas, tanto masculinas como femeninas.

      1. Excelentes observaciones de Mateos Gago y Enrique; amar a la Iglesia es estar conscientes de sus defectos y plantear los cambios que sean necesarios.

        1. Tan «excelentes» que son falsas: la gran mayoría de los abandonos religiosos se produjeron en los años 60, inmediatamente después del Concilio, cuando la homosexualidad era considerada delito en casi todos los países occidentales. Más falsa no puede ser la teoría, por eso usted la suscribe: por su querencia a la mentira. En vez de tanto calumniar a la Iglesia, debería usted someterse a un exorcismo, farsante.

          1. Usted siempre con la inercia de la forma de discurrir de la Teología Dogmática y se queda con el adjetivo para opinar en otros asuntos.
            A diferencia de usted, yo he hablado en subjuntivo y empleando la palabra “posibilidad” en la caída de vocaciones, que no en los abandonos postconciliares. Que también hay que se producen por esta razón: un jesuita muy conocido de mi ciudad de Sevilla, tras un periodo de discernimiento, se ha ido a vivir con un hombre el año pasado.
            Y es bastante coherente que si ahora puede vivirse la homosexualidad con mucha mayor “normalidad” o visibilidad haya quien no tenga ya necesidad de ocultarse tras los hábitos religiosos cuando socialmente no se castiga vivir con la pareja del mismo sexo.

          2. La «posibilidad» de la que habla también es un cuento, como el de distinguir «vocaciones» de «abandonos» en la «espantá» de los 60: ¿quién se cree que mientras religiosos y curas abandonaban en masa, al mismo tiempo había cola para ingresar en los seminarios? Nadie, porque es falso. E insisto: entonces la homosexualidad era delito.

            «…necesidad de ocultarse tras los hábitos religiosos cuando socialmente no se castiga vivir con la pareja del mismo sexo»

            Otro cuento: el jesuita del que habla en presente, ¿cuando se ha ido a vivir con otro hombre? ¿En 1970? No: usted habla de algo reciente. Pues cuando ese jesuita entró en el seminario ya no era delito la homosexualidad. ¿O acaso se ha ido a vivir con otro a los 80 años de edad? Y, por otro lado, incluso cuando era delito, te enchironaban si te pillaban ligando o practicando sexo en público. Nadie daba una patada en la puerta para ver qué se hacía dentro de las casas.

  5. Aquí está el quid de la cuestión:

    «Es posible que estos perpetradores nunca rindan cuentas ante un tribunal de justicia»

    ¿Perpetradores? Si ni siquiera han sido juzgados con qué caradura llaman a alguien «perpetradores»? Todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Es en los calumniadores en quien recae la carga de la prueba. Los sacerdotes inocentes no tienen que demostrar absolutamente nada.

    «los líderes católicos utilizaron ingeniosa y resueltamente la prescripción penal para asegurarse de que sus clérigos no se sentaran en el banquillo»

    Otra calumnia: los «líderes católicos» no tienen absolutamente ninguna capacidad para evitar que se denuncie ante las autoridades civiles y que éstas procesen al acusado, sometiéndole a un juicio justo en el cual le pueden declarar inocente o culpable. Si eso no se ha hecho la prescripción no depende de ellos; ni se puede hablar de prescripción si no se ha probado el delito.

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