La falta de sacerdotes es signo de una “Iglesia estéril”, dice el director de vocaciones de Roma

Fabio Rosini Fabio Rosini
|

El padre Fabio Rosini, director de vocaciones de la Diócesis de Roma, asegura que la reducción del número de vocaciones se debe a una falta ‘general’ de católicos y familias católicas fieles.

La Diócesis de Roma pronto se quedará sin sacerdotes para las casi 340 parroquias de la ciudad. Ha alertado Rosini en declaraciones a la agencia de información de la Conferencia Episcopal Italiana, Agensir. Sus comentarios se produjeron con motivo de la reciente ordenación de once nuevos sacerdotes procedentes del seminario diocesano, el Seminario Mayor Pontificio de Roma y el seminario romano del Camino Neocatecumenal.

Rosini afirmó que el problema no es la falta de vocaciones per se, sino una falta más amplia de católicos practicantes: “no son las vocaciones las que faltan, no son los seminaristas los que faltan, sino que los grandes ausentes son precisamente los cristianos en general .”

Después de haber servido como director de vocaciones de la Diócesis de Roma durante 12 años, Rosini advirtió que la tendencia actual de bajo número de nuevos ordenandos, junto con un número creciente de sacerdotes que se jubilan, “significa que en unos pocos años ya no tendremos suficientes sacerdotes para las parroquias.”

Rosini argumentó que Roma había estado experimentando un bajo número de seminaristas durante algún tiempo y estaba tratando de ocultar el problema practicando “el error endémico” de aceptar o atraer sacerdotes de fuera de la diócesis.

Sin embargo, mientras tales vocaciones externas sirven para “mantener la diócesis en pie”, el director de vocaciones afirmó que “la falta de vocaciones romanas manifiesta el estado de una Iglesia estéril”.

Ayuda a Infovaticana a seguir informando

Comentarios
11 comentarios en “La falta de sacerdotes es signo de una “Iglesia estéril”, dice el director de vocaciones de Roma
  1. El obispo de Roma está preocupado por el cambio climático fraternal y pachamámico. Es fiel defensor de ESA AGENDA 2020 – 2030 y un largo etcétera que le convierte en un títere de un miembro más de la ONU. «de la abundancia del corazón habla la boca» y bla, bla, bla,bla,bla,bla…sigo?
    Zzzz, Zzzzz, Zzzz, Z, zzzz

  2. En nuestra cultura actual (o contracultura más bien) lo mundano reivindica la esterilidad como estándar de prosperidad.

    La Iglesia se amolda a lo mundano. Consecuencia inevitable: la Iglesia se torna estéril.

  3. Esta gente debe tener alergia a la verdad, si no, no me explico esas declaraciones. Resulta que las comunidades más tradicionales rebosan de vocaciones, pero en vez de alentarlas, los jerarcas con mano en Roma se dedican a cerrar sus seminarios, sus monasterios, sus conventos, a prohibirles la «forma extraordinaria» de la misa y a hostigarlas de toda forma habida y por haber.
    Y esto lo sabe cualquier católico informado, no estamos en los años 80 donde se podía callar y disimular. Así que ¿A quién pretenden engañar? Y si no engañan a los hombres, ¿cómo piensan que engañan a Dios?

  4. La falta de vocaciones es la punta del iceberg de la falta de fe. Donde no hay religiosidad no surgen vocaciones.
    Y Francisco, en vez de trabajar para arrrglar el problema, hace lo contrario, prohibe el proselitismo.

  5. Cono siempre , meando fuera del tiesto y echando la culpa a los demás . Soberbios que no reconocen su incapacidad, ciegos que guían a otros ciegos . En fin … es un problema de ustedes que se quedan sin trabajo , ahí no, que siempre les quedarán los pobres de caritas y de las periferias

  6. El sacerdocio es la carrera con más futuro, siempre que uno quiera ser santo. El sacerdote es feliz con poco y lo querrán en cualquier parte del mundo: Europa, Japón, Kajagistán, Alaska, islas Fiji y dónde haya una comunidad católica. No tiene problemas conyugales ni familiares. Su paternidad es espiritual y muchos niños nacerán de más gracias a sus consejos a las parejas casadas por la Iglesia, sin ironía. Es la profesión que mejor llena el corazón humano. Falla el marketing o falla algo. Simplemente, si no hay sacerdotes, se llenarán los infiernos del más allá y renacerán otros en el más acá.

  7. Estamos en el otoño de la gran «primavera conciliar».
    En los 7 años que van de 1969 a 1976, el número de sacerdotes pasó de 413.000 a 343.000 (-70.000), y los religiosos desde 208.000 a 165.000 (-43.000) [Tabularum statisticarum collectio de 1969 y Annuarium statisticum Ecclesiae de 1976, Secretaría de Estado Vaticana. Romano Amerio, Iota Unum, pág 147].
    Las defecciones continuaron hasta que, en 1978, Juan Pablo II dio orden de no se concedieran más dispensas. Lo anterior significa que muchos de los que querían irse se vieron obligados a quedarse.
    Ha sido volver a invocar la bicha y empezar otra vez con las mierdas postconciliares… y ya empiezan a madurar los mismos frutos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 caracteres disponibles