Objetivos y mentiras de la campaña de desprestigio de la izquierda polaca contra Juan Pablo II

Juan Pablo II Rosario
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(Filip Mazurczak en Catholic World Report)-En los últimos años, los medios de comunicación de la izquierda polaca -muchos de ellos de propiedad extranjera- han publicado numerosos artículos acusando a Juan Pablo II de ignorar los abusos sexuales entre el clero, o incluso de encubrirlos. He aquí la historia, el contexto y los hechos.

«Una verdad a medias es peor que una mentira y media».

Este proverbio yiddish describe perfectamente las deshonestas afirmaciones de que el futuro papa san Juan Pablo II encubrió abusos sexuales cuando era arzobispo de Cracovia (1962-1978), realizadas recientemente por el periodista holandés Ekke Overbeek y el canal privado de noticias polaco de propiedad estadounidense TVN24. Los historiadores polacos han rechazado unánimemente estas acusaciones por considerar que se basan en lecturas manipuladoras y selectivas de las pruebas de archivo, mientras que la sociedad polaca se ha movilizado abrumadoramente en defensa del difunto papa.

Las prioridades de la izquierda polaca

La izquierda ideológica de la Polonia actual tiene dos objetivos principales, uno a corto y otro a largo plazo. El primero es desalojar del poder al partido socialmente conservador Ley y Justicia, que gobierna el país desde 2015. A largo plazo, mientras tanto, la izquierda polaca sueña con crear una revolución social como la que implementó el presidente José Luis Rodríguez Zapatero en España en la década de los 2000, con aborto legal a demanda, «matrimonio» entre personas del mismo sexo y políticas estatales guiadas por las ideologías LGBT y de género.

Por supuesto, a la izquierda polaca le preocupan el cambio climático, los derechos de los animales, los refugiados y otras cuestiones muy queridas por sus homólogos ideológicos de Norteamérica y Europa Occidental. Pero incluso una lectura superficial de los medios de comunicación liberales de izquierda polacos y de los pronunciamientos de los políticos progresistas polacos revela una obsesión por las cuestiones sociales y sexuales.

Naturalmente, el principal obstáculo para lograr estos objetivos es la Iglesia católica. Mientras que en España la Iglesia mantuvo estrechas relaciones con la opresiva dictadura del general Francisco Franco (1939-1975), la Iglesia católica fue la principal defensora de la identidad y la independencia polacas durante los dos últimos siglos, la mayor parte de los cuales los polacos los pasaron bajo dominación extranjera. Los grandes artistas polacos del siglo XIX, cuyas obras estaban impregnadas de fervor patriótico -el compositor Frédéric Chopin, el novelista Henryk Sienkiewicz, el poeta Adam Mickiewicz- encontraron refugio espiritual en la Iglesia.

Durante la Segunda Guerra Mundial, más de una quinta parte del clero polaco fue asesinado; de los cientos de sacerdotes asesinados en el campo de concentración de Dachau, más del ochenta por ciento eran polacos. Sin embargo, durante el régimen comunista (1944-1989) la posición moral de la Iglesia creció. El beato cardenal Stefan Wyszyński, primado de Polonia desde 1948 hasta su muerte en 1981, defendió constantemente a la nación polaca, lo que le llevó a ser encarcelado durante tres años. Muchos sacerdotes polacos que hablaban abiertamente, como el beato Jerzy Popiełuszko, recibieron la palma del martirio.

Muchos polacos consideran al papa san Juan Pablo II su hijo mayor. Miles de calles, plazas y escuelas de toda Polonia llevan su nombre. Existe consenso entre los historiadores en que san Juan Pablo II desempeñó un papel crucial en el colapso pacífico de la hegemonía soviética sobre Europa del Este. Como ha escrito el célebre historiador de la Guerra Fría John Lewis Gaddis: «Cuando el papa Juan Pablo II besó el suelo en el aeropuerto de Varsovia, inició el proceso por el que el comunismo en Polonia -y, en última instancia, en el resto de Europa- llegaría a su fin».

Así, para debilitar la posición de la Iglesia y consagrar la agenda social progresista en la legislación, la izquierda necesita desacreditar a Juan Pablo II a los ojos de los polacos. Además, en su magisterio, el papa polaco defendió sistemáticamente la dignidad del no nacido y la moral sexual tradicional. En su último libro, Memoria e identidad, por ejemplo, dijo del «matrimonio» homosexual: «Es legítimo y necesario preguntarse si no forma parte de una nueva ideología del mal, tal vez más insidiosa y oculta, que intenta oponer los derechos humanos a la familia y al hombre».

En los últimos años, los medios de comunicación de la izquierda polaca -muchos de ellos de propiedad extranjera- han publicado numerosos artículos en los que se acusa a Juan Pablo II de ignorar los abusos sexuales cometidos por el clero, o incluso de encubrirlos.

Debo subrayar que, citando al propio Juan Pablo II durante su discurso a los cardenales estadounidenses en abril de 2002, poco después de que el Boston Globe publicara informaciones sobre numerosos depredadores sexuales en la archidiócesis de Boston y la negligente respuesta del cardenal Bernard Law, la «gente debe saber que no hay lugar en el sacerdocio ni en la vida religiosa para quienes quieren hacer daño a los jóvenes».

Que los abusos sexuales a menores se produzcan en medios tan diversos no es excusa para la Iglesia. En las últimas dos décadas, la Iglesia católica -tanto a nivel central del Vaticano como en muchas Iglesias locales- ha instituido muchas políticas exitosas para prevenir esos comportamientos repulsivos y responsabilizar a los obispos negligentes. Si la Iglesia hubiera sido siempre suficientemente dura en estos casos, los medios de comunicación liberales no tendrían motivos para atacarla por este motivo.

Sin embargo, los medios de comunicación liberales utilizan este problema de forma claramente manipuladora. En los últimos años, los medios liberales han reducido el problema de la pedofilia a la Iglesia católica. Claro, cuando un profesor, entrenador o famoso es condenado por abusar sexualmente de menores, los medios de comunicación, independientemente de su orientación ideológica, informan sobre ello; sin embargo, solo lo presentan como un problema «institucional» en el caso de la Iglesia.

En Polonia hay unos treinta y un millones de adultos y treinta mil sacerdotes católicos. Por tanto, uno de cada mil pederastas potenciales es sacerdote. Si los medios de comunicación liberales estuvieran realmente preocupados por proteger a los niños, examinarían igualmente a los 999 restantes.

La táctica del salami de TVN24

El canal de televisión TVN24 ha desempeñado un destacado papel en la campaña de desprestigio de san Juan Pablo II. Su periodista de investigación Marcin Gutowski ha empleado para ello tácticas previsibles de salami. En noviembre de 2020, TVN24 emitió su programa Don Stanislao, en el que acusaba al cardenal Stanisław Dziwisz, secretario de Juan Pablo II durante treinta y nueve años, de encubrir abusos sexuales en el Vaticano y como arzobispo de Cracovia entre 2005 y 2016 (aunque las acusaciones de que Dziwisz filtró información dirigida a Juan Pablo II no se han resuelto, el Vaticano le ha absuelto desde entonces de las acusaciones de negligencia en Cracovia).

Varios meses después de la emisión de Don Stanislao, Gutowski dirigió otros programas bajo el título Bielmo, o «glaucoma»; la metáfora epónima implica que Juan Pablo II estaba ciego ante el problema de los abusos sexuales clericales.

La serie de televisión se basa en la falsa premisa de que Juan Pablo II no hizo nada para prevenir los abusos sexuales del clero. De hecho, como muchos periodistas católicos polacos han señalado desde entonces, fue el primer papa en publicar documentos destinados a combatir el problema, el más importante de los cuales fue el Sacramentorum sanctitais tutela de 2001, que confería a la Congregación para la Doctrina de la Fe la autoridad para castigar a los sacerdotes abusadores (antes, esto era competencia de los obispos y sabemos que fracasó) y cuyas normas procesales elevaban de dieciséis a dieciocho años (más que en la mayoría de los países occidentales) la edad por debajo de la cual las relaciones sexuales se consideraban abuso de un menor y ampliaban el plazo de prescripción de los casos de abuso.

¿El «Príncipe Indomable» de Polonia un depredador sexual?

El 6 de marzo, TVN24 emitió el nuevo programa de Gutowski en la serie Bielmo, Franciszkańska 3. El programa de Gutowski se emitió dos días antes de la publicación del libro Maxima culpa. Co Kościół ukrywa o Janie Pawle II (Máxima culpa: lo que la Iglesia oculta sobre Juan Pablo II), de Ekke Overbeek, corresponsal de la prensa holandesa en Polonia; Overbeek ocupa un lugar destacado en la película. Los trabajos de Gutowski y Overbeek cubren en gran medida el mismo territorio. La dirección de la curia de Cracovia es el número 3 de la calle Franciszkańska; durante sus visitas a Cracovia, san Juan Pablo II hacía apariciones espontáneas en la ventana de la curia y hablaba a multitudes de creyentes. Tras la muerte de Juan Pablo II en 2005, miles de polacos se reunieron allí para rezar, llorar y encender velas.

Mientras que el número 3 de Franciszkańska es una dirección llena de recuerdos entrañables y emotivos para muchos polacos, el «documental» del mismo título pretende que sus espectadores la asocien, en cambio, con los abusos sexuales y su encubrimiento. El documental está lleno de luz tenue y música que evoca la partitura de El silencio de los corderos; están claramente diseñados para que el espectador vea a la Iglesia como una organización criminal, y a Juan Pablo II como un villano psicópata.

Gutowski y Overbeek sugieren en sus obras que Juan Pablo II aprendió a tolerar los abusos sexuales gracias a su mentor, el cardenal Adam Sapieha, arzobispo de Cracovia entre 1911 y 1951. Sapieha es un héroe de la Iglesia polaca del siglo XX; por su valiente postura en defensa de la nación polaca frente a sus opresores alemanes y comunistas y la organización de la ayuda a las víctimas de ambas guerras mundiales, Sapieha es conocido en Polonia como el «Príncipe Indomable» (además de príncipe de la Iglesia, Sapieha procedía de una larga estirpe de aristócratas lituanos).

Gutowski y Overbeek afirman que Sapieha abusó y azotó a seminaristas; tal vez, sugieren, Karol Wojtyła fue uno de ellos. Sus pruebas son los testimonios archivados de dos sacerdotes de Cracovia ante el Ministerio de Seguridad Pública, la policía secreta comunista (la Stasi o Securitate polaca), y el del nonagenario arzobispo estadounidense retirado Rembert Weakland, caído en desgracia.

Gutowski también señala que, durante la Segunda Guerra Mundial, los seminaristas de Cracovia no vivían en el seminario arzobispal, sino en el palacio arzobispal, y sugiere que era para que Sapieha pudiera abusar de ellos. De hecho, durante la guerra los alemanes ocuparon el edificio del seminario, y al mismo tiempo prohibían que los polacos -considerados como eslavos «infrahumanos» según la ideología nazi- recibieran educación más allá de la escuela primaria, por lo que la formación en el seminario tuvo que llevarse a cabo clandestinamente.

Antes del estreno de la película y el libro, el periódico de izquierdas Gazeta Wyborcza publicó un artículo sobre estos «hallazgos». Sin embargo, fueron inmediatamente rechazados por los historiadores, entre ellos dos, el padre Tadeusz Isakowicz-Zaleski y el profesor Marek Lasota, autores de estudios pioneros sobre la colaboración de algunos sacerdotes de Cracovia con los servicios secretos comunistas y los intentos del régimen de desacreditar al cardenal Wojtyła.

Ambos han señalado que el primer sacerdote citado por Gutowski y Overbeek, Anatol Boczek, fue suspendido por Sapieha varios días antes de prestar este testimonio por colaborar con el movimiento estalinista «Sacerdotes Patrióticos». Boczek era informador del Ministerio de Seguridad Pública, que finalmente dejó de colaborar con él porque era alcohólico, pederasta y les proporcionaba información poco fiable. El segundo testimonio contra Sapieha fue firmado por el padre Andrzej Mistat, capellán de Sapieha, tras varios días de tortura.

Además, señalan Isakowicz-Zaleski y Lasota, estos testimonios se firmaron a principios de la década de 1950, cuando el régimen estalinista estaba en el punto álgido de su persecución contra la Iglesia. Cientos de sacerdotes fueron secuestrados, encarcelados y asesinados; en 1953, dos años después de la muerte de Sapieha, varios sacerdotes y laicos que trabajaban para la curia de Cracovia fueron condenados a cadena perpetua en juicios amañados por espionaje. Si los comunistas disponían de material tan comprometedor sobre Sapieha, que en aquel momento se oponía al régimen con más vehemencia que ningún otro eclesiástico polaco (inicialmente, el cardenal Wyszyński había intentado buscar un modus vivendi con los comunistas), ¿por qué no lo utilizaron en su campaña anticatólica en la prensa oficial? Isakowicz-Zaleski y Lasota concluyen que decidieron que no era creíble. (Para que nadie caiga en la tentación de pensar que, como sacerdote, Isakowicz-Zaleski podría ser parcial respecto a Sapieha, en sus frecuentes apariciones en los medios de comunicación critica sin concesiones a los obispos polacos por su respuesta a los abusos sexuales, por lo que, si las acusaciones contra Sapieha fueran creíbles, él sería el primero en pronunciarse en su contra).

También se ha señalado que, en el momento de los presuntos abusos, Sapieha tenía ochenta y tres años, pasaba la mayor parte de sus días postrado en cama y moriría al cabo de pocos meses.

La segunda prueba procede de Rembert Weakland, que en el documental de Gutowski afirma que en los años setenta el cardenal Wojtyła le dijo que el arzobispo de Cracovia había abusado de niños en un campo de concentración nazi. Esto es manifiestamente incorrecto, ya que Sapieha nunca estuvo encarcelado durante la guerra. Además, Weakland -que ha confesado públicamente haber tenido muchos amantes homosexuales, a uno de los cuales le pagó 450.000 dólares en concepto de silencio, tomados de forma fraudulenta de los fondos de la archidiócesis de Milwaukee- tiene un historial muy negativo en materia de abusos sexuales; por este motivo, la archidiócesis del Medio Oeste decidió, en 2019, retirar su nombre de todos sus edificios.

Tres (¿o dos?) curas maltratadores en Cracovia

Tras acusar al cardenal Sapieha de ser un depredador, Gutowski acusa al cardenal Wojtyła de «encubrir» los abusos de tres sacerdotes de su archidiócesis.

Tres meses antes de la emisión del documental, dos periodistas polacos, Tomasz Krzyżak y Piotr Litka, publicaron su propia investigación sobre dos de ellos, Eugeniusz Surgent y Józef Loranc, en el diario Rzeczpospolita. Krzyżak declaró posteriormente al sitio web Interia.pl: «En los casos que he estudiado, está claro que como arzobispo de Cracovia el cardenal Karol Wojtyła procedió de acuerdo con el derecho canónico. No hay ninguna razón para afirmar que encubrió los abusos sexuales a menores».

El primero de estos sacerdotes, Eugeniusz Surgent, procedía de la archidiócesis de Lwów (actualmente, Lviv, Ucrania). Después de que la antigua Ucrania occidental polaca fuera tomada por la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial y su población polaca fuera reubicada a la fuerza hacia el oeste, se creó la diócesis de Lubaczów en el este de Polonia. Esta «diócesis» abarcaba una pequeña zona, mientras que sus sacerdotes estudiaban en el seminario de Cracovia y trabajaban principalmente en otras diócesis.

Surgent trabajaba en la archidiócesis de Cracovia, pero según el Código de Derecho Canónico de 1917 solo el obispo de Lubaczów, Jan Nowicki, podía castigarle. Lo máximo que podía hacer el arzobispo de Cracovia era expulsarlo de su archidiócesis, y así lo hizo: en 1973, Surgent fue acusado con credibilidad de haber abusado de chicos, y Wojtyła lo expulsó inmediatamente.

En noviembre de 1978, un mes después de la elección de Wojtyła al papado, Surgent encontró empleo en la diócesis de Koszalin, una decisión en la que Wojtyła no influyó; lo decidieron entre los obispos de Koszalin y Lubaczow.

Gutowski y Overbeek acusan a Wojtyla de haberse lavado las manos al estilo de Poncio Pilatos enviando a Surgent al obispo de Lubaczow en lugar de expulsarlo. Pero, como ya se ha señalado, según el derecho canónico, Wojtyła carecía de autoridad para laicizarlo.

Los dos periodistas afirman también que, antes de su expulsión por Wojtyla en 1973, Surgent había cambiado frecuentemente de parroquia. Basándose únicamente en deducciones, Gutowski y Overbeek afirman que esto es una prueba de que Wojtyla conocía los abusos de Surgent y lo cambió de parroquia para encubrirlos. Sin embargo, en una entrevista con la Agencia de Información Católica de Polonia, Tomasz Krzyżak señala que Surgent tenía una «personalidad difícil» y entraba constantemente en conflictos con los vicarios de sus parroquias, lo que probablemente era la verdadera razón de sus frecuentes cambios de domicilio.

En el programa de la televisión pública católica Między niebem a ziemią («Entre el cielo y la tierra»), la periodista Paulina Guzik habló con Danuta Rybicka, amiga de Juan Pablo II desde hacía mucho tiempo, de su época de Cracovia. Le contó que ella y su marido tenían una opinión muy positiva de Surgent, pero Wojtyła les dijo que le había expulsado de Cracovia y le había obligado a vivir aislado en un monasterio lejano. Esto demostraría una gran prudencia por parte del futuro papa que solo la investigación en los archivos de la Iglesia podría confirmar.

A continuación, el caso de Józef Loranc. En 1970, los padres de varias colegialas del pueblo de Jeleśnia informaron al vicario parroquial de que el sacerdote había abusado de sus hijas. El vicario y Loranc fueron a Cracovia, donde Loranc confesó sus fechorías al cardenal. Al día siguiente, Wojtyla le suspendió y le obligó a vivir aislado en un monasterio cisterciense. Las sanciones de Wojtyła contra Loranc precedieron a la detención del sacerdote por la policía comunista.

El padre Loranc pasó un año en prisión. Tras su liberación, el tribunal eclesiástico de Cracovia, compuesto por cinco miembros, se ocupó de su caso y decidió, basándose en el canon 2233 §3, que dado que ya había sido castigado por las autoridades civiles, se abstendría de imponer castigos eclesiásticos.

Sin embargo, Wojtyła escribió una carta a Loranc que incluía lo siguiente: «El abandono de un castigo por parte del tribunal eclesiástico no cancela el crimen, ni borra su culpa. Todo delito debe ser castigado».

En consecuencia, Wojtyła envió a Loranc a un monasterio de Zakopane, donde se dedicó a la aburrida tarea de copiar manuscritos medievales en lugar de al trabajo pastoral. Dos años más tarde, el vicario parroquial de Zakopane escribió a Wojtyła preguntándole si Loranc podía celebrar misa para sustituir a un sacerdote crónicamente enfermo. Wojtyła accedió, pero hizo que Loranc siguiera viviendo en el monasterio y le prohibió enseñar educación religiosa, trabajar con niños y jóvenes y oír confesiones.

Aunque parece un planteamiento prudente, Gutowski y Overbeek acusan a Wojtyłą de «encubrimiento» porque, en 1975, nombró al sacerdote capellán de un hospital de Chrzanów. El hospital, señalan, tenía un pabellón pediátrico.

Durante los últimos cuatro años, Loranc había estado bajo la estrecha supervisión del vicario parroquial de Zakopane. Durante este tiempo, nunca abusó de menores. Así, aparentemente convencido de que Loranc se había reformado, Wojtyła le dio una segunda oportunidad.

Jesús perdonó a sus perseguidores, y Karol Wojtyła fue un testigo cristiano radical que perdonó a Ali Agca, el terrorista que casi le mata. Probablemente, Loranc también se sintió conmovido por el perdón cristiano. Hoy sabemos que devolver a un pederasta convicto al trabajo pastoral sería potencialmente peligroso. Pero hay que tener en cuenta que estábamos en los años setenta. Solo una década más tarde los psiquiatras se dieron cuenta de que la pedofilia es un trastorno casi imposible de curar, así como de sus traumáticas consecuencias para sus víctimas. Karol Wojtyła era un hombre sabio, pero no era un médium que poseyera percepciones que no estuvieran al alcance de los especialistas de la época.

En el caso del tercer sacerdote, Bolesław Saduś, Gutowski y Overbeek demuestran que, en 1972, Wojtyła envió una carta al cardenal Franz König de Viena dando permiso para que Saduś realizara investigaciones académicas en Austria. Señalan que Wojtyła no menciona a König que Saduś era pedófilo; por tanto, su traslado a Austria fue un «encubrimiento».

En sus publicaciones de 2022 en Rzeczpospolita, Krzyżak y Litka no se ocupan de Saduś. Sin embargo, en las dos primeras semanas desde el estreno de la película y el libro, investigaron unas 1.500 páginas procedentes de los archivos de los servicios secretos comunistas relacionados con el sacerdote; publicaron un análisis en profundidad en el periódico.

Los periodistas polacos concluyen que Saduś era un homosexual activo. Aunque sentía predilección por los jóvenes de entre 20 y 30 años, no hay pruebas de que fuera pedófilo; el único documento en el que se afirma que mantuvo relaciones sexuales con «menores» es posterior a la elección de Wojtyla como pontífice. Litka y Krzyżak creen que probablemente se trató de una acusación falsa destinada a desacreditar al papa; si la policía comunista tenía estas pruebas, ¿por qué no acusó a Saduś antes de su traslado a Austria?

Además, Gutowski y Overbeek entrevistaron a antiguos feligreses austriacos de Saduś. Ninguno de ellos dijo nada sobre un comportamiento depredador; al contrario, le recordaban con mucho cariño. En una entrevista con la Agencia de Prensa Polaca, Krzyżak dijo que si la única prueba de la supuesta pederastia de Saduś era ese documento interno de la policía de finales de los años setenta, archivaría el caso.

Krzyżak y Litka también afirman que no se sabe con certeza cuánto sabía Wojtyła sobre la homosexualidad de Saduś. Señalan que las afirmaciones de Overbeek y Gutowski de que estaba bien informado proceden de declaraciones genéricas de los archivos de la policía comunista de que «todo el mundo en Cracovia lo sabía.» También señalan que la policía comunista leía toda la correspondencia y que Wojtyła y König, uno de los reyes del segundo cónclave de 1978, eran amigos; si Wojtyła sabía de la homosexualidad de Saduś, probablemente se lo dijo a König en persona.

Tales preguntas podrían responderse mediante una revisión honesta de los archivos de la Archidiócesis de Cracovia. Afortunadamente, los obispos polacos han acordado recientemente formar una comisión que estudiará la respuesta histórica de la Iglesia a los abusos.

«Mantén tus zarpas lejos de Juan Pablo II»

En las últimas semanas, muchos historiadores polacos se han pronunciado sobre las obras de Overbeek y Gutowski. Ni una sola ha sido positiva.

Por ejemplo, el profesor Paweł Skibiński, de la Universidad de Varsovia, declaró a la radio RMF FM que estaba «conmocionado por la baja calidad de cómo se han construido estos materiales». En una entrevista con Polsat News, el Dr. Karol Nawrocki, presidente del Instituto del Recuerdo Nacional, que estudia los crímenes nazis y comunistas y cuyos archivos contienen los expedientes de la policía comunista que Gutowski y Overbeek utilizaron en sus narraciones, dijo: «No puedo decir si [el libro y la película] son el resultado de vergonzosas deficiencias en los conocimientos históricos o de mala voluntad».

La sociedad polaca se ha indignado abrumadoramente por estas acusaciones, y muchos polacos han respondido en defensa del difunto papa. En Nowy Targ 1.500 montañeses polacos (alrededor del 5% de la población) se manifestaron contra las calumnias de TVN24 y Overbeek.

Mientras tanto, los aficionados al deporte se han mostrado especialmente firmes en su defensa de Juan Pablo II, posiblemente porque, antes de su debilitante enfermedad, el papa era un hombre atlético. Durante un partido, los seguidores del Legia de Varsovia desplegaron una pancarta en la que se leía: «¡No toques a Juan Pablo II!».  Se podían ver muchas pancartas similares en muchas gradas polacas; mi favorita estaba en un partido del equipo de hockey sobre hielo Cracovia, del que el joven Wojtyła, que de joven jugaba al hockey en el helado río Skawa, era un ávido seguidor: «TVN miente. Juan Pablo II seguirá siendo santo. Comunistas, alejaos del Santo Padre». (TVN fue fundada por el poscomunista Mariusz Walter).

Esto, sin embargo, no es una evidencia anecdótica. Numerosas encuestas de opinión pública revelan que la campaña de desprestigio de TVN24 y Gutowski ha fracasado a la hora de desacreditar a Juan Pablo II. Según una de ellas, realizada por la web conservadora WPolityce.pl, el 73% de los polacos considera a Juan Pablo II una autoridad moral (frente al 70% de noviembre de 2020, cuando se publicó el informe McCarrick, que los medios liberales polacos utilizaron para atacar al difunto papa). En la misma encuesta se preguntaba por los ataques mediáticos contra Juan Pablo II, que el 51% veía negativamente.

Del mismo modo, una encuesta de IBRIS realizada tras la emisión muestra que el 72% de los polacos considera a Juan Pablo II una autoridad moral, frente al 58% de diciembre de 2022. Una encuesta para RMF FM y el diario Dziennik Gazeta Prawna muestra que el 77% de los polacos no ha cambiado su opinión sobre Juan Pablo II como consecuencia de los ataques mediáticos; solo el 9,8% afirma que su opinión sobre él ha empeorado, mientras que el 6% afirma que ha mejorado.

San Juan Pablo II no es el primer papa que sufre el ataque de una campaña mediática difamatoria. Aunque el papa Pío XII fue más explícito en sus críticas al comunismo que al nazismo, salvó a miles de judíos italianos escondiéndolos en el Vaticano, Castel Gandolfo y muchos monasterios romanos. Sin embargo, una campaña de desprestigio orquestada por el KGB le ha llevado a ser apodado el «papa de Hitler». Al igual que Juan Pablo II, Benedicto XVI fue acusado de negligencia en la gestión de los abusos sexuales cuando era arzobispo, pero el caso ha sido archivado por los fiscales alemanes por falta de pruebas. Mientras tanto, poco después de su elección, el papa Francisco fue acusado de haber sido complice de la dictadura militar argentina en los años setenta y ochenta (afirmaciones ampliamente desmentidas en un encomiable estudio de Nello Scavo); el principal acusador de Francisco, Horacio Verbitsky, resultó ser un chivato de la dictadura.

Afortunadamente, los historiadores polacos y gran parte de la sociedad polaca han demostrado ser inmunes a estas acusaciones. Sin embargo, estoy seguro de que la izquierda continuará sus ataques contra la santidad de Juan Pablo II, por lo que quienes se preocupan por la verdad histórica deben prepararse para una larga batalla.

 

Publicado por Filip Mazurczak en Catholic World Report

Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana

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Comentarios
22 comentarios en “Objetivos y mentiras de la campaña de desprestigio de la izquierda polaca contra Juan Pablo II
  1. Es sintomático que la izquierda despestigia injustamente a San Juan Pablo II, y en cambio alaba inmerecidamente al Papa Francisco.

    1. Acusar a San Karol Wojtyla de pasividad ante los abusos es completamente falso, cuando precisamente considero que se excedió en su endurecimiento en la legislación sobre este tema.

      1. A ver, más bien es una estrategia por tierra mar y aire para socavar los cimientos de la Iglesia Católica .
        Pero las fuerzas del maligno no vencerán, ya llevamos así desde el primer momento y a lo largo de la historia…. recordemos la ilustración,la revolución,el comunismo, el relativismo y en definitiva todos los ismos totalitarios.
        Centrémonos en esta semana llena de esperanza con la certeza de que Dios triunfará

  2. 26 años de santo papado, aunque haya cometido algún error – ¿quien no comete errores? – pesan mucho.
    No lograrán arrancarlo de nuestro corazón creyente. Es nuestro amado San Juan Pablo II, aunque las ratas rechinen los dientes y las hienas ataquen sin piedad.
    San Juan Pablo II ruega por nosotros, amén.

    1. Creo que acudir a la ideologización no es la mejor manera de defender al santo. Como católicos tenemos que apegarnos a la verdad, ser objetivos y no dejarnos cegar por el fanatismo. Personalmente no pongo en duda la santidad de JPII, pero también tengo claro que él cometió sus errores a veces por sí mismo, otras veces por dejarse llevar por los criterios de su rosca de poder.

      1. «Como católicos…», dice el troll anticatólico poniéndose estupendo (no siendo él católico). Y además tiene el cuajo de hablar de «fanatismos» (¡él!) o de que hay que «apegarse a la verdad», a la que él tiene alergia, como buen mentiroso compulsivo (luego se atreve a llamar mentiroso a Francisco, por decir algo cierto que a él no le gustaba). Déjese de hacer teatro, con lo mal actor que es, y sométase a un exorcismo, farsante.

          1. Usted lo ha dicho: ni hace falta carnet, ni yo los reparto. Para ser católico solo se necesita estar bautizado y profesar la fe católica (que sólo puede procesarse íntegramente), cosa que no es el caso de usted, que aunque esté bautizado (nos lo tendremos que creer, pues ya no debe de quedar ningún testigo vivo), no profesa la fe católica. ¿Lo ve? Usted no es católico ni con carnet, ni sin él. Por lo cual, en vez de trollear y mostrar a los lectores lo subversivo y contestatario que es usted (lo que sería un «mérito» entre los rojos de su quinta hace medio siglo, pero que en realidad es un demérito, además de ridículo). debería convertirse a la fe católica. Vera como después hasta se le mejoran las hemorroides que padece (si nos la padece, lo disimula usted muy bien).

          2. Donde dice «procesarse», debe de ir: «profesarse»

            Donde dice: «Vera», debe decir «Verá».

      2. Esto es ya el no va más….. El cretino de EL PEDU CAFREDE el bergoglista más bergoglista de entre los bergoglistas acusando a los demás de fanáticos……. pero como un tipo puede ser tan asquerosamente baboso y cernícalo, lo de este fétido sujeto no tiene parangón. Solo faltaba el comentario del Probé Migue para acabar de rematarlo. Y es que como dice el refrán: Nunca se vio majadero sin su compañero

  3. Yo, con la criminal canalla comunista, hijos de Satanás y por supuesto carne de cañón de Satán; les espera una eternidad que ellos se ha buscado por su miseria y crueldad. Intentaron asesinarlo por orden de los servicios secretos comunistas búlgaros, lucharon denodadamente contra el, porque el comunismo de vio en peligro y Dios que no olvida a los que sufre, les hizo contemplar la caída del muro de Berlín. Este es lo que se sta canalla no perdona. El papa San Juan Pablo II, fue un verdadero martir. Una fotografía suya de espaldas, caminando lentamente encorvado por la enfermedad y el dolor de la Iglesia, fue una cruz que su peso, le obligaba a caminar despacio. Ahí contemple, como Su Santidad iba escalando peldaños de eternidad. Bendito entre los benditos, nada podrán contra tí.
    Es triste contemplar como los Parlamentos adoran el NOM, y enaltecen a los hombres y mujeres pecadores públicos y fomentan la pederastia con sus consignas con uniones de perversos, hombres y mujeres.

  4. Es inconcebible como los Parlamentos del mundo están empedrados en legislar leyes de protección de maricas, lesbianas, prostituta y de favorecer y enaltecer a estas personas y luego buscan culpables dentro de la Iglesia por el odio visceral que sienten hacia ella, porque saben que es el último baluarte para conseguir los propósitos del NOM. Son depredadores que por un bocadillo de venden al mejor postor. Le dijo un famoso comunicador deportista a un periodista: ¿Tu puedes mirar de frente a tus hijos?. Contestación clarificadora: «Hay que comer».
    Legislan asesinar a miles de seres en el seno materno, y no hay ninguna mínima queja. La eutanasia, la eugenesia, los vientres de alquiler y todas las barbaridades que si hoy conocieran los pueblos cananeos; entonces no hubieran sido eliminadas ni Sodoma ni Gomorra, sino que hubieran desaparecido pueblos enteros.
    Ese es el ataque a San Juan Pablo II. PEO

  5. La izquierda europea a lo suyo; prensa infiltrada, dinero y dinero para desprestigiar todo lo que se opone a su revolución sexual y de géneros, Ley natural abolida y pederastia a placer…Una purificación tendrá que venir si o si .

  6. Todo esto de la pederastia es un truco inventado por la izquierda anticlerical para atacar injustamente a la Iglesia.
    Pero a San Juan Pablo II ya no le pueden hacer ningún daño, porque goza de la visión beatífica.
    ¡Viva San Juan Pablo II!

    1. Lo de la pederastia es una realidad muy vergonzosa e innegable, se da en todos los ámbitos y también en el clero, tú negacionismo es sumamente sospechoso además de lamentable, se supone que eres un defensor de la verdad, pero está claro que la objetividad no es tu fuerte.
      ¿Vas a pedir otra vez que me bloqueen? Te encanta atacar a otros, pero eres tan inmaduro que no toleras que se te cuestione.

      1. Ya está de nuevo el troll anticatólico calumniando y lanzando porquería a la Iglesia:

        «Lo de la pederastia es una realidad muy vergonzosa e innegable»

        ¿Qué «pederastia», si la mayoría de los abusos cometidos por clérigos desobedientes a lo que manda la Iglesia se comenten contra jóvenes adultos o sobre menores «legales» que ya están bien desarrollados? A esos homosexuales (que son la mayoría de los que abusan), no les gustan los niños por ser niños, sino los varones por ser varones. Que algunos sean menores (la minoría de edad legal en España llega hasta los 18 años, aunque los aludidos lleven afeitándose 5 años), es porque es más fácil silenciarlos que a un adulto.

        «eres tan inmaduro que no toleras que se te cuestione»

        Ir cambiando de nick, como hace usted, para soltar siempre la misma bazofia, demuestra mucha madurez, sí señor.

        Deje de dar lecciones, de calumniar, de perseguir a los sacerdotes y sométase a un exorcismo, farsante.

          1. Que bueno y piadoso eres EL PEDU CAFREDE……eres un cretino fantástico, estúpido y baboso como tú sólo pero entrañable…… que haríamos sin las ventosidades de EL PEDU CAFREDE???? Es la mascota de los comentaristas

        1. Acabo de darme cuenta de que el corrector automático ha sustituido mi nick, CATHOLICVS, por CATÓLICOS. Al troll no le ha afectado, pues ha visto mi habitual recomendación de que se someta a un exorcismo, y ya sabía quién se lo recomendaba.

          1. Vaya, no era eso: se había traducido el nick en mi pantalla y me acaba de aparecer en latín nuevamente (ya me extrañaba). A saber qué he tocado, entre tanta ventana flotante con publicidad.

    1. EL PEDU CAFREDE y otros ya lo han canonizado en vida. Es la secta bergoglista, la cual ni son cristianos ni católicos ni siquiera papistas, son bergoglistas y solamente bergoglistas

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