El arzobispo electo de Santiago defiende que «la vida es un don de Dios y no podemos pretender ser como dioses»

Francisco José Prieto Fernández Francisco José Prieto Fernández
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El arzobispo electo de Santiago de Compostela habla para el Correo Gallego sobre su reciente nombramiento por parte del Papa.

Francisco José Prieto Fernández, hasta ahora obispo auxiliar de la misma archidiócesis, cuenta en una entrevista concedida a El Correo Gallego que al recibir la noticia de su nombramiento como sucesor de Julián Barrio, entró «en un pequeño colapso, eché alguna lágrima, pero como creyente, miré al cielo y adelante».

Monseñor Prieto Fernández tuvo palabras de agradecimiento para Julián Barrio. «Me ha acogido, cuidado, me ha dado espacio y, siempre de su mano, me ha animado. Fui auxiliar de una persona entregada, de gesto sencillo y hondo, y con él fui descubriendo esta inmensa diócesis», remarcó.

Sobre sus prioridades futuras, el arzobispo electo afirmó que «la Iglesia de Santiago debe comunicar esperanza y fraternidad, como creyentes. La idea es caminar juntos como Iglesia para lograr que la sociedad sea más justa y solidaria. Repito una frase que es que cualquier tiempo pasado no fue mejor, fue anterior, y éste es el que nos toca y debemos buscar que sea el mejor».

Respecto al futuro gobierno de la archidiócesis, Monseñor Francisco José Prieto anuncia que pedirá un obispo auxiliar para que le ayude con las tareas de gobierno de la archidiócesis gallega. Al mismo tiempo, adelanta que hará cambios en la curia diocesana. «Los cambios no deben ser bruscos, pero no podemos quedarnos parados, ésta es una invitación a la valentía en la toma de decisiones», agrega en la entrevista.

Preguntado por leyes polémicas como la de la eutanasia, la ley trans o el debate sobre los vientres de alquiler, el arzobispo ha respondido diciendo que «son cuestiones que requieren matiz y atención, juzgamos de manera arbitraria, la vida es un don de Dios y no podemos pretender ser como dioses, la vida es del que nace. Son debates demasiado ideologizados, que requieren reposo, pero siempre desde el respeto y la dignidad que merecen todas las personas. Hay que tener más serenidad cuando se trata de vidas, son debates demasiado enfrentados y susceptibles».