El presidente de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores del Vaticano, cardenal Sean O’Malley, ha informado de la renuncia como miembro de la comisión del padre jesuita alemán y reputado experto Hans Zollner.
Zollner había pedido al Papa Francisco que le permitiera retirarse de su puesto en la comisión alegando que había asumido un nuevo cargo como asesor de la diócesis de Roma. Francisco accedió, agradeciéndole sus años de servicio.
Zollner ha sido miembro del organismo desde que se fundó la Comisión Pontificia para la Protección de Menores en 2014. El presidente O’Malley reconoció la contribución del jesuita en la aplicación de numerosos proyectos y programas de la comisión. Ha formado a obispos y líderes religiosos de todo el mundo, convirtiéndose en embajador de la protección de la infancia.
Teólogo y psicoterapeuta, Zollner goza de reconocimiento internacional como experto en la prevención del abuso sexual de menores en la Iglesia Católica. Dirige, además, el Instituto de Antropología – Estudios Interdisciplinarios sobre la Dignidad Humana y Atención a las Personas Vulnerables (IADC) en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. También asesora a obispos y formadores de sacerdotes de todas partes del mundo en materia de prevención de abusos. Desde principios de marzo, el experto también ha estado trabajando para el departamento diocesano de protección infantil en la diócesis de Roma.
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Reconozco que no se la razón, pero teniendo en cuenta la podredumbre del Papa Mirdas, solo puedo pensar que es por no constentir alguna corrupción de la camarilla de secuaces de Bergoglio y su pancidad vegetariana. Bergoglio contesta a los dubia entre asado y asado que te da tiempo.
Al final resulta que la podredumbre del Pontificado de Mirdas, alcanza tambíen al dimitido. Es que no se salva ninguno cercano a Bergoglio. Todo es un estercolero.
Da la impresión de que lo han dimitido para hacerle responsable del tema RUPNICK, y el se ha revuelto. Aunque tenga responsabilidad en ese caso, no es el único que debería dimitir.
Lean a Bella Dodd, desde la época de Stalin que dió la orden, se metió gente en los seminarios para corromper moralmente y doctrinalmente al clero con los efectos que todos conocemos a partir de los sesenta.
Cuando se traiciona la fe verdadera tradicional, también se traiciona su moralidad. ¿Por qué motivo iba a quedar intacta su moralidad?
Los que no quieren verlo tienen un problema.
Este jesuita no ha dimitido por lo que escribiera Bella Dodd el milenio pasado, que no interesa a nadie. Quienes no ven que su problema es negar dogmas definidos en Trento, mientras se autoproclaman «defensores de la ortodoxia», tienen un problema (aparte del que supone padecer TOC).