Trabajadores de la Iglesia de Alemania piden al Papa que cambie el Catecismo y acepte la homosexualidad

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El lobby alemán pro LGTB «#OutInChurch» ha pedido al Papa Francisco que cambie varios puntos del Catecismo.

La web feinschwarz.net ha hecho pública una carta que este grupo envió al Santo Padre el pasado mes de septiembre. Ahora, la ahcen pública porque se quejan de no haber obtenido respuesta por parte de Francisco.

La carta está firmada por Michael Brinkschröder, profesor de religión, Jens Ehebrecht-Zumsande, también profesor de religión y por Bernd Mönkebüscher, sacerdote que en 2019 se declaró abiertamente gay.

En la misiva al Pontífice, le explican que «muchos de nosotros estamos familiarizados con los pensamientos suicidas debido a nuestra rareza» y que «no se sienten aceptados en la Iglesia, ya que la enseñanza de la iglesia todavía hace que la homosexualidad y la transexualidad parezcan deficientes».

Afirman en la carta que «no hay condenación de la homosexualidad en la Biblia».  Además defienden que «en vista de los cambios sociales, el conocimiento científico de la medicina, la psicología y la teología, es lógico que la Iglesia enseñe a la luz del evangelio que la homosexualidad, como la diversidad de identidades de género y orientaciones sexuales en la antropología teológica, es querida por Dios y por eso la Iglesia está trabajando en todo el mundo contra la exclusión y la violencia contra las personas LGBTIQ+».

Piden al Papa una reformulación del Catecismo de la Iglesia Católica como «paso importante hacia la reducción de la injusticia, la opresión, la violencia y las dificultades internas de las personas LGBTIQ».

Solicitan a Francisco «en cuanto a la condena de las relaciones homosexuales: ante las nuevas investigaciones científicas, teológicas y humanas, que ya no permiten la interpretación anterior de la homosexualidad como una mala aberración, es necesario valorar positivamente la homosexualidad como variante de la creación (núm. 2357). Por lo tanto, una condena de las relaciones homosexuales es inadmisible porque viola la inviolabilidad y la dignidad de la persona».

Es por ello que defiende «la eliminación del número 2358 y el número 2359 porque no resisten la investigación y tampoco reconocen que Dios creó personas con diversas identidades de género y orientaciones sexuales y no pudo haber errado en su creación».

De igual modo añaden que «la homosexualidad y la identidad trans no son una enfermedad. Por lo tanto, deben rechazarse las llamadas “terapias de conversión”. No están médicamente indicados. En la pastoral se debe respetar la autodeterminación y favorecer la integración de la sexualidad en la persona. Nadie debe ser persuadido de que su orientación homosexual o identidad transgénero y su realización biográfica son inherentemente pecaminosas».

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