Francisco: «¿Testimoniamos a Jesús o difundimos críticas y sospechas?»

Francisco ángelus Vatican Media
|

Desde el balcón de San Pedro, el Papa Francisco se dirigió a los fieles presentes en la plaza para el rezo del ángelus y la reflexión del Pontífice en el día del Domingo Laetare, es decir, el cuarto Domingo de Cuaresma.

Les ofrecemos las palabras del Santo Padre en el ángelus:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy el Evangelio nos muestra a Jesús que devuelve la vista a un hombre ciego de nacimiento (cf. Jn 9,1-41). Pero este prodigio no es bien recibido por varias personas y grupos. Veamos en detalle.

Pero primero quisiera deciros: hoy, tomad el Evangelio de Juan y leed vosotros este milagro de Jesús, es hermoso el modo en el que Juan lo cuenta. Capítulo 9, en dos minutos se lee. Muestra cómo procede Jesús y cómo procede el corazón humano: el corazón humano bueno, el corazón humano tibio, el corazón humano temeroso, el corazón humano valiente. Capítulo 9 del Evangelio de Juan. Hacedlo hoy, os ayudará mucho. ¿Y de qué manera las personas acogen este signo?

En primer lugar, están los discípulos de Jesús, que ante el ciego de nacimiento terminan en el chismorreo: se preguntan si la culpa es de sus padres o suya (cf. v. 2). Buscan un culpable; y nosotros muchas veces caemos en esto que es tan cómodo: buscar un culpable, en lugar de plantearnos preguntas exigentes en la vida. Y hoy podemos decir: ¿qué significa para nosotros la presencia de esta persona? ¿qué nos pide a nosotros? Después, una vez curado, las reacciones aumentan. La primera es la de los vecinos, que se muestran escépticos: “Este hombre siempre ha sido ciego: ¡no es posible que vea ahora, no puede ser él, es otro!”: escepticismo (cf. vv. 8-9). Para ellos es inaceptable, mejor dejar todo como era antes (cf. v. 16) y no meterse en este problema. Tienen miedo, temen a las autoridades religiosas y no se pronuncian (cf. vv. 18-21). En todas estas reacciones, emergen corazones cerrados frente al signo de Jesús, por varios motivos: porque buscan un culpable, porque no saben sorprenderse, porque no quieren cambiar, porque están bloqueados por el miedo. Y muchas situaciones se parecen hoy a esta. Frente a algo que es precisamente un mensaje de testimonio de una persona, es un mensaje de Jesús, nosotros caemos en esto: buscamos otra explicación, no queremos cambiar, buscamos una salida más elegante que aceptar la verdad.

El único que reacciona bien es el ciego: él, feliz de ver, testimonia lo que le ha sucedido de la forma más sencilla: «Era ciego y ahora veo» (v. 25). Dice la verdad. Primero se veía obligado a pedir limosna para vivir y sufría los prejuicios de la gente: “es pobre y ciego de nacimiento, debe sufrir, debe pagar por sus pecados o por los de sus antepasados”. Ahora, libre en el cuerpo y en el espíritu, da testimonio de Jesús: no inventa nada y no esconde nada. “Era ciego y ahora veo”. No tiene miedo de lo que dirán los otros: el sabor amargo de la marginación ya lo ha conocido durante toda la vida, ya ha sentido sobre él la indiferencia, el desprecio de los transeúntes, de quien lo consideraba como un descarte de la sociedad, útil a lo sumo para la piedad de alguna limosna. Ahora, curado, ya no teme esas actitudes de desprecio, porque Jesús le ha dado plena dignidad. Y esto es claro, sucede siempre: cuando Jesús nos sana, nos devuelve la dignidad, la dignidad de la sanación de Jesús, plena, una dignidad que sale del fondo del corazón, que toma toda la vida; y Él en sábado, delante de todos, le ha liberado y le ha donado la vista sin pedirle nada, ni siquiera un gracias, y él da testimonio. Esta es la dignidad de una persona noble, de una persona que se sabe curada y empieza de nuevo, renace; ese renacer en la vida, del que se hablaba hoy en “A Sua Immagine”: renacer.

Hermanos, hermanas, con todos estos personajes el Evangelio de hoy nos pone también a nosotros en medio de la escena, así que nos preguntamos: ¿qué posición tomamos?, ¿qué hubiéramos dicho entonces? Y, sobre todo, ¿qué hacemos hoy? ¿Sabemos, como el ciego, ver el bien y ser agradecidos por los dones que recibimos? Me pregunto: ¿cómo es mi dignidad? ¿Cómo es tu dignidad? ¿Testimoniamos a Jesús o difundimos críticas y sospechas? ¿Somos libres frente a los prejuicios o nos asociamos a los que difunden negatividad y chismes? ¿Estamos felices de decir que Jesús nos ama, que nos salva o, como los padres del ciego de nacimiento, nos dejamos enjaular por temor a lo que pensará la gente? Los tibios de corazón que no aceptan la verdad y no tienen la valentía de decir: “No, esto es así”. Y también, ¿cómo acogemos las dificultades y la indiferencia de los demás? ¿Cómo acogemos a las personas que tienen tantas limitaciones en la vida, ya sean físicas, como este ciego; o sociales, como los mendigos que encontramos por la calle? ¿Y esto lo acogemos como una maldición o como ocasión para hacernos cercanos a ellos con amor?

Hermanos y hermanas, pidamos hoy la gracia de sorprendernos cada día por los dones de Dios y de ver las diferentes circunstancias de la vida, también las más difíciles de aceptar, como ocasiones para obrar el bien, como hizo Jesús con el ciego. Que la Virgen nos ayude en esto, junto a san José, hombre justo y fiel.



Después del Ángelus

¡Queridos hermanos y hermanas!

Ayer en Ecuador un terremoto ha causado muertos, heridos y grandes daños. Estoy cerca del pueblo ecuatoriano y aseguro mi oración por los difuntos y por todos los que sufren.

Os saludo a todos vosotros, romanos y peregrinos de tantos países —veo banderas: colombianas, argentinas, polacas… muchos, muchos países…—. Saludo a los españoles venidos de Murcia, Alicante y Albacete.

Saludo a las parroquias de San Ramón Nonato y de los Mártires Canadienses, en Roma, y a la de Cristo Rey, en Civitanova Marche; a la Asociación de los Salesianos Cooperadores; a los chicos de Arcore, los de confirmación de Empoli y los de la parroquia Santa María del Rosario de Roma. Saludo a los chicos de la Inmaculada, ¡bravo!

¡Con mucho gusto saludo también a los participantes en el Maratón de Roma! Os felicito porque, por impulso de «Athletica Vaticana», hacéis de este importante acontecimiento deportivo una ocasión de solidaridad en favor de los más pobres.

¡Y hoy felicitamos a todos los padres! Que encuentren en san José el modelo, el apoyo, el consuelo para vivir bien su paternidad. Y todos juntos, por los padres, rezamos al Padre [Padre Nuestro…].

Hermanos y hermanas, no olvidemos rezar por el martirizado pueblo ucraniano, que sigue sufriendo por los crímenes de la guerra.

Os deseo a todos un feliz domingo. Por favor no os olvidéis de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta pronto.

Ayuda a Infovaticana a seguir informando

Comentarios
24 comentarios en “Francisco: «¿Testimoniamos a Jesús o difundimos críticas y sospechas?»
  1. El Papa no está testimoniando a Jesús, sino expandiendo numerosas falsedades, y encima pretende imponer el silencio a todo el que intente disentir de sus errores.

      1. Así es. Si uno lo lee o escucha, además de perder la fe pierde la cordura. Todavía existen católicos que lo lean, escuchen y tengan fe en Cristo sin que les dé un chungo y sean ingresados de urgencias en HOSPITAL O MANICOMIO? PAPOLATRAAAAS SIN FE NI DOCTRINA NI FORMACIÓN NI CRITERIO

        1. ¡Madre mía!: sólo 10 palabras y 4 faltas de ortografía. Como el infierno ya lo tiene usted ganado, ahora va a por un puesto de honor, como el troll más inculto y que peor escribe, en el Libro Guinness de los récords, ¿verdad? Seguro que se lo dan. Ande, deje de decir majaderías y soltar exabruptos que no afectan a nadie y sométase a un exorcismo, farsante.

    1. ¡Incluso desea un buen almuerzo, al final de estaperorata tan vacua!
      ¡Pero vamos! ¡Recemos por el pobre pueblo ucraniano martirizado!!

      1. Claro, claro: y usted no es un troll y aquí sólo hace apostolado. Me temo que se ha equivocado usted de día: el de los inocentes es el 28 de diciembre. Esas confusiones sólo se curan como le he dicho siempre: sométase a un exorcismo, farsante.

  2. Respuesta: Nosotros testimoniamos a Cristo, muerto, resucitado y que ha de volver pronto y criticamos a los enemigos de Cristo, estén donde estén, en la Iglesia o fuera de la Iglesia, a los que destruyen y han ayudado a destruir la liturgia, la moral, la religión y la doctrina de la Iglesia, a los que han propagado lío por el camino sinodal de Bergoglio, a los que favorecieron la persecución de los católicos chinos por un acuerdo secreto con el gobierno chino, a los que han difundido por palabra, obra y omisión la grave crisis actual de la Iglesia y del Mundo, a esos, que son las miasmas de la Iglesia y del Mundo, ya ocupen la sede de Pedro ya se encuentren donde se encuentren los tenemos por enemigos, anticristos, herejes y los combatimos no una sino setenta veces siete mientras tengamos vida y aún después de esta vida si Dios quiere.

  3. Francisco debería hacer lo que dice, pero no lo hace. Testimoniar a Jesús es suspender a los obispos alemanes y corregir sus errores, pero Francisco prefiere mirar hacia otro lado.

  4. En el Evangelio del «Domingo Laetare, es decir, el cuarto Domingo de Cuaresma.»,en el rito Romano de la Santa Iglesia Católica, se lee la multiplicación de los panes, que el señor Bergoglio descree en el milagro.

    1. Mire que me cae mal Bergoglio y lo tengo por un heresiarca, pero en este caso solo lo veo como un mal imitador: «El verdadero milagro, dice Jesús, no es la multiplicación que produce orgullo y poder, sino la división, el compartir, que aumenta el amor y permite que Dios haga prodigios» (Bergoglio, ángelus del 25 de julio de 2021).
      «El milagro consiste en compartir fraternamente unos pocos panes que, confiados al poder de Dios, no sólo bastan para todos, sino que incluso sobran, hasta llenar doce canastos» (Benedicto XVI, ángelus, 31 de julio de 2011).

      1. Vamos, igualito, igualito: Francisco dice que el milagro «no es la multiplicación» (literalmente), mientras que Benedicto XVI dice que por el poder de Dios (o sea, por milagro) unos pocos panes bastaron para todos… y SOBRARON (o sea, que el milagro SÍ fue la multiplicación, por milagro).

        Pues usted, con todo así. Es tal la animadversión manifiesta que siente hacia BXVI (lo mismo que hacía JPII) que hasta lo que transcribe, que todo el mundo puede ver y que tiene una interpretación inequívoca (de hecho, no hay nada que interpretar), totalmente opuesta a la de Francisco, a usted le parece igual. De verdad: es para que se lo haga mirar, porque normal no es.

  5. Así es. Si uno lo lee o escucha, además de perder la fe pierde la cordura. Todavía existen católicos que lo lean, escuchen y tengan fe en Cristo sin que les dé un chungo y sean ingresados de urgencias en HOSPITAL O MANICOMIO? PAPOLATRAAAAS SIN FE NI DOCTRINA NI FORMACIÓN NI CRITERIO

  6. A ver, Bergoglio. Serás tú el que infundes críticas y sospechas injustas contra los católicos como el profesor del instituto de Gaztelueta, hombre inocente al que pretendes tratar como si fuera un violador. Eres un sinvergüenza que pretendes denigrar a la Iglesia y a sus hijos delante de todo el mundo.

  7. Recuerdo con gran cariño y añoranza las homilìas de Benedicto XVI, que nos elevaban el corazòn y la mente a la adoraciòn de Dios, al ejemplo de los grandes santos de la Iglesia, y, a imitaciòn a ellos, luchar por vencer nuestros defectos y pecados po amor a Cristo… Con su enorme sabidurìa, santidad y humildad, nos sentìamos acompañados en el camino a Cristo, camino, verdad y vida, por un padre cariñoso y sabio… Dios lo tenga en Su gloria!

  8. No me parece a mí que un católico tenga que «dar testimonio de su fe», más bien debe dar razones del propio testimonio. La fe no debe subjetivizarse, debe identificarse objetivamente para todo creyente.

    Menos testimonialismo, más apologética.
    Menos sentimientos personales, más verdades universales.
    Menos catequesis de «testimonios y experiencias personales» y más defensa razonada de la Verdad redentora.

    «Si alguno dijere que la revelación divina no puede hacerse creíble por signos exteriores, y que, en consecuencia, sólo por la experiencia individual o por una inspiración privada deben ser movidos los hombres a la fe, sea excomulgado» (Concilio Vaticano I, De fide can.2.)

    1. Buenísima cita la del anatama conciliar. Parece que Francisco hace colección de ellos (ya lleva unos cuantos del Concilio de Trento).

      1. Catholicvs, tristemente es cierto, ya son demasiados los errores flagrantes del Papa mediante afirmaciones nítidamente erradas y contrarias a la fe.

        Papas los hubo santos y los hubo de vida desordenada y escasamente ejemplar… pero no hubo Papas con afirmaciones contrarias a la fe. Sólo con el Papa Francisco hemos visto lo que era inconcebible: al Espíritu Santo diciendo una cosa y la contraria.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 caracteres disponibles