Armenia debe ser defendida igual que Ucrania

Armenia
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(Grigor Ghazaryan en Tempi)-Aliyev es un dictador y sus crímenes contra los armenios no pueden ignorarse solo porque suministre gas a Europa.

En el 84º día del criminal bloqueo del corredor de Lachin (Berdzor) -a pesar de la sentencia de la Corte Internacional de Justicia de la ONU de no impedir la libre circulación de mercancías, personas y transporte a través del corredor-, la dictadura de Bakú ha llevado a cabo el enésimo acto terrorista contra los armenios de Artsaj. En la mañana del 5 de marzo, un grupo de soldados azerbaiyanos penetró en territorio controlado por las fuerzas de paz rusas y disparó contra un coche de la policía local cerca del pueblo de Ghaibalishen, no muy lejos de Stepanakert, cobrándose las vidas del teniente coronel Armen Babayan, del mayor David Danielyan y del teniente Ararat Gasparyan.

La propaganda de Azerbaiyán

Desde hacía días las tropas azerbaiyanas habían estado disparando hacia las posiciones armenias y, también, las cámaras de vigilancia para dañar cualquier sistema de seguridad e impedir la grabación en vídeo de sus actos criminales. Entre otras cosas, como preludio a cualquier tipo de incursión militar, el aparato de propaganda azerbaiyano había estado preparando de manera proactiva textos para acusar a la parte armenia.

Así, para justificar estos últimos asesinatos, el aparato de propaganda azerbaiyano ha hecho pasar por verdad la noticia falsa sobre un supuesto «transporte de armas», que fue desmentida inmediatamente gracias a la publicación, por parte de las autoridades de Artsaj, de una serie de vídeos que revelaban, entre otras cosas, que soldados azerbaiyanos habían entrado en territorio armenio y les habían tendido una emboscada.

Erradicar a los armenios de su tierra

Desde hace más de 84 días, las autoridades de Bakú siguen orquestando, mediante grupos de personas acompañadas de convoyes, soldados y agentes especiales,  una manifestación calificada de «ecologista» en la carretera de Lachin, único enlace entre Artsaj y Armenia tras la limpieza étnica de los asentamientos armenios de Berdzòr, Aghavnò y Sus.

Azerbaiyán, que ocupa siempre los últimos lugares en las clasificaciones mundiales en materia de derechos humanos y libertad de expresión y de prensa, explota las manifestaciones, como cualquier otro tipo de expresión democrática, un hecho también señalado por varios periodistas azerbaiyanos. Por supuesto, estaría prohibido manifestarse, por ejemplo, sobre la contaminación del Caspio causada por la extracción masiva de petróleo. Hay que añadir que el plan -revelado en la declaración del presidente azerbaiyano: «[Los armenios de Artsaj] pueden marcharse, el camino está abierto»- manifiesta la intención de erradicar a la población armenia de Artsaj y se corresponde perfectamente con lo que define el artículo 2 de la Convención para la prevención y la represión del delito de genocidio (1948): un flagrante acto de genocidio.

Si Bakú es un «socio fiable»

Sin embargo, más preocupante es el hecho de que tales declaraciones se enmarcan en la lógica de la demagogia ruso-turca, base de toda política antiarmenia: «Nosotros no somos los que bloqueamos la carretera» declaran al unísono tanto los llamados «pacificadores» rusos como los agresores azerbaiyanos, jugando con Armenia y los espectadores occidentales. Mientras tanto, para agravar la situación, la parte azerbaiyana daña sistemáticamente las infraestructuras de gas y electricidad de la pequeña y autoproclamada república, donde 120.000 personas permanecen atrapadas y donde más de 6.000 alumnos de preescolar, 19.000 de secundaria y 6.800 universitarios se ven privados de su derecho a la educación.

Es lo que ocurre cuando los dictadores se ganan los laureles de sagrados proveedores de gas: «socios fiables» de Europa y, al mismo tiempo, artífices y negacionistas del interminable genocidio armenio.

Armenia envía ayuda a Turquía, afectada por el terremoto

Tras el devastador terremoto del mes pasado en el sur de Turquía, Armenia fue uno de los primeros países en enviar un equipo profesional de rescate y cientos de toneladas de ayuda humanitaria a un Estado fundado, entre otras cosas, sobre los cadáveres de armenios, kurdos y griegos del Ponto; a esa Turquía de un orgulloso dictador, heredera de un enorme patrimonio económico, financiero y cultural arrebatado a los armenios durante el genocidio de 1915-1923. Siguiendo los valores universales, los armenios han enviado ayuda a Turquía, a la que en 1928, en nombre de Agop Martayan, dieron incluso el alfabeto actual (alfabeto turco), ayudando al pueblo turco a establecerse también culturalmente como nación.

Hoy, aprovechando el doble juego de Occidente, que se manifiesta en su falta de apoyo a Armenia ante la amenaza existencial, la Turquía de Erdogan sigue favoreciendo la aniquilación de los armenios según el mapa expansionista del «mundo turco», en el que Ereván -la única democracia del Cáucaso meridional- ya está borrada.

Armenia es como Ucrania

En la reciente rueda de prensa realizada junto con el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, Giorgia Meloni declaró que «la comunidad internacional no acepta la invasión de Estados soberanos», no acepta «un mundo en el que la fuerza puede redibujar las fronteras entre Estados» y no acepta un mundo en el que «quienes se creen militarmente más fuertes también se creen con derecho a invadir a su vecino».

La pregunta sigue siendo: entonces, ¿por qué calla el mundo cuando Azerbaiyán invade Armenia en Jermuk, Ishkhanasar, Shorzha y Sotq, matando a soldados y civiles armenios? ¿Acaso Aliyev no está pisoteando el derecho internacional por la fuerza? ¿O acaso las sentencias del Tribunal Internacional de la ONU no emanan del derecho internacional? Cabe señalar que, al hacer la vista gorda, los oportunistas también acercan automáticamente el triunfo del terrorismo internacional y nuevas formas de librar guerras por delegación. No olvidemos que, en 2020, Turquía transportaba mercenarios yihadistas de Siria a Azerbaiyán para «conquistar las tierras de los infieles».

También en este caso se trata de una invasión de otro Estado. Y también en este caso hay un pueblo agredido: el pueblo armenio. Un pueblo que inicialmente no disponía de las mismas fuerzas para defenderse, pero que al precio de su propia sangre está protegiendo la seguridad de Europa. Por lo tanto, es muy fácil recontextualizar y atribuir las palabras de Meloni al caso armenio: la batalla que libra Armenia, la libra por todos y cada uno de nosotros. No hay justificación moral para hacer la vista gorda.

Publicado por Grigor Ghazaryan en Tempi

Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana

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Comentarios
5 comentarios en “Armenia debe ser defendida igual que Ucrania
  1. ¡Ojo con Turquía, y su papel en esto!
    Menos mal que la UE no le ha abierto las puertas. Fue y seguirá siendo enemiga de lo que huela a cristianismo, y apoya la extensión del Islam. Se está haciendo de oro con la guerra de Ucrania; mientras denuncia que Occidente quiere prolongarla y va de pacifista, es la principal beneficiaria. Se ha convertido en refugio de los multimillonarios rusos; a cambio de frenar el ingreso de Suecia y Finlandia en la OTAN consigue que Rusia haga la vista gorda cuando pega palos en Siria; compra a Rusia el gas, el petróleo y hasta el grano robado de Ucrania a precio de saldo; se infla de vender drones Bayraktar a Ucrania…
    En la parte que nos afecta como católicos, con el arqueroso sincretismo religioso surgido del CVII disfrazado de
    ecumenismo, les abrimos sin recelos las puertas de Europa, como Alemania…

    1. donde se permiten el lujo de tener patrullas que van por los bares y salas de juego con chalecos en los que pone «Policía de la Sharía», coaccionado.
      No faltó la Mari Pili de Pablo VI, que les devolvió el estandarte de la Batalla de Lepanto (¡Que no sé yo quién coñ* era él para hacerlo!), y otro que fue allí, a rezar en la mezquita mirando a la Meca con los que siguen el Corán que dice que puede Alá, si quiere, destruir a Cristo y a María (Sura V:19).

  2. ¡Pobre Armenia!. Se encuentra en un callejón sin salida. Tras el genocidio armenio de principios del siglo XX, Armenia siempre ha visto a Turquía como un enemigo existencial. Eso ha hecho que se confiase siempre en la alianza con la Rusia zarista, la Unión Soviética y ahora la Federación rusa. Pero Rusia ha mirado hacia otro lado cuando Azerbayán atacó al país de Ararat y, por otra parte, no puede acudir a la OTAN porque allí está Turquía. Están solos. ¡Que Dios los proteja!.

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