Francisco: «La vocación de Dios es adoración al Padre, amor a la comunidad y servicio»

Papa Francisco (Vatican Media)
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Desde la plaza de San Pedro el Santo Padre ha vuelto a retomar, como cada miércoles, las catequesis.

Siguiendo con las predicaciones sobre la evangelización y el Concilio Vaticano II, Francisco ha recordado que ser apóstoles significa «ser enviado para una misión». Otro aspecto fundamental del ser apóstol «es la vocación, es decir la llamada», añadió el Papa.

«Todo depende de una llamada gratuita de Dios; Dios nos elige también para servicios que a veces parecen sobrepasar nuestras capacidades o no corresponder a nuestras expectativas; a la llamada recibida como don gratuito es necesario responder gratuitamente», incidió el Pontífice.

El Papa también ha puesto especial énfasis en advertir que «en el marco de la unidad de la misión, la diversidad de carismas y de ministerios no debe dar lugar, dentro del cuerpo eclesial, a categorías privilegiadas: aquí no hay una promoción, y cuando tú concibes la vida cristiana como una promoción, que el que está encima manda a los otros porque ha logrado trepar, esto no es cristianismo. Esto es paganismo puro».

«¿Quién tiene más dignidad en la Iglesia: el obispo, el sacerdote? No… todos somos cristianos al servicio de los demás. ¿Quién es más importante en la Iglesia: la monja o la persona común, bautizada, el niño, el obispo…? Todos son iguales, somos iguales y cuando una de las partes se cree más importante que los otros y levanta un poco la barbilla, se equivoca. Eso no es la vocación de Jesús», añadió Francisco.

Les ofrecemos la catequesis completa pronunciada por el Papa Francisco:

Catequesis. La pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente 7. El Concilio Vaticano II. 2. Ser apóstoles en una Iglesia apostólica

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Proseguimos las catequesis sobre la pasión de evangelizar: no sólo sobre “evangelizar” sino la pasión de evangelizar y, en la escuela del Concilio Vaticano II, tratamos de entender mejor qué significa ser “apóstoles” hoy. La palabra “apóstol” nos trae a la mente el grupo de los Doce apóstoles elegidos por Jesús. A veces llamamos “apóstol” a algún santo, o más en general a los obispos: son apóstoles, porque van en nombre de Jesús. Pero ¿somos conscientes que el ser apóstoles se refiere a cada cristiano? ¿Somos conscientes de que se refiere a cada uno de nosotros? En efecto, estamos llamados a ser apóstoles —es decir, enviados— en una Iglesia que en el Credo profesamos como apostólica.

Por tanto, ¿qué significa ser apóstoles? Significa ser enviado para una misión. Ejemplar y fundacional es el acontecimiento en el que Cristo Resucitado manda a sus apóstoles al mundo, transmitiéndoles el poder que Él mismo ha recibido del Padre y donándoles su Espíritu. Leemos en el Evangelio de Juan: «Jesús les dijo otra vez: “La paz con vosotros”. Como el Padre me envió, también yo os envío”. Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo”» (20,21-22).

Otro aspecto fundamental del ser apóstol es la vocación, es decir la llamada. Ha sido así desde el principio, cuando el Señor Jesús «llamó a los que él quiso; y vinieron donde él» (Mc 3,13). Les constituyó como grupo, atribuyéndoles el título de “apóstoles”, para que estuvieran con Él y para enviarles en misión (cfr. Mc 3,14; Mt 10,1-42). San Pablo en sus cartas se presenta así: «Pablo, llamado a ser apóstol», es decir, enviado, (1 Cor 1,1) y también: «Pablo, siervo de Cristo, apóstol enviado por vocación, escogido para el Evangelio de Dios» (Rm 1,1). E insiste en el hecho de ser «apóstol, no de parte de los hombres ni por mediación de hombre alguno, sino por Jesucristo y Dios Padre, que le resucitó de entre los muertos» (Gal 1,1); Dios lo ha llamado desde el seno de su madre para anunciar el evangelio entre los gentiles (cfr. Gal 1,15-16).

La experiencia de los Doce apóstoles y el testimonio de Pablo nos interpelan también a nosotros hoy. Nos invitan a verificar nuestras actitudes, a verificar nuestras elecciones, nuestras decisiones, sobre la base de estos puntos firmes: todo depende de una llamada gratuita de Dios; Dios nos elige también para servicios que a veces parecen sobrepasar nuestras capacidades o no corresponder a nuestras expectativas; a la llamada recibida como don gratuito es necesario responder gratuitamente.

Dice el Concilio: «La vocación cristiana, por su misma naturaleza, es también vocación al apostolado» (Decr. Apostolicam actuositatem [AA], 2). Se trata de una llamada que es común, «como común es la dignidad de los miembros, que deriva de su regeneración en Cristo; común la gracia de la filiación; común la llamada a la perfección: una sola salvación, única la esperanza e indivisa la caridad» (LG, 32).

Es una llamada que se refiere tanto a aquellos que han recibido el sacramento del Orden, como a las personas consagradas, como a cada fiel laico, hombre o mujer, es una llamada a todos. Tú, el tesoro que has recibido con tu vocación cristiana, estás obligado a darlo: es la dinamicidad de la vocación, es la dinamicidad de la vida. Es una llamada que capacita para desempeñar de forma activa y creativa la propia tarea apostólica, en el seno de una Iglesia en la que «hay variedad de ministerios, pero unidad de misión. A los Apóstoles y a sus sucesores les confirió Cristo el encargo de enseñar, de santificar y de regir en su mismo nombre y autoridad. Mas también los laicos: todos vosotros; la mayoría de vosotros sois laicos. También los laicos, hechos partícipes del ministerio sacerdotal, profético y real de Cristo, cumplen su cometido en la misión de todo el pueblo de Dios en la Iglesia y en el mundo» (AA, 2).

En este cuadro, ¿cómo entiende el Concilio la colaboración del laicado con la jerarquía? ¿Cómo lo entiende? ¿Se trata de una mera adaptación estratégica a las nuevas situaciones que surgen? En absoluto, en absoluto: hay algo más, que va más allá de las contingencias del momento y que mantiene su propio valor también para nosotros. La Iglesia es así, es apostólica.

En el marco de la unidad de la misión, la diversidad de carismas y de ministerios no debe dar lugar, dentro del cuerpo eclesial, a categorías privilegiadas: aquí no hay una promoción, y cuando tú concibes la vida cristiana como una promoción, que el que está encima manda a los otros porque ha logrado trepar, esto no es cristianismo. Esto es paganismo puro. La vocación cristiana no es una promoción para ir hacia arriba, ¡no! Es otra cosa. Y si hay una cosa grande se debe a que, aunque «algunos, por voluntad de Cristo, han sido constituidos en un lugar quizá más importante, doctores, dispensadores de los misterios y pastores para los demás, existe una auténtica igualdad entre todos en cuanto a la dignidad y a la acción común a todos los fieles en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo» (LG, 32). ¿Quién tiene más dignidad en la Iglesia: el obispo, el sacerdote? No… todos somos cristianos al servicio de los demás. ¿Quién es más importante en la Iglesia: la monja o la persona común, bautizada, el niño, el obispo…? Todos son iguales, somos iguales y cuando una de las partes se cree más importante que los otros y levanta un poco la barbilla, se equivoca. Eso no es la vocación de Jesús. La vocación que Jesús da, a todos —también a aquellos que parecen estar en lugares más altos—, es el servicio, servir a los otros, humillarte. Si tú encuentras una persona que en la Iglesia tiene una vocación más alta y tú la ves vanidosa, tú dirás: “Pobrecillo”; reza por él porque no ha entendido qué es la vocación de Dios. La vocación de Dios es adoración al Padre, amor a la comunidad y servicio. Esto es ser apóstoles, este es el testimonio de los apóstoles.

La cuestión de la igualdad en dignidad nos pide que reflexionemos sobre muchos aspectos de nuestras relaciones, que son decisivas para la evangelización. Por ejemplo, ¿somos conscientes del hecho de que con nuestras palabras podemos dañar la dignidad de las personas, arruinando así las relaciones dentro de la Iglesia? Mientras tratamos de dialogar con el mundo, ¿sabemos también dialogar entre nosotros creyentes? ¿O en la parroquia uno va contra otro, uno habla mal del otro para trepar más? ¿Sabemos escuchar para comprender las razones del otro, o nos imponemos, quizá también con palabras suaves? Escuchar, humillarse, estar al servicio de los otros: esto es servir, esto es ser cristiano, esto es ser apóstol.

Queridos hermanos y hermanas, no temamos plantearnos estas preguntas. Huyamos de la vanidad, de la vanidad de los puestos. Estas palabras nos pueden ayudar a verificar la forma en la que vivimos nuestra vocación bautismal, cómo vivimos nuestra forma de ser apóstoles en una Iglesia apostólica, que está al servicio de los demás.


Saludos:

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Dentro de unos días celebraremos la solemnidad de san José, patrono de la Iglesia universal. Pidamos a Dios, por intercesión de este querido santo, que nos ayude a ser apóstoles fieles y valientes, abiertos al diálogo y dispuestos a afrontar los desafíos de la evangelización. Quiero agradecer de una manera especial a todas las personas pertenecientes a los partidos políticos y referentes sociales de mi país, que se han unido para firmar una carta de saludo con motivo del décimo año del pontificado. Gracias por este gesto. Se me ocurre decirles —así como se han unido para firmar esta carta— qué lindo que se unan para hablar, para discutir y llevar la patria adelante. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias.

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Comentarios
20 comentarios en “Francisco: «La vocación de Dios es adoración al Padre, amor a la comunidad y servicio»
  1. Es lamentable que con lo que está pasando con la ideología de género, Francisco mire para otro lado y se niegue a hablar del asunto.

    1. Esta mañana, Francisco ya tenía que haber suspendido a los 51 obispos alemanes que han apoyado la ordenación sacerdotal de transexuales, pero Francisco, perpetrando dejación de sus obligaciones, permite los desmanes de los obispos díscolos, lo que le convierte en cómplice de su pecado.

      1. Suspender, excomulgar, si fueras político dirías arrestar, condenar a muerte. ¿No se te ocurre pensar qué hay instancias y qué hay gente trabajando por resolver las cosas de la mejor manera? Eres un pobre diablo inquisitorial y con aires de aprendiz de dictador. Y de sacerdote nada.

        1. Y tú EL PEDU CAFREDE eres un ser enfermo, un ser nauseabundo, el cual necesita tratamiento urgente. Que lastima que desde esta página aún no se den cuenta de lo perjudicial que es para ti, permitir que cada día viertas aquí toda esa basura que llevas dentro, eso te hace un ser más desgraciao cada día EL PEDU CAFREDE, cretino al cubo

          1. «Suspender, excomulgar…»

            Pero troll, disimule usted un poco más, que ha puesto prácticamente lo mismo en otra noticia (usando otro de sus múltiples nicks: «ernesto», en este caso) con tan sólo unos minutos de diferencia:

            «cisma, excomunión, rebelión, anatema…»

            Y en otra noticia usando «Javier» y con el mismo rollo de la Inquisición, que es otra de sus obsesiones:

            «Eso no es amor, es sangre de inquisición»

            Ya que trollea, al menos disimule y no vaya soltando los mismos mantras, dirigidos a los mismos sacerdotes con quienes está obsesionado, y con las mismas deposiciones mal escritas, los mismos giros idiomáticos (que son únicos) y las mismas faltas de ortografía de siempre.

            Debería usted consultar con un psiquiatra, porque que su TOC le lleve a bufonadas como ésa y a dedicarse a lo mismo 24/7, es para que se lo traten de urgencia. Ah, y no olvide someterse a un exorcismo, farsante.

    2. Así dice Jorge Bergoglio: «en el marco de la unidad de la misión, la diversidad de carismas y de ministerios no debe dar lugar, dentro del cuerpo eclesial, a categorías privilegiadas: aquí no hay una promoción, y cuando tú concibes la vida cristiana como una promoción, que el que está encima manda a los otros porque ha logrado trepar, esto no es cristianismo. Esto es paganismo puro»
      ¿Hablará de sí mismo?

  2. Lo que hace el Papa es como si a un paciente que entrara en urgencias por un accidente cerebrovascular isquémico, sólo le visitara un mal odontólogo para curarle una caries.
    Es urgente que Francisco intervenga para corregir los abusos del episcopado alemán con sus pretensiones a favor de la ordenación de transexuales, pero en vez de eso, se dedica a hablar de temas sabidos como la evangelización y la vocación (y encima mal enfocados).

  3. EL ROL DEL PAPA FRANCISCO NO ES MODIFICAR LA 8GLESIA PORQUE ESO NO PUEDE HACERLO. SU MISION CON EL CAMINO SINODAL ES DESTRUIR EL PAPADO.

  4. Bergoglio no va a hacer nada contra los herejes alemanes, porque lo que quiere es que toda la Iglesia haga lo mismo que los herejes alemanes (por eso inició la pantomima esa llamada sínodo de la sinodalidad). No hay más.

  5. Hermosa reflexión del Santo Padre. Lástima que la mayoría de seguidores de infovaticana tienen su corazón enfermo de odio, rígidos aferrados a “la recta doctrina” pero que se paran la caridad por el arco del triunfo.

        1. Palabras del Cafre esta misma mañana, empleando otro de sus nicks («Javier»):

          «os deseo cárcel en tanto no os reeduqueis conforme la realidad humana […] vuestros corazones tanto odio como aquí mostráis con la connivencia editorial»

          Hay que estar muy enfermo para pasarse todo el día, como he señalado más arriba, escribiendo majaderías en esta página con diferentes nicks, atacando a los católicos. Y encima son los tres mantra de siempre escritos igual de mal; ni siquiera disimula poniendo otra cosa: calca las frases.

          Evidentemente ese odio que usted muestra hacia la fe católica y quienes la profesamos (y especialmente contra los clérigos de sana doctrina), sólo puede provenir del averno. ¿Psiquiatra? Sí, lo necesita (a ver si le cura el TOC). Pero lo que usted necesita realmente es un exorcismo, farsante.

  6. Por esta página circulan personaje o/personajes, con múltiple y variado apodo (lo siento, soy del «plan antiguo»), que no deberían tener cabida en la misma. No saben más que insultar y menospreciar a quienes usan/usamos razonamientos para validar nuestras reflexiones.

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