Desde el pasado mes de diciembre se viene rumoreando que el obispo alemán, Heiner Wilmer, tiene muchas papeletas de suceder a Ladaria al frente del Dicasterio para la Doctrina de la Fe.
El abiertamente progresista obispo de Hilsdelheim ha pedido paciencia y calma a los reformistas alemanes. No con en el fin de parar las reformas sino de madurarlas para seguir adelante con ellas.
En declaraciones al medio alemán Rheinische, el obsipo afirma que «no todos los días hombres y mujeres se sientan junto a obispos alrededor de grandes mesas y discuten entre ellos. Esto ha levantado grandes expectativas». Según Wilmer, en la Iglesia se ha condensado una gran necesidad de reformas, pero hay demasiada prisa por implementarlas. «Yo -explicó- estoy definitivamente a favor de una renovación. Tenemos que seguir adelante, pero somos demasiado impacientes. En Alemania, a veces, falta el aliento largo. Falta voluntad para reconocer que no todo se puede lograr en la vida».
El obispo de 61 años está preocupado por el tono de los debates recientes sobre el camino sinodal, como el celibato y las mujeres en los ministerios ordenados. “Ciertamente no tengo miedo de las discusiones, siempre las ha habido, incluso los Hechos de los Apóstoles hablan de ello”. Las disputas son siempre un signo de intensa participación. “Pero depende de cómo nos comparemos. Y espero que no nos enredemos ahora mismo.
A su juicio, el camino sinodal, tal y como se está desarrollando, “definitivamente nos ha cambiado, sin importar cómo y dónde termine. La Iglesia católica en Alemania ya es diferente ahora y seguirá cambiando».
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Si Ladaria ha sido malo, Wilmer es peor. El criterio del Papa Francisco para elegir cargos es nefasto.
Éso, con calma!!! Poco a poco CAMBIÉMOSLO TODO!!! Porque sabemos màs que Dios, que Cristo y que 2000 años de historia de la Iglesia…
Señores como este son más peligrosos que los propios progresistas, porque tratan de convencerte de su supuesta moderación.
La hermenéutica de la continuidad es esto precisamente: actuar de forma sibilina para que no se note la ruptura, pues esta queda maquillada de moderación.
Qué mayor hiena que aquel que a la traición la llama «renovación».
Este individuo no tiene nada que ver con la hermenéutica de la continuidad y usted lo sabe: es un hereje que tiene más paciencia y astucia que los otros, sin más. Todos sus comentarios no buscan otra cosa que enredar, remover e intentar pescar, desde su sectarismo, en aguas revueltas.