El arzobispo de Urgel, Joan Enric Vives Sicilia, ha recordado en su reciente carta pastoral que «el tiempo de Cuaresma es tiempo apropiado para pedir perdón de los pecados de forma sacramental, a través de los sacerdotes que -sin ningún mérito suyo- perdonan los pecados en nombre y por el poder de Jesucristo».
Vives comienza su carta pastoral afirmando que «confesarse es creer en la misericordia de Dios» y escribe los 4 consejos del Papa Francisco para la confesión: «1. Poner a Dios en el centro: no nos tengo que confesar como unos castigados que deben humillarse, sino como hijos que corren a recibir el abrazo del Padre. Y el Padre nos levanta en cada situación, nos perdona cada pecado. ¡Dios perdona siempre! 2. Recordar el perdón de Dios: después de una confesión, recordemos el perdón que se ha recibido, atesorando esa paz en el corazón, esa libertad que se siente dentro. No los pecados, que ya no existen, sino el perdón que Dios nos ha regalado. 3. Superar la vergüenza: No permanecer prisionero de la vergüenza, porque Dios nunca se avergüenza de ti. Él te ama precisamente allí, donde tú te avergüenzas de ti mismo. Y te quiere siempre. Y 4. Confiar en la fidelidad de Dios: Dios siempre se alegra de perdonarnos. Cuando nos vuelve a levantar cree en nosotros como la primera vez, no se desanima. Somos nosotros los que nos desanimamos, Él no. Conviene abandonarse al amor, dejarse transformar por el amor y corresponder al amor de Dios».
El Copríncipe de Andorra remarca que «confesarse es creer que podemos cambiar y que Cristo nos ayuda a cambiar. Debemos vivir la fe como un camino de seguimiento de Jesucristo, en el que caemos y nos levantamos, pero que lo importante es seguir, permanecer, llegar, vivir con Él. No es tan importante no caer nunca, sino levantarse humildemente si hemos caído y volver a empezar de nuevo. Y por la misericordia que derrama en nosotros con el sacramento del perdón, lo podremos conseguir. Todo lo podemos, con la gracia de Cristo».
Así mismo, Vives insiste en asegurar que «confesarse es reconocer la propia vida mal hecha, y enmendarse. Si uno se compara con el amor de Cristo, con la vida santa de nuestra madre la Virgen María y la virtud de los santos, seguro que encontrará que no es perfecto y que necesita mejorar».
A pesar de que, por desgracia, en estos tiempos este es uno de los sacramentos más maltratados y olvidados, el arzobispo de Urgel agrega que «nadie con juicio no puede decir nunca, “yo no tengo pecados” o “yo no hago nada malo”. Por más que las circunstancias y la cultura ambiental nos condicionan parcialmente, todos podemos reconocer que necesitamos una conversión, y que debe ser real y concreta. Por Cristo, podemos cambiar y mejorar, podemos rehacer el camino mal hecho».
Es por ello que el prelado catalán sostiene que «confesarse es rehacer la comunión con la Iglesia y aprender a amar como Jesús. Reconciliarse con Dios y con la Iglesia, con los hermanos, a los que les hemos hecho daño con nuestras deficiencias y pecados. Necesitamos la palabra cálida, amorosa, paternal del sacerdote que en nombre de Cristo nos diga «Yo te absuelvo de tus pecados», para saber que no es una invención mía, sino una gracia eclesial la que me llega con toda certeza y me renueva».
«El confesor me escuchará, me aconsejará, me ayudará… y, sobre todo, en nombre de Cristo, me hará llegar la gracia del perdón que me restaura. No tengamos miedo de cambiar para mejorar en el amor a Dios y al prójimo. Cristo perdona a través de los sacerdotes. Valorémoslo y aprovechémoslo de nuevo en esta Cuaresma», concluye el arzobispo.
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HIPÓCRITA Y FALSOOO!
La Confesión que debería llamarse Reconciliación porque se supone que al pecar mortalmente se ha roto la amistad con Dios. No creo que el futuro de la Iglesia sean los maratones de confesión, y si faltan presbíteros no existe mano de obra para atender a los maratones de confesionario.
¿Cómo uno puede confesarse con estos sacerdotes y prelados que nada saben? ¿No dijo, acaso, Jorge el argentino, que el sacerdote que no absuelve al pecador en el confesionario, es un criminal?
Urgel no es arzobispado. Luego no es arzobispo de Urgel aunque diga la mismísima Hoja diocesana. Es arzobispo-obispo de Urgel.