En su asamblea plenaria, dedicada en exclusiva a analizar el informe sobre abusos sexuales a menores, ha decidido no apartar inmediatamente del sacerdocio a todos los acusados, sino esperar a las oportunas investigaciones.
‘Tolerancia cero’, sí, pero dentro de un orden. Los obispos portugueses se han dedicado en su última plenaria a debatir el informe que, hace veinte días, presentó la comisión independiente encargada de investigar los abusos sexuales a menores en la Iglesia, y su esperada conclusión ha sido esa misma: aunque reafirman su política de ‘tolerancia cero’, no consideran conveniente renunciar al ministerio del centenar de sacerdotes listados en el informe.
Días antes, algunas asociaciones eclesiales habían pedido que en dos meses, a lo sumo, se retirara del ministerio a los presuntos abusadores que siguieran en activo “siempre que haya indicios mínimamente creíbles, además de pedir la renuncia de los obispos encubridores.
Los obispos lo ven imposible. Para empezar, por el principio de presunción de inocencia. “No basta con los nombres”, hay que “partir de una base sólida”, explicó el presidente de los obispos, José Ornelas. “Se necesitan datos y descripciones plausibles para que podamos investigar de manera concreta”. Y lo que tienen por ahora son solo eso, nombres.
“No puedo sacar a una persona del ministerio sólo porque una persona diga que esa persona abusó de alguien”, insistió Ornelas. “Hasta que no se demuestre mínimamente, no puedo. Sacar a alguien del ministerio es una cosa seria”.
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Es lamentable que el episcopado portugués se sume a la caza de brujas contra el clero en la cuestión de supuestos abusos. Ya sólo falta que a los que tuvieron alguna debilidad (da igual que fuera hace cincuenta años o que hayan fallecido), los lleven a la plaza y los lapiden.
¿Dónde ha quedado la misericordia de la Iglesia? ¿Por qué no se aplica «tolerancia cero» contra el aborto y el lgtbi?
Gran parte de la jerarquía (con Francisco a la cabeza) ha caído en manos de la ideología anticatólica del contubernio judeomasónico, que se regodea difamando a la Iglesia injustamente.