A raíz de la nueva vuelta de tuerca de Francisco a la Misa Tradicional, un sacerdote suizo ha salido al paso de esta última decisión del Papa.
Llama de nuevo poderosamente la atención, que mientras se habla de sinodalidad «participación, comunión y escucha», la decisión del Santo Padre vaya en dirección opuesta. Ninguneo absoluto a los obispos, que deberán pedir permiso a Roma para que determinados sacerdotes puedan seguir celebrando el Rito Tradicional.
El sacerdote suizo, Paul Martone, es quien oficia con el Misal anterior a 1962 en la diócesis de Alto Valais, en Suiza. Martone ha dicho al medio suizo Kath.ch lamenta que «el Papa Francisco sea tan riguroso y estricto en este punto, como si en la Iglesia Católica no tuviéramos otras preocupaciones. No todos los que quieren celebrar la Misa en el rito antiguo son herejes y cismáticos. Al contrario: muchos están sufriendo por la desaparición de la fe, especialmente aquí en Europa Occidental. Negar su buena voluntad y lealtad a la Iglesia es injusto y tampoco es cierto».
Martone señala que «no puedo entender cómo el Papa Francisco puede hablar de la misericordia tan a menudo y no sé qué tipo de grupos van con los brazos abiertos, pero puede ser tan despiadado con los creyentes amantes de la tradición».
«En lugar de tratar de brindarles a estos creyentes la oportunidad de expresar su fe de la manera que mejor les convenga, los frustra y los expulsa de la iglesia», denuncia el cura suizo.
Paul Martone da en el clavo al afirmar que «en el contexto del proceso sinodal, siempre se habla de “inclusión”, lo cual es absolutamente correcto. ¿Por qué no extender esto a las personas que quieren celebrar la Misa en el rito antiguo?»
«¿Por qué no considerar la Misa antigua como un enriquecimiento de la liturgia católica romana, ya que desde hace mucho tiempo existen diferentes ritos litúrgicos, como el Rito Ambrosiano practicado en Milán, o los ritos de la Iglesia siro-malabar?», se pregunta el sacerdote.
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