La Civilta Cattolica ha publicado el encuentro que mantuvo Francisco con los jesuitas del Congo y Sudán del Sur.
El 2 de febrero, durante su viaje apostólico a la República Democrática del Congo, el Papa Francisco se reunió con 82 jesuitas que trabajan en el país, encabezados por el Provincial P. Rigobert Kyungu.
En esa conversación, uno de los sacerdotes jesuitas presentes le preguntó a Francisco donde quedó el voto, como jesuita, de no buscar puestos de autoridad en la Iglesia. El Papa desveló que hasta en dos ocasiones rechazó ser obispo. «Cuando me propusieron ser obispo auxiliar de San Miguel, no acepté. Luego me pidieron que fuera obispo de una zona del norte de Argentina, en la provincia de Corrientes. El Nuncio, para animarme a aceptar, me dijo que allí había ruinas del pasado jesuita. Le contesté que no quería ser guardián de las ruinas y me negué. Rechacé estas dos peticiones debido al voto que hice», dijo el Santo Padre.
La vez que aceptó, a la tercera, cuenta que «vino el Nuncio, pero ya con la autorización firmada por el Superior General, el P. Kolvenbach, que había accedido a que yo aceptara. Era para ser auxiliar en Buenos Aires. Así que acepté con espíritu de obediencia. Luego me nombraron arzobispo coadjutor de mi ciudad, y en 2001 cardenal. En el último cónclave vine con una pequeña valija, para volver inmediatamente a la diócesis, pero tuve que quedarme. Creo en la singularidad jesuita de este voto, e hice todo lo posible para no aceptar el episcopado».
Descarta renunciar
Preguntado sobre su posible renuncia, el Papa Francisco señaló que «es verdad que escribí mi dimisión dos meses después de las elecciones y entregué esta carta al cardenal Bertone. No sé dónde está la carta. Lo hice por si tengo algún problema de salud que me impida ejercer mi ministerio y no soy plenamente consciente para dimitir. Sin embargo, esto no significa para nada que la renuncia de los Papas deba convertirse en algo así como una «moda», algo normal».
«Esto no está en mi agenda por el momento. Creo que el ministerio del Papa es ad vitam. No veo ninguna razón para que no sea así. Piensen que el ministerio de los grandes patriarcas es siempre vitalicio. Y la tradición histórica es importante. Si, por el contrario, le hiciéramos caso a los «chismes», ¡entonces deberíamos cambiar de Papa cada seis meses!», agregó el Pontífice.
En el caso del cargo de Superior de la Compañía de Jesús, Francisco dijo ser en eso «conservador». «Debe ser para toda la vida», afirmó el Papa.
El papel de la Iglesia
El Santo Padre insistió en que «una de las cosas más feas en la Iglesia es el autoritarismo, que es, por lo demás, un espejo de la sociedad herida por la mundanidad y la corrupción. La vocación de la Iglesia es hacia las personas heridas. Hoy en día, esta imagen es aún más válida, teniendo en cuenta el escenario de guerras que estamos viviendo».
Para Francisco, «la Iglesia debe ser un hospital que va allí donde la gente está herida. La Iglesia no es una multinacional de la espiritualidad. ¡Miren a los santos! ¡Sanar, curar las heridas que sufre el mundo! ¡Sirvan a la gente! La palabra «servir» es muy ignaciana. «En todo amar y servir» es el lema ignaciano. Quiero una Iglesia de servicio».
En este punto, sería conveniente señalar que la Iglesia obra una importante labor social desde hace 2000 años, pero sería importante resaltar que el papel fundamental de la Iglesia, como bien ha señalado el cardenal Müller o Sarah, no es el de ser una ONG. La Iglesia ha de estar para conducir a las alamas a la salvación.
La cultura del paganismo
En su encuentro con once jesuitas en Sudán del Sur, el Obispo de Roma dijo que su temor «tiene que ver con la generalización de la cultura pagana. Los valores paganos hoy cuentan cada vez más: dinero, reputación, poder. Debemos ser conscientes de que el mundo se mueve en una cultura pagana que tiene sus propios ídolos y dioses. El dinero, el poder y la fama son cosas que San Ignacio señala en sus Ejercicios Espirituales como los pecados fundamentales».
En ese sentido, el Papa pidió no ser «tan ingenuos como para pensar que la cultura cristiana es la cultura de un partido unido, donde todos agrupados hacen la fuerza. Entonces la Iglesia se convertiría en un partido. ¡No! La cultura cristiana es la capacidad de interpretar, discernir y vivir el mensaje cristiano, que nuestro paganismo no quiere entender, no quiere aceptar. Hemos llegado al punto de que si uno piensa en las exigencias de la vida cristiana en la cultura actual, las considera una forma de extremismo. Debemos aprender a avanzar en un contexto pagano, que no difiere del de los primeros siglos».
Francisco también alertó sobre que «una forma de paganismo es también el formalismo exterior de ir a misa el domingo sólo porque hay que ir, es decir, sin alma, sin fe».
La oración del Papa
Uno de los jesuitas sudaneses presentes en el encuentro con Francisco le hizo la interesante pregunta de cómo reza el Papa. Esto fue lo que respondió: «Claramente digo misa y rezo el oficio. La oración litúrgica cotidiana tiene su densidad personal. Luego, a veces rezo el rosario, a veces tomo el Evangelio y lo medito. Pero depende mucho del día. Para la oración personal, yo, como todo el mundo, tengo que encontrar la mejor manera de vivirla día a día. En Kinshasa, cuando conocí a personas víctimas de la guerra en el este del país, escuché historias terribles de heridos, mutilados, maltratados… Contaban cosas indescriptibles. Está claro que después no podía rezar con el Cantar de los Cantares. Hay que rezar inmerso en la realidad. Por eso me dan miedo los predicadores de oraciones abstractas, teóricas, que hablan, hablan, pero con palabras vacías. La oración siempre está encarnada».
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