Los alemanes no solo desafían a Roma con sus propuestas heterodoxas que abocan a un cisma, sino que ahora, en Praga, animan a los padres sinodales a que les imiten discutiendo los mismos temas sobre los que la Iglesia ha sido clara desde sus orígenes.
Georg Bätzing, obispo de Limburgo y cabeza del episcopado alemán, e Irme Stetter-Karp, representante del laicado alemán, se han dirigido al sínodo europeo reunidos en Praga en su asamblea, y lo han hecho para instar a sus participantes a adoptar los objetivos de su desastroso “camino sinodal”.
La Iglesia en Alemania quiere reformas, dijo Bätzing, pero las quiere en unidad con los católicos en otros países europeos, no siguiendo “camino especial”. “Iniciamos en 2019 un camino sinodal porque una investigación técnica sobre el abuso en nuestra Iglesia nos mostró que hay una culpa individual grave; demasiados clérigos han abusado de su poder y los responsables, sobre todo los obispos, han encubierto las fechorías”, dijo Bätzing. “Pero también hay causas sistémicas del abuso de poder. No podemos negarlos. Estamos decididos a sacar consecuencias: espirituales y estructurales”.
“Las situaciones que vivimos en Europa son diferentes. Necesitamos respuestas convincentes sobre cómo podemos redescubrir y proclamar el Evangelio en estas situaciones. Pero no debemos tomar caminos especiales. Juntos recorremos el camino que el Espíritu de Dios conduce a nuestra Iglesia: en muchos lugares, con muchas personas, en muchas formas. Es un kairós [momento oportuno] de la Iglesia para descubrir y dar forma a su sinodalidad”.
El obispo alemán dijo: “Escuchamos que las mujeres esperan más participación e implicación, y que esto es una preocupación de toda la Iglesia. Escuchamos que los fieles quieren tener voz cuando se deliberan y deciden sus asuntos. Escuchamos que se buscan nuevas formas para dar forma al oficio sacerdotal. Escuchamos que fortalecer el ecumenismo es una preocupación sincera de toda la Iglesia Católica. Escuchamos que la Iglesia debe estar abierta a las personas cuyo estilo de vida no se ajusta a las normas del Catecismo, incluidas las personas homosexuales”.
Y añadió: “Escuchamos y entendemos estas preocupaciones. Los comparto personalmente. Considero que mi tarea como presidente de la conferencia episcopal alemana consiste en incorporarlos al proceso mundial destinado a renovar la Iglesia”.