El ataque del cardenal McElroy a las enseñanzas de la Iglesia sobre sexualidad es un desastre pastoral

Robert McElroy
|

(Raymond J. de Souza en el National Catholic Register)-Abandonar la distinción entre «orientación y actividad» significa el fin de la castidad como virtud por la que luchar, o implica que «la comunidad LGBT» no es capaz de ser casta y, por tanto, se le debe predicar un evangelio menor.

Que un cardenal desee cambiar la doctrina de la Iglesia sobre la moralidad de los actos sexuales entre personas del mismo sexo no es ninguna novedad. Pero hay uno nuevo que aboga precisamente por eso, y uno de los más recientes del colegio.

El cardenal Jean-Claude Hollerich, creado cardenal por el papa Francisco en 2019 y nombrado relator general del proceso sinodal sobre la sinodalidad para una Iglesia sinodal, ha estado abogando por dicho cambio porque el «fundamento sociológico-científico de esta enseñanza ya no es correcto». 

Ahora el cardenal Robert McElroy, obispo de San Diego y creado cardenal por el papa Francisco el pasado agosto, se ha unido esta semana al cardenal Hollerich con un amplio artículo en la revista America. El cardenal McElroy sostiene que el proceso sinodal sobre la sinodalidad para una Iglesia sinodal es un momento oportuno para volver a examinar -y revisar- algunas doctrinas de la Iglesia. Entre ellas se encuentra la cuestión de la ordenación sacerdotal de las mujeres, pero su enfoque principal se centra en la «inclusión radical de las personas LGBT».

Ha habido muchas reacciones y seguramente habrá más. Aquí solo quiero llamar la atención sobre un aspecto del enfoque pastoral del cardenal McElroy: la abolición de la castidad.

El cardenal McElroy, en su discusión sobre la Sagrada Comunión, se opone a la enseñanza católica tradicional de que «todas las acciones sexuales fuera del matrimonio son tan gravemente malas que constituyen objetivamente una acción que puede romper la relación de un creyente con Dios» – pecado mortal, en lenguaje habitual.

«Esta objeción debe afrontarse de frente», escribe, y así lo hace: «La distinción entre orientación y actividad no puede ser el foco principal de tal abrazo pastoral porque inevitablemente sugiere dividir a la comunidad LGBT entre los que se abstienen de la actividad sexual y los que no. Más bien, la dignidad de cada persona como hijo de Dios que lucha en este mundo, y el amoroso alcance de Dios, deben ser el corazón, el alma, el rostro y la sustancia de la postura y la acción pastoral de la Iglesia».

En la práctica pastoral tradicional, las dos cosas deben ir juntas, afirmando la dignidad de toda persona y aconsejando al mismo tiempo que se eviten los actos pecaminosos.

El argumento del cardenal McElroy de que «la distinción entre orientación y actividad» no puede ser un «enfoque principal» socava mucho más de lo que él permite. De hecho, como confesor debería saber lo crucial que es la distinción. Un penitente que menciona un deseo involuntario de relaciones adúlteras, pero resiste la tentación, no solo no es culpable de pecado, sino que practica la virtud. El penitente que alberga tales deseos pero no los lleva a la práctica es culpable de un pecado, aunque probablemente no grave. Y el penitente que comete adulterio es culpable de pecado mortal.

Puede que esa distinción no sea el «enfoque principal» -el enfoque principal es siempre el amor y la misericordia de Dios-, pero la distinción es pastoralmente esencial.

Hay muchos pecados sexuales -los más comunes son la pornografía, la masturbación y la fornicación- en los que la distinción entre una orientación, una disposición, un deseo, un hábito y un acto concreto es absolutamente fundamental.

No sé cómo se imparten las clases Pre-Caná [según la página web de la diócesis de Forth Worth: preparación al matrimonio, que incluye incluye una serie de charlas y actividades sobre temas como: el matrimonio como un sacramento, los votos, la sexualidad en el matrimonio como Dios la planeó, la planificación natural de la familia, etc.; ndt] en San Diego, pero es de suponer que se abordan la cohabitación y la fornicación. La «distinción entre orientación y actividad» no se aplica solo a la homosexualidad.

Los novios heterosexuales están ciertamente orientados hacia la unión conyugal, pero las relaciones sexuales prematrimoniales son pecaminosas antes del matrimonio. Estoy de acuerdo en que este no debería ser el «enfoque principal» de la preparación al matrimonio, pero difícilmente puede dejarse de lado por miedo a «dividir» las clases Pre-Caná entre los que se esfuerzan por la castidad y los que no.

Abandonar la distinción entre «orientación y actividad» en materia sexual significa el fin de la castidad como virtud por la que luchar. O, como mínimo, implica la opinión de que «la comunidad LGBT» no es capaz de castidad y, por tanto, se le debe predicar un evangelio menor.

Un apunte final sobre el cardenal McElroy. Su nombramiento como cardenal el pasado mes de agosto fue digno de atención. El arzobispo de Los Ángeles, José Gómez -director de la diócesis más grande de Estados Unidos, entonces presidente de la Conferencia Episcopal estadounidense, inmigrante mexicano y defensor de los inmigrantes- fue descartado en favor del obispo de San Diego.

Para un papa cuya frase favorita es el santo pueblo fiel de Dios, elegir a McElroy en detrimento de un prelado latino es algo curioso. El mismo día en que se publicó el artículo del cardenal McElroy, el Santo Padre concedió una entrevista en la que denunció el «camino sinodal» alemán como «elitista» 

Podría decirse algo parecido del deseo del cardenal McElroy de utilizar el proceso sinodal sobre la sinodalidad para que una Iglesia sinodal suprima la castidad. Y no hay prelado estadounidense más elitista que el cardenal McElroy: títulos de Harvard, Stanford, Berkeley y la Gregoriana, la universidad jesuita de Roma.

Cuando McElroy fue creado cardenal en San Diego, algunos se preguntaron si podría ser una repetición de lo que hizo el papa Francisco cuando creó cardenal a Joseph Tobin cuando este aún era arzobispo de Indianápolis. Poco después, el cardenal Tobin fue trasladado a Newark. ¿Podría el nuevo cardenal de San Diego estar pronto de camino a Washington o de vuelta a Harvard, como arzobispo de Boston? 

Puede que el cardenal McElroy tenga la vista puesta más allá. ¿Acaso el artículo sobre la «inclusión radical» es, en cambio, una solicitud de traslado a Alemania?

Publicado por el padre Raymond J. de Souza en el National Catholic Register

Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana

Ayuda a Infovaticana a seguir informando

Comentarios
13 comentarios en “El ataque del cardenal McElroy a las enseñanzas de la Iglesia sobre sexualidad es un desastre pastoral
  1. El primer desastre pastoral es el que promueve el Papa Francisco, que ha sucumbido a las ideologías del mundo, y a resultas de su error, vienen todos estos como Mc Elroy, Hollerich y similares.
    Con un pontífice del Corazón de Cristo, se pondría remedio a la apostasía que reina en gran parte de la Iglesia, y por ello hemos de rezar para que el Señor nos libre pronto del pontificado de Francisco.

    1. Curete falso y cobarde: si de verdad eres cura ¿te atreves a celebrar la misa con tanto pecado mortal que cometes arrastrado por tu odio al Papa?

      1. No sea pesado, troll. Discúlpese por todos los insultos que suelta a diestro y siniestro, comenzando por el de llamar «mentiroso» a Francisco (a quien usted no odia, claro: es sólo que hay amores que matan). Y Sométase a un exorcismo de una vez, farsante.

        1. Le respondí a tu marido no a vos basura, deja de estar troleando a los católicos de verdad que estamos en comunión con el Santo Padre y la Iglesia.

          1. BOBRADE
            mira que te he explicado que tu eres una mosca que se distrae con el vuelo de las aguilas, tu sigue comiendo sin despistarte que te manchas.

  2. Cada día tengo mas la impresión de que la jerarquia de la iglesia (obispos,arzobispos,cardenales) juegan en una superliga que no es la de la iglesia rebaño del Señor. Ellos se lo guisan y ellos se lo comen, pero lo malo es que quieren que todos los demás comamos de esas «opiniones» que no doctrinas de la Iglesia heredera de Cristo. Es rarísimo hoy oir a alguien de la jerarquía hablar de los Santos Padres de la Iglesia, S.Juan Crisóstomo, San Agustin, San Jerónimo, San León Magno, etc, etc…>Para estos «innovadores». todas esas enseñanzas ya han sido superadas y hoy hay que hablar de los problemas del «mundo», más que de la doctrina evangélica. El desprestigio de los pastores es cada día mayor y el desconcierto de los fieles es cada día más palpable. Si lo que siempre fue pecado hoy ya no lo es, qué es verdad y que es mentira?

    1. Estoy muy de acuerdo.

      Este MCanrrou, o como se llame, vive enajenado de la Iglesia de Cristo, de los fieles.

      Y no puedo evitar pensar que todos estos obispos que quieren dar carta de naturaleza a la homosexualidad…..¿por qué será?

  3. Con ellos ya no se pueden, cuentan con satanás, éste se ha hecho su dueño. Y los buenos cada vez son menos y todos los d´´ías caen más. Esto sólo lo puede arreglar Cristo, ese al que todos los días clavan en la cruz.

  4. «Esta objeción debe afrontarse de frente», escribe».

    Tratando con vosotros, totalmente de acuerdo, de frente y con la espalda lo más pegada posible a la pared. Ja ja ja.

  5. Lo bueno de todo esto es que todos los infiltrados en la iglesia por fin se están delatando (Bella Dodd infiltró más de mil solo en USA antes del concilio). Ahora se ven libres tras la derrota del incordio ambivalente neocon.
    Esa es en realidad su equivocación, porque no habrá que investigar nada para descubrirlos. Está ya todo a la vista.
    Les falta su San Martín🐷

  6. Esta gente se parece más a Caifas y los del sanedrín que a los Apóstoles. Yo veo la mano del Señor que convierte la Bendición en maldición. Metanoia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 caracteres disponibles