El Papa Francisco anunció hace unos días la celebración de una Vigilia Ecuménica de Oración para el próximo 30 de septiembre con el fin de rezar y pedir por los frutos de este polémico Sínodo.
También se ha conocido recientemente que tras esa Vigilia los obispos y los participantes en el Sínodo realizarán un retiro de tres días, dirigido por el teólogo Timothy Radcliffe. Este sacerdote es dominico de origen inglés. Dirigió su orden durante diez años y ha suscitado controversias en el pasado por su postura sobre ciertos temas eclesiales. En mayo de 2015 fue nombrado como consultor del Pontificio Consejo Justicia y Paz.
Radcliffe, nacido en Inglaterra, ha desafiado repetidamente las actitudes católicas hacia las mujeres, los homosexuales y las lesbianas y los divorciados. Por ejemplo, en un artículo de diciembre de 2012 en The Guardian, Radcliffe escribió: “Es alentador ver la ola de apoyo a los matrimonios homosexuales. Muestra una sociedad que aspira a una tolerancia abierta de todo tipo de personas, un deseo de que vivamos juntos en la aceptación mutua”.
Radcliffe, ordenado en 1971, también propone la apertura a la comunión a los católicos divorciados vueltos a casar. En un ensayo de 2013 en la revista America, Radcliffe escribió que tenía “dos esperanzas profundas. Que se encuentre el modo de acoger de nuevo en la comunión a los divorciados vueltos a casar. Y, lo más importante, que a las mujeres se les diese autoridad real y voz en la Iglesia. El Papa expresa su deseo de que esto suceda, pero ¿qué forma concreta puede tomar?”.
Su predicación mundial la ha llevado a cabo a través de los libros, que han sido traducidos a 24 lenguas. Y llenando auditorios en todo el mundo. Es un abierto defensor de los derechos de las personas LGTBI, como demostró celebrando con frecuencia las “Misas Soho” del Consejo Pastoral del Reino Unido (en la actualidad rebautizado como Consejo Pastoral LGBT de Católicos de Westminster).
En 2005, acerca de la admisión de hombres homosexuales en los seminarios sostuvo que la homosexualidad no debe impedir que los hombres lleguen al sacerdocio y que, en cambio, debe excluirse a quienes se oponen a ello. Además, como colaborador del Informe Pilling Anglicano sobre la ética sexual humana, ha ido un paso más allá en el asunto, introduciendo el pecado nada menos que en el centro del misterio de fe de la Iglesia: “¿Cómo abordar la cuestión de la sexualidad gay? ¡No podemos comenzar con la pregunta de si está permitido o prohibido! Debemos preguntar lo que significa, y en qué medida es Eucarístico. Ciertamente puede ser generosa, vulnerable, tierna, mutua y no violenta. Por lo que, de muchas formas, pensaría que puede ser una expresión de la autodonación de Cristo. También podemos observar cómo puede ser una expresión de fidelidad mutua, una relación de alianza en la cual dos personas se unen el uno al otro para siempre…”
Este controvertido y poco ortodoxo teólogo y predicador, es el que susurrará a las conciencias de los obispos durante tres días en medio de todo el proceso sinodal.