Monseñor Argüello, arzobispo de Valladolid, se ha ‘escapado’ de los ejercicios espirituales que están haciendo un buen número de obispos españoles esta semana para presentar el documento de trabajo pastoral sobre persona, familia y sociedad.
Al ser un documento aprobado durante la última Plenaria, y trabajado en las dos anteriores, monseñor Argüello ha sido el encargado de presentar el texto al haber sido el secretario general de la CEE durante la elaboración del documento.
Aunque Luis Argüello ha desvelado que en la redacción de este texto hay aportaciones de más de 40 obispos, es evidente que detrás de este denso texto está la mano del arzobispo vallisoletano.
El documento que se ha presentado tiene como propuesta compartir sus reflexiones con los miembros de la Iglesia y con la sociedad española, partiendo de la mirada sobre la actual situación cultural, social y política. Su intención, según se señala en la presentación, es estimular la reflexión y el diálogo sobre asuntos de especial importancia para la vida eclesial y social.
La CEE aclara que «no se trata, por tanto, de un nuevo documento doctrinal o pastoral de la Conferencia Episcopal, sino de una invitación a la reflexión por parte de todos, en un momento de convergencia de múltiples acontecimientos, políticos, económicos y culturales expresión de una gran transformación que afecta a la trasmisión de la fe y a la convivencia en nuestra sociedad».
Contra la Agenda globalista
La tercera parte del documento presentado, trata sobre «las causas culturales, legislativas y sociales que «deconstruyen» la familia, reducen la persona a individuo y dificultan el bien común. Carencias eclesiales que lo favorecen».
Este documento alerta que «estamos en la cultura del individualismo exasperado, caracterizado por la sobrevaloración del hedonismo y del narcisismo. Cada vez más se impone el «yo» sobre el «nosotros», el individuo sobre la sociedad».
Sobre la ideología de género, el texto es contundente y señala que «otro elemento clave del ambiente cultural que afecta a la esencia de la familia es la ideología de género, que, como toda ideología, intenta crear la realidad e imponerla de forma irracional. Pues bien, la ideología de género, cimentada en la autocreación, impone una antropología virtual que responde a la visión del hombre exclusivamente como «cultura» (gender) anulando para ello la naturaleza (sex)».
«La ideología de género es en realidad la voluntad de construir una antropología del deseo, sobre todo en su dimensión sexual, que justificará la aplicación de la biotecnología como medio para satisfacer los deseos», subrayan los obispos.
Al exponer las causas legislativas, se lee en el documento lo siguiente: «Desde esta perspectiva se comprende la reciente legislación que se extiende por el mundo actual totalmente contraria a la razón, a la naturaleza y a la vida: aborto, divorcio, matrimonio homosexual, experimentación con embriones humanos, gestación subrogada, transexualidad…, que desde poderosos organismos financieros globales se imponen a los gobiernos». Una definición que casa con la Agenda 2030 y los intereses globalistas.
El mismo Argüello, preguntado sobre la cita anterior, ha profundizado algo más sobre el sentido de esa frase. El arzobispo de Valladolid, ha señalado que existen prácticas como las de FMI en las que se presta dinero a países a cambio de implantar ciertas políticas, que casualmente, van todas en la misma dirección. Sin decirlo explícitamente, monseñor Argüello ha dejado entrever su descontento con los castigos de Europa a países como Hungría y Polonia por negarse a implantar estas cuestiones, como por ejemplo el aborto, a cambio de ayudas millonarias.
El documento defiende la visión de la Iglesia sobre el divorcio, aborto, eutanasia o ‘matrimonio homosexual’
Además, el documento también denuncia «la normalización del divorcio y su fácil tramitación expresa ya la pérdida del valor social de la alianza que supone el matrimonio y la prácticamente nula defensa pública de este vínculo tan valioso para la convivencia social y el cuidado y la educación de los hijos. Se agiliza el divorcio con el llamado «divorcio exprés», es decir, con la simple petición de uno de los contrayentes, y sin necesidad de ofrecer un motivo válido para tal solicitud, legalizando así el repudio, algo que el mundo occidental había considerado siempre como un acto gravemente injusto, y que ahora está siendo presentado como una forma rápida de divorcio».
Sobre el aborto, los obispos afirman que «el movimiento abortista se sigue fundamentado en una ideología ya obsoleta, basada en el poder absoluto del individuo, contraria al nuevo paradigma ecológico de los cuidados y despreciando los descubrimientos científicos. El número de abortos se mantiene en unas cifras dramáticas, en torno a cien mil al año, ahora con muchas menos mujeres embarazadas. Desde la aprobación del aborto en 1985, los conocimientos sobre el ADN, las ecografías 3D, 4D y 5D permiten afirmar aún con más contundencia que negar que existe una nueva vida en el seno de una mujer embarazada desde la concepción es irracional, y afirmar que un supuesto «derecho a decidir sobre el propio cuerpo», una falacia. Si el mundo sigue profundizando en el paradigma ecológico de los cuidados, algún día lloraremos los millones de víctimas que nunca pudieron siquiera ver la luz ni darnos su luz». Una medida, la de las ecografías en 4D, que la Junta de Castilla y León acaba de aprobar.
Sobre la eutanasia, el documento añade que «no podemos hacer aún balance del pasado por ser materia de legislación reciente, pero sí expresar la tristeza y pesar por esta ley y por cómo se ha llevado adelante en plena pandemia. La eutanasia no es un derecho, sino la expresión triste de una derrota de lo más esencial del ser humano. La eutanasia no solo nos quita la vida, sino que claudica en el núcleo de la libertad de ser simplemente humanos, vulnerables y dependientes, pero de incalculable valor como seres creados por amor a imagen y semejanza de Dios, seres con valor y no precio».
En referencia al ‘matrimonio igualitario‘ los obispos señalan que «al llamar matrimonio a la relación entre dos personas que no pueden procrear se quiere igualar lo que es objetivamente desigual. Se niega el significado de la diferencia sexual con el argumento de igualar en derechos a cualquier tipo de unión entre dos personas. Se devalúa así la institución matrimonial, que pasa a ser la unión entre dos personas de igual o distinto sexo, celebrada en la forma prevista en la ley. Tampoco podemos hacer nuestras ni transmitirlas a hijos, alumnos o fieles unas formas de relación «matrimonial» que se extienden más allá de la unión conyugal entre un hombre y una mujer, o educar sobre la posibilidad de maternidad no femenina y paternidad no masculina», se lee en el documento.
Se puede leer el documento entero aquí.
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