Los renovadores esperan que, tras la muerte de Benedicto, se reabra el debate sobre anticoncepción

Academia Pontificia Vida
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No son pocos los ‘renovadores’ que veían en la presencia misma de Benedicto en Roma un freno a las reformas, y ahora, con su muerte, esperan que se aceleren. Un editorial en The Wall Street Journal, días antes de la muerte de Benedicto, habría el debate sobre la ‘revisión’ de la postura católica sobre la anticoncepción.

De las muchas batallas que se esperan en el futuro inmediato en la Iglesia, la que rodea a la prohibición de la anticoncepción artificial es quizá la más obvia y, por tanto, la que se espera librar en un futuro más inmediato.

Todos los elementos están ahí, y los ejércitos están ya en orden de batalla. La malhadada Humanae Vitae, encíclica promulgada por Pablo VI, no solo causó un enorme revuelo en su día, sino que puede decirse que ha sido una de las más contestadas, inmediatamente, por incontables prelados e incluso por una mayoría de fieles católicos.

Pero hay otro factor no menos importante que hace vulnerable a esta doctrina: es, quizá, la que más frontalmente se opone al ‘ethos’ de nuestro tiempo. En neomaltusianismo vuelve a ser la palabra de orden de nuestra civilización, pese a que el mundo, y muy particularmente el Primer Mundo, haya entrado en un invierno demográfico de consecuencias catastróficas.

Todo en nuestro tiempo parece apuntar en la misma dirección: no conviene que nazcan niños. No le conviene al feminismo, no le conviene al fundamentalismo climático, no le conviene al inmigracionismo agresivo, no les conviene a los ideólogos de género.

Y aunque en muchos de sus discursos Francisco ha advertido que los católicos no debemos mundanizarnos, adaptarnos a las formas del siglo, lo cierto, lo innegable, lo evidente es que sus pronunciamientos más habituales y repetidos van en la dirección del mundo, desde su entusiasmo por las políticas medioambientales más grandiosas y restrictivas de las libertades personales como en su acercamiento al mundo LGTB -más mediante nombramientos y gestos que con pronunciamientos- o en su fervor inmigracionista.

Incluso la propia Academia Pontificia para la Vida, bajo la dirección de Vincenzo Paglia, se ha expresado ambiguamente en el sentido de revisar esta cuestión, entendemos que con el placet papal.

Las consecuencias de esa revisión serían, sin embargo, devastadoras. Transmitirían el mensaje de que la adaptación de la doctrina católica con las obsesiones ideológicas del mundo está casi completada pero, sobre todo, que la doctrina puede cambiarse al albur de las opiniones de cada momento y de cada Papa.

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