Decía Chesterton que el del Pecado Original es el único dogma cristiano que puede comprobarse a diario, pero es precisamente el que el teólogo alemán Hermann Häring ve como raíz de casi todos los males que aquejan a la Iglesia.
Häring sostiene que la doctrina cristiana del pecado original es responsable de muchos desarrollos erróneos en la iglesia. En un artículo para la revista «Christ in der Gegenwart», Häring escribe que la Iglesia católica ha sido conformada por «esta imagen oscura y traumatizante del hombre». La creencia en el pecado original condujo «a un miedo generalizado a la libertad y al mundo, al miedo a la independencia y la autonomía, y finalmente a la fobia sexual y al odio a las mujeres».
Dice Häring que esta doctrina alentó el clericalismo masivo porque se había vuelto necesaria una élite para mediar la gracia a las personas en virtud del cargo. Es importante superar el «síndrome del pecado original», que todavía está profundamente arraigado en las tradiciones, la liturgia, los himnos de la iglesia y las oraciones, dice Häring. Häring culpa al apóstol Pablo y al padre de la iglesia Agustín por los desarrollos indeseables.
Según el exprofesor de teología, el punto de partida de la imagen cristiana del hombre debe ser la «libertad no disminuida». El motivo decisivo para decir adiós a la enseñanza es “la imagen liberadora y solidaria del hombre que nos recuerda la historia de Jesús de Nazaret”. Si las iglesias no cambian su enseñanza, «su declive en importancia será aún más dramático».
La pega, aparte del diminuto detalle de que destruye completamente el edificio entero de la doctrina católica, es que de esa “imagen liberadora” de Cristo de la que nos habla Häring no tiene mucho sentido. ¿De qué venía a liberarnos Cristo? No de la pobreza o el sufrimiento, que lo tenemos como el primer día; tampoco de la opresión política, o la desigualdad o el Cambio Climático. Pero, al fin, empezamos a estar acostumbrados de que de Alemania nos llegue siempre un nuevo disparate teológico o eclesial.
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Häring se ha separado de la doctrina católica, pero Francisco no le dirá nada, porque el argentino sólo persigue a los que él llama rígidos.
La h e r e j í a de ese mal teólogo es fácil de desmontar, pues si no hubiera pecado original, entonces habría muchas preguntas sin respuesta: ¿para que murió Cristo en la cruz? ¿por qué descendió a los i
n f i e r n o s? , ¿por qué dijo el Señor que el bautismo es necesario para la salvación?, etc.
La persecución ahora no es contra las herejías sino contra el Tradicionalismo.
Uyyy que amor por las mujeres de Este pelado, digo prelado
Porque ese es el plan: desmoronar la fe católica implosionando sus fundamentos. Y este teologucho lo sabe… aunque lo pinte como «lucha» contra la «opresión». Ese sujeto debe ser lo que queda de aquellos infiltrados que la Bella Dodd introdujo en los seminarios para desbaratar a la Iglesia desde dentro.
Resulta que ahora no es Nuestro Señor Jesucristo, sino Jesús de Nazaret, como uno del montón.
El pecado original le guste o no a ese sujeto indeseable, existe, pero en su pensamiento no se halla nada original, porque de Alemania viene siempre lo mismo.
Urge deshacerse de este teólogo alemán hereje, excomulgándolo.
Bestia germana NO SABE EL LUGAR DEL INFIERNO QUE SE GANA POR NEGAR LA REDENCION DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.
PRINCIPAL MOTIVO POR DECIR LA BASURA QUE PUBLICA.
NECESARIAMENTE UNA BESTIA.
No es nada nuevo. La teologia ortodoxa mas bien no habla de pecado original, pero tiene una concepcion fuerte del pecado. Quiza tengamos que aprender de otras teologias un poquito. Igual que en la inmobilidad del celibato eclesiastico catolico, hay popes ortodoxos casados, y catolicos de rito oriental como el Libano, q son sacerdotes casados. Yo he conocido a alguno. No digo que todo sea relativo, pero descubramos las verdades que puede haber detras del otro, que no todo es seguir la inmobilidad de una doctrina.Y eso sin decir que yo paso de teologos progresistas, pero hay ver sus logicas tambien, que estamos defendiendo una vivencia autentica de la fe, no un codigo de reglas.
Lo que usted llama «reglas» deriva directamente de esa fe, la cual, como es lógico, no cambia (la verdad no cambia). Y no sé qué tendrán que ver los popes ortodoxos casados con la negación del dogma del pecado original: sin él no hay cristianismo ni tampoco popes ortodoxos, ni casados, ni sin casar.
Salid de Babilonia la Grande
La madre de todas las abominaciones.
Para Dios Babilonia son las religiones falsas. Que Dios rechaza.
El Modernismo es la cloaca de todas las herejías según San Pío X.
COMO DICE EL PADRE LUIS TORO ESTE SEÑOR ESTA SIRVIENDO AL ENEMIGO. LO QUE DICE ES PALABRA DE SATANAS. NO OLVIDEMOS QUE EL SINIESTRO FUE EL AUTOR INTELECTUAL DEL PECADO
Lo del pecado original fue cosa de San Agustin.
Frase ininteligible. ¿Qué cosa fue «cosa de San Agustín»?
Lo de decir que el pecado original fue cosa de San Agustín es cosa de Lutero.
¿Acaso fue San Agustín quién escribió acerca del pecado original en el Génesis?
Chesterton tenía toda la razón cuando decía que el Pecado Original es el único dogma que se puede comprobar a diario. Y es así porque nos va a acompañar hasta el fin de los tiempos. A nadie se le ocurre pensar que algunos de los siete pecados capitales tienen fecha de caducidad y que, por ejemplo, el pecado de la soberbia dejará de existir en el s. XXVII, o el de la envidia, en el siglo XXXIV, o que por muchos protocolos que se monten llegaremos a los «abusos 0», como pretende una visión mundana de la realidad. Este cuadrilla de «teológos» alemanes y de otras latitudes están para hacerle el trabajo sucio a Bergoglio y que después él aparezca como el moderador entre «radicales». Una actitud hi´pócrita.
¿No ha sido el teólogo jesuita Rahner el que ha influído en el Concilio Vaticano II y toda la filosofía alemana idealista o existencialista?
Mercenario
Este tío está chalao, pero lo preocupante es a veces las inquinas de los escribientes que tienen unas fijaciones que pa qué
Si no existe el pecado no hace falta Salvador. Por tanto adiós al cristianismo. Sinvergüenza de teólogo
Además de sinvergüenza, un poco tonto también: sin pecado original, adiós cristianismo y él al paro. Y lo mismo puede decirse de quienes no niegan el pecado original explícitamente, pero sostienen, contra las palabras expresas de Cristo, que Dios salva a los no creyentes no bautizados «por otros caminos», lo que suscita la misma pregunta: ¿para qué entonces la Encarnación y la muerte expiatoria de Cristo en la cruz, si con un solo acto de Su voluntad ya salva a cualquiera sin el bautismo, único medio conocido que limpia el pecado original, el cual, él solo, ya impide la salvación? Se podía haber ahorrado el Sacrificio si cualquiera puede salvarse siguiendo los preceptos de la religión falsa que profese. Y, además, quienes tal cosa sostienen, dejan a Cristo por mentiroso, pues fue Él quien aseguró la necesidad del bautismo para el perdón de los pecados y, por tanto, para salvarse, como así ha creído y enseñado la Iglesia siempre.
Dios no pide imposibles, una persona que sin culpa desconoce a Cristo y al bautismo, pero cumple con las obligaciones justas de la religión que profese no puede condenarse. Siempre existió la teoría del bautismo de deseo, de sangre, y otros antes del concilio del coladero conciliar. La sangre de Cristo redentora es para toda la humanidad, salvo para los impíos, nefarios, réprobos, sayones, libertinos, crápulas y pecadores contumaces.
«Dios no pide imposibles»
Por eso: como es imposible salvarse con el pecado original, Cristo ordenó a sus apóstoles predicar el evangelio a TODO EL MUNDO (no es algo opcional), pues «quien crea y se bautice se salvará y quien no crea se condenará» (Palabra de Dios).
«Siempre existió la teoría del bautismo de deseo»
Sí: para quien deseaba bautizarse y moría antes de hacerlo. El absurdo de presuponer que todo bicho viviente desea el bautismo es un invento relativamente nuevo, como la idea de que alguien pueda salvarse fuera de la Iglesia, la cual siempre ha sostenido lo contrario (es dogma de fe, obligatorio de creer para salvarse y no sujeto a opinión ni discusión para un católico).
«La sangre de Cristo redentora es para toda la humanidad»
La salvacion se ofrece a todos, pero no todos se van a salvar; ni siquiera la mayoría. Cristo dejó claro que Su Sangre era derramada POR MUCHOS, no por todos (el Concilio de Trento lo definió muy bien).
Quizá el concepto de bautismo de deseo es más amplio de lo que usted cree.
Dice alguien tan poco sospechoso como Pío IX, en su encíclica COMO CONFICIAMUR: «Es sabido por nosotros y por vosotros que los que están en invencible ignorancia acerca de nuestra santísima religión, pero que observan cuidadosamente la ley natural y sus preceptos, grabados por Dios en el corazón de todos; que están dispuestos a obedecer a Dios y que llevan una vida honesta y recta pueden, con la ayuda de la luz y la gracia divinas, alcanzar la vida eterna. En efecto, Dios ve perfectamente, escudriña, conoce espíritus, almas, pensamientos, los hábitos de todos y en su suprema bondad, en su infinita misericordia no permite que nadie sufra penas eternas sin ser culpable de algún pecado voluntario».
PÍO IX (1846-1878)
Singulari Quadam, 1854:
174. «Claramente, debe sostenerse como artículo de fe que fuera de la Iglesia apostólica romana nadie puede salvarse; que la Iglesia es la única arca de salvación; y que quien no entre en ella perecerá en el diluvio. Por otro lado,asimismo debe sostenerse como cierto que quienes están afectados por ignorancia de la verdadera religión, si fuese ignorancia invencible, no están sujetos a culpa alguna en esta cuestión ante los ojos del Señor».
Pío IX por ejemplo no está negando el Limbo en ningún momento.
El verbo «poder» implica que no sabes lo que pasa realmente. Sólo indica posibilidad. Una posibilidad no es una afirmación, es más bien una duda.
Sois tan retorcidos que no sabéis lo que inventar con los juegos de palabras y los significados. Jugáis con fuego y os estáis quemando.
El bautismo de deseo solamente es el del catecúmeno.
Otros bautismos de deseo son especulaciones teológicas y posibilidades. Se dicen sólo como posibilidades e implican duda, porque lo que es posible implica que también es no posible.
El limbo es doctrina cierta, no tiene ese «puede» que se le asigna al bautismo de deseo ampliado.
Tú conviertes el bautismo de deseo en una herejía por la que encubres la salvación universal. ¿De verdad te piensas que somos ton tos?
¿Es lo mismo decir:
«La ignorancia invencible puede salvarte» que decir «la ignorancia invencible te salva»?
¿Una posibilidad es lo mismo que una afirmación?
«Quién cómo dios», sacas a Pío IX porque de los postconciliares no nay nada decente que sacar al respecto, pues dicen barbaridades.
Uno tiene razón: «si alguien tiene ignorancia invencible, si alguien no comete pecados actuales, si alguien cumple al 100% la ley natural…». Pero, ¿existe ese alguien? Más bien no. Si los católicos, aun con la ayuda de los sacramentos, pecan, ¿acaso quienes no lo son no pecan? A ver si es el no ser católico lo que otorga la gracia y la impecabilidad. Es como la perogrullada de la «Lumen gentium»: que sólo se condenaría quien, sabiendo que la pertenencia a la Iglesia católica es necesaria para la salvación, se negase a entrar o perseverar en ella (y todos los demás se salvasen). ¿En serio? ¿Y quién, sabiendo que la Iglesia católica es la única verdadera y necesaria para salvarse, profesa otra religión que sabe falsa (o ninguna)? ¿Puede haber alguien así? Puede. ¿Lo hay? Con casi total seguridad, no. Y de haberlo sería una excepción, no la regla. Por tanto, es disparatado sugerir (contradiciendo un dogma definido) que sólo se condenan ésos.
Del Catecismo de Sam Pío X:
172.- ¿Podría salvarse quien sin culpa se hallase fuera de la Iglesia?
Quién sin culpa, es decir, de buena fe, se hallase fuera de la Iglesia y hubiese recibido el bautismo o, a lo menos, tuviese el deseo implícito de recibirlo y buscase, además, sinceramente la verdad y cumpliese la voluntad de Dios lo mejor que pudiese, este tal, aunque separado del cuerpo de la Iglesia, estaría
unido al alma de ella y, por consiguiente, en camino de salvación.
Para completar mi anterior escrito es importante mostrar el punto 170 del mismo catecismo de San Pío X:
170.- ¿Puede alguien salvarse fuera de la Iglesia Católica, Apostólica,
Romana?
No, señor; fuera de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, nadie puede salvarse, como nadie pudo salvarse del diluvio fuera del Arca de Noé, que era figura de esta Iglesia.
¡Pretender que se conoce el límite del concepto de bautismo de deseo es muy atrevido! Es de fe que un humano no bautizado tiene el pecado original, en tanto no es bautizado. Sabemos también que en un alma en pecado no puede habitar el Espíritu Santo. En «Hechos 10:44-48″, leemos como el Espíritu Santo descendió sobre el Centurión Cornelio y su familia y empezaron a hablar en lenguas, ante el asombro de Pedro que exclamó: «¿Acaso puede alguno negar el agua del bautismo a éstos que han recibido el Espíritu Santo como nosotros?».
«¡Pretender que se conoce el límite del concepto de bautismo de deseo es muy atrevido!»
¡Vamos, atrevidísimo! Menudo atrevimiento coger el diccionario y buscar: «bautismo» y «deseo». Porque las palabras significan lo que significan (aunque a los modernistas les pese mucho esa obviedad). Como ha transcrito Miguel José del Catecismo de S. Pío X, el quid de la cuestión no es cuánto desea alguien el bautismo, o si lo desea o no (eso sólo lo sabe Dios), sino el sujeto al que se refiere: quien «se hallase fuera de la Iglesia y HUBIESE RECIBIDO EL BAUTISMO o, a lo menos, tuviese el DESEO implícito DE RECIBIRLO». No deja margen a malinterpretaciones: se refiere a aquellos CRISTIANOS que no están en la Iglesia católica (luteranos, anglicanos, evangélicos, etc.) que ya han RECIBIDO el bautismo y que tienen ignorancia invencible (¿cuántos de ellos realmente no conocen la Iglesia católica y la historia de su secta?) o quienes desean recibir el sacramento.
La sangre redentora de Cristo es para toda la humanidad, punto. Eso no quiere decir que toda la humanidad aproveche esa sangre redentora.
Exacto: la Redención sirvió para abrir a toda la humanidad las puertas del Reino de los Cielos, que habían sido cerradas por el pecado original. Cristo murió por todos, para que todos puedan salvarse (antes de Su muerte en la Cruz nadie podía salvarse); pero los frutos de Su muerte no aprovecharán a todos y, así, se salvarán muchos, pero no todos. Como ya he señalado, el Concilio de Trento (dogmático), lo dejó bien claro: «aunque Él murió por todos, no todos, sin embargo, reciben el beneficio de su muerte, sino sólo aquellos a quienes se comunica el mérito de su pasión… si no renacieran en Cristo, no serían justificados» (DS 1523).
Pobre hombre, se ve que, como Lutero, no puede sobreponerse a sus pecados…recemos por el. Negar su enfermedad es la mejor forma de agravarla…
Vanitas vanitatis, omnia vanitas. Nada mas que por el hecho de llamarse así mismo teólogo demuestra la soberbia y vanidad ridículas que le domina. A mi me daría verguenza llamarme teólogo, cómo un ser tan limitado como el hombre puede pretender conocer a Dios hasta sus últimas consecuencias y profundidades. Es la soberbia nacida precisamente del pecado original y la frase bíblica seréis como dioses. Este sigue la vía mas infamante de la payasada mas bufonesca. Los llamados teólogos son en parte culpables de la deriva herética de la iglesia, pronto serán demonólogos, augures siniestros, cuando conozcan en vivo y en directo al maligno.
Una cosa es no entender el pecado original y otra afirmar que no existe. Yo no lo entiendo verdaderamente, pero jamas se me ocurriría negarlo cuando la Iglesia lo explica, y sobre todo como dice un comentarista cuando Cristo nos dice que tenemos que bautizarnos y San Juan decía que detras de el venía uno que bautizaba con el Espíritu Santo. Aunque este es uno de los puntos que menos entiendo de la Doctrina jamas se me ocurriría rechazarlo cuando en dos mil años los Padres y Doctores de la Iglesia la de verdad no la de Bergoglio nos lo han enseñando así. Sería una estupidez y una temeridad.
No es que me considere un experto en el significado del “pecado original” pero lo entiendo (creo que de forma bastante ortodoxa) así:
El hombre, al estar dotado de inteligencia y de libre albedrío (por voluntad de Dios, dicho sea de paso), decide que no necesita a Dios (ni Sus normas ni Su protección) ni en su vida ni a nivel social.
Incluso algunos dan un paso más y consideran que Dios es un estorbo para el progreso de la humanidad y que el simple hecho de tenerle en cuenta es un fastidio pues nos quita libertad.
Este pecado viene ocurriendo desde que existe el ser humano (dotado como tal de alma y de libre albedrío) . En nuestros días este pecado está muy activo dado que la mayoría de gobernantes, de instituciones y de seres humanos ignoran a Dios e incluso se atreven a contradecir Sus mandamientos (que llevamos grabados en nuestra conciencia) .
Lo que usted describe se encuadra en lo que se denomina «pecado actual», que es el cometido voluntariamente por alguien. Eso no es el pecado original, que se transmite por generación y no precisa de acto voluntario alguno, siendo necesario el bautismo para borrarlo. Un bebé de 2 semanas de vida que esté bautizado no tiene el pecado original, mientras que otro de la misma edad, pero sin bautizar, sí lo tiene. Y, como ve, ninguno de ambos casos se ajusta lo más mínimo a lo que usted describe, pues esos bebés aún no tienen ni entendimiento, ni voluntad.
Vale, acepto sus correcciones y entiendo (y conozco) lo que argumenta. Es evidente por sus palabras que usted tiene una información mejor que la mía en estas materias.
Sin embargo creo que estamos enfocando lo que es el «Pecado Original» desde dos puntos de vista distintos y yo también puedo tener algo de razón. Yo estaba intentando definir el Pecado Original por su origen (desobediencia de Adán y Eva) y contenido (intentar prescindir de Dios) mientras que usted me parece que se ha centrado más en cómo afecta a las personas y en cómo puede uno liberarse de ese pecado.
En una cosa va usted bien encaminado: el pecado más actual del hombre es el mismo que el pecado original. De todos los árboles del paraíso podían comer, menos del árbol del conocimiento del bien y del mal. Dios solo se reservó una cosa par sí, Él es quien decide lo que está bien y lo que está mal. El árbol está en el centro del paraíso, como Dios es el centro de todo. Adán y Eva ceden a la tentación porque quieren ser como Dios (“seréis como Dios, conocedores del bien y del mal”, les dice la serpiente), y así lo hicieron. El hombre apartó a Dios del centro y se puso él. El hombre ya no es una criatura hecha a imagen y semejanza de Dios, Dios es una imagen subliminal del hombre, que ahora es el centro y su conciencia la que determina lo que está bien o mal, fuera del dogma o el mandamiento.
Ya lo decía el infame Voltaire: «Dios ha hecho al hombre a su imagen y semejanza, pero el hombre también ha procedido así con él.». Por eso podemos escuchar a un cura en Misa negando el dogma del infierno argumentando: “si yo que soy malo no condenaría a un hijo al infierno eterno, Dios que es infinitamente más bueno que yo (que soy el referente, el centro) tampoco”. Despojado Dios de su esencia (la santidad de Dios es su esencia, no un simple atributo), queda abierta la puerta, por ejemplo, a la misericordina bergogliana del Dios que lo perdona todo, aún sin arrepentimiento del pecador.
Totalmente de acuerdo con usted en sus dos comentarios (aunque nos «peguemos» con el tema de Rusia). Pero, una matización sobre su frase «la santidad de Dios es su esencia, no un simple atributo»: la esencia de Dios es SER. Todo lo demás está subordinado a éso. Dios ES amor, Dios ES justicia, Dios ES santo… Dios, simplemente, ES; y, siendo, todos sus atributos los tiene en grado sumo. La santidad SÍ es un atributo de Dios, no su esencia, como también lo son la omnipotencia, la omnisciencia, la omnipresencia, la inmutabilidad, el amor, o la justicia. Y además de demostrarlo la metafísica, también lo sabemos por la Revelación: «YO SOY EL QUE SOY».
,El pecado original no es algo con lo que se nace, es algo con lo que no se nace. Si pudiéramos hacer una radiografía al alma de un recién nacido no veríamos en ella una manchita que identificaríamos como el pecado original. Tampoco nos lo transmiten nuestros padres en el momento de la concepción, como pensaban y piensan algunos, ya que si nuestros padres están bautizados están libres de pecado original y por lo tanto no pueden transmitir lo que no tienen. El pecado se transmite directamente desde nuestros primeros padres, como un tronco que infecta todas las ramas. Un ejemplo puede servir: si unos padres son apartados de una herencia, sus descendientes quedan también apartados de esa herencia. La herencia es la amistad con Dios, nacemos privados de su gracia.
«El pecado original no es algo con lo que se nace»
Siento contradecirle: con el pecado original SÍ se nace, y se transmite por generación desde Adán y Eva. No es una opinión, sino un dogma de fe, y, por tanto, no sujeto a discusión: o lo cree, o se condenará.
En cuanto al bautismo, sólo limpia el pecado original a quien lo recibe, no a sus descendientes (el pecado original se transmite por generación; el bautismo y sus efectos no).
Queda claro que hay un número considerable de personas que desconocen la fe católica. ¿Qué hacen mientras Papa y obispos? Hablar del inexistente cambio climático de origen antrópico, promover la inmigración ilegal que sólo favorece a las mafias y oligarcas globalistas, callar (cuando no engañar) ante ciertos pecados (adulterio, aborto, homosexualidad), o pedir las imposibles Órdenes sagradas para las mujeres, entre otros disparates. Es decir, incumplir su obligación de llevar a todos a la Verdad para que se salven.
No he negado el dogma en ningún momento y no he dicho que no se transmita de generación en generación, he sostenido que se transmite directamente desde nuestros primeros padres; no nos lo trasmiten nuestros padres por el hecho de la concepción (menos si están bautizados), del mismo modo que el hijo de un desheredado no necesita que su progenitor desheredado lo desherede expresamente a él. Quizá mi expresión «algo con lo que no se nace» no ha sido muy acertada (es evidente que se nace con el pecado original); lo que quise decir es que el pecado en sí, no consiste en algo concreto imputable a quien no ha podido pecar (Dios sería un tirano) sino en la falta de la gracia y la amistad con Dios, de la que se vieron desheredados nuestros primeros padres y sus descendientes. La soberbia, por ejemplo, puede decirse que es algo que se tiene; la falta de caridad, es pecado, y puede decirse que es algo que no se tiene.
«En cuanto al bautismo, sólo limpia el pecado original a quien lo recibe, no a sus descendientes (el pecado original se transmite por generación; el bautismo y sus efectos no)».
Por supuesto, dado que el pecado original se transmite de generación en generación por ser descendientes de los primeros padres que se vieron apartados de la amistad de Dios por si y su descendencia, no por que nuestros padres naturales lo transmitan como un virus. Un poco tiquismiquis sería el Señor si por la metedura de pata de Adán y Eva castigara a todas sus generaciones y recuperada la amistad de mis padres con Dios por el bautismo redentor de Cristo, yo, descendiente de mis padres, no recuperara la amistad con Dios.
«No he negado el dogma en ningún momento y no he dicho que no se transmita de generación en generación»
Con esta frase suya, ya está negando el dogma: «El pecado original no es algo con lo que se nace, es algo con lo que no se nace», que sí consiste en que el pecado original se transmite por generación, no directamente, por arte de magia, de Adán y Eva a cada persona (eso es un invento suyo).
«no nos lo trasmiten nuestros padres por el hecho de la concepción (menos si están bautizados)»
Sí, sí lo hacen. Su afirmación es, como poco, un disparate (que puede convertirse en herejía si sigue sosteniéndolo de forma pertinaz, al no poder aducir ya «ignorancia invencible» después de que le han explicado el dogma, que debería conocer ya si es usted católico). Comience por el catecismo y continúe por los cánones del Concilio de Trento.
Su ejemplo de la deuda o penuria familiar, aunque impropio (porque el tema del pecado original no es exactamente así), demuestra lo contrario de lo que usted cree y sostiene: las deudas familiares sí pasan de generación en generación, de padres a hijos, aunque quien la generara fuera el primero de la saga familiar. La diferencia es que en el tema de las deudas o el patrimonio hay diversas formas de librarse de ellas (bien pagándolas, o bien renunciando a la herencia, por ejemplo), mientras que en el caso del pecado original sólo existe el bautismo, además de que no siempre una familia tiene deudas que contraigan sus miembros al nacer, mientras que todo el género humano sí tiene el pecado original al nacer.
«el pecado en sí, no consiste en algo concreto imputable a quien no ha podido pecar (Dios sería un tirano)»
Se equivoca: no es un pecado actual cometido por quien puede pecar (aunque aún no lo haya hecho), pero sí es imputable a todos y cada uno de los seres humanos.
Y Dios no es, ni puede ser, ningún tirano, porque no le debe nada a nadie: el cielo no es un «derecho» de nadie y Dios no se lo debe a nadie. Es Él quien decide cómo perdona a los hombres, cuya naturaleza ya está caída (no es una opinión, insisto, sino un dogma de fe) y cómo reconcilia al género humano con Él. Se pierde usted elucubrando sobre la gracia y el pecado: quien no está en gracia, está en pecado; y quien está en pecado, no puede salvarse (no importa si tiene otros pecados actuales o sólo el original).
«…no por que nuestros padres naturales lo transmitan como un virus»
Los virus no se heredan de nuestros progenitores (o no siempre); el pecado original, siempre.
«Un poco tiquismiquis sería el Señor si por la metedura de pata de Adán y Eva castigara a todas sus generaciones y recuperada la amistad de mis padres con Dios por el bautismo redentor de Cristo, yo, descendiente de mis padres, no recuperara la amistad con Dios»
De nuevo, repite el mismo disparate: naturalmente que recuperada la amistad de sus padres con Dios al recibir el bautismo, usted, descendiente de sus padres, no recupera ninguna amistad con Dios hasta que no es bautizado. ¿De dónde ha sacado semejante idea? Es totalmente contraria a la fe católica y, como ya le he dicho más arriba, una herejía. Siento que no le guste la fe católica o cómo es Dios, pero sus gustos -o disgustos- personales no van a cambiar la verdad, que es sólo una. Le recomiendo que se repase los documentos del Concilio de Trento para saber qué creemos los católicos y no se fabrique una religión a la carta basada en su opinión, gustos y/o deseos subjetivos.
«Y Dios no es, ni puede ser, ningún tirano, porque no le debe nada a nadie».
Entra usted en un terreno más que resbaladizo. Dios no es ningún tirano no porque sea omnipotente y dueño y señor de todo, sino porque es infinitamente justo y bueno. San Pablo, tras meter los dedos en la predestinación, dándose cuenta, quizá, de que sus palabras no eran fáciles de entender dice: «Así pues, usa de misericordia con quien quiere, y endurece a quien quiere. Pero me dirás: Entonces ¿de qué se enoja? Pues ¿quién puede resistir a su voluntad? Oh hombre! Pero ¿quién eres tú para pedir cuentas a Dios? ¿Acaso la pieza de barro dirá a quien la modeló: «por qué me hiciste así»? O ¿es que el alfarero no es dueño de hacer de una misma masa unas vasijas para usos nobles y otras para usos despreciables? » Por aquí entró Calvino para predicarnos un Dios cruel y tirano, que crea unos hijos para la salvación y otros, porque él quiere, para la condenación eterna.
«el pecado en sí, no consiste en algo concreto imputable a quien no ha podido pecar (Dios sería un tirano)»
Ciertamente el pecado original es impotable a la humanidad entera en cuanto con Adán pecamos todos. Al decir lo anterior interpretaba las palabras de su santidad el Papa Pío IX, que hablando del pecado original dice: » Dios ve perfectamente, escudriña, conoce espíritus, almas, pensamientos, los hábitos de todos y en su suprema bondad, en su infinita misericordia no permite que nadie sufra penas eternas sin ser culpable de algún pecado voluntario».
«Dios no es ningún tirano no porque sea omnipotente y dueño y señor de todo, sino porque es infinitamente justo y bueno»
Precisamente por eso no lo es: no entra en el ámbito de la Justicia divina otorgar al hombre algo de lo que no es dueño y que no le corresponde: la visión beatífica, salvarse, no es un » derecho» que el hombre pueda reclamar como propio. Dios no es menos justo por no dar al hombre lo que no es suyo ni le corresponde por derecho. Se lo ejemplifico, salvando las distancias: si yo doy limosna a un pobre usted dirá que soy bueno; pero en ningún caso puede argumentar que soy injusto (y, por tanto, un tirano) por no dárselo a otros, ya que ni yo tengo obligación de dárselo, ni ellos tienen derecho a que yo se lo dé. Por tanto, y con independencia del motivo por el que se lo doy a uno y a otro no, nadie puede reclamar lo que no le es propio y considerar tirano a quien no se lo concede…
…por privarle de algo que, en realidad, jamás ha sido suyo ni le corresponde por derecho propio. Teniendo en cuenta, además, que Dios no actúa arbitrariamente, sino que tiene sus razones, es absurdo reclamarle la salvación para todos, a la cual no tienen derecho, y tacharle de tirano si no se la concede o sólo lo hace con algunos (por motivos justísimos).
«Por aquí entró Calvino para predicarnos un Dios cruel y tirano, que crea unos hijos para la salvación y otros, porque él quiere, para la condenación eterna»
El error de Calvino no es la creencia en la predestinación, que forma parte de la doctrina católica, sino en creer que Dios, desde el primer instante, predestina a algunos al infierno sin que éstos puedan hacer nada contra el decreto divino, lo cual contrasta con la fe católica, que enseña que Dios sabe «in aeternis» quién se salvará y quién se condenará (al estar fuera del tiempo y ser omnisciente), pero no porque Él lo haya…
…decretado así y el hombre no pueda hacer nada contra éso, sino porque Dios, que nos ha dotado de inteligencia y voluntad, es decir, de libre albedrío, conoce de antemano la elección libre que vamos a hacer y si vamos a aceptar o rechazar las gracias que Él nos dé para salvarnos. Eso es así porque, aunque Dios podría darnos una gracia tal que no pudiera ser rechazada, eso supondría quitarle la libertad al hombre y, sin ella, no hay amor, que debe ser libre y voluntario (no lo sería si nos crease incapaces de no amarle: el hombre, como los ángeles, son libres, capaces de amarle y también de rechazarle), pues si no, no sería amor (seríamos autómatas).
«el pecado original es impotable a la humanidad entera en cuanto con Adán pecamos todos»
Pero no a la humanidad como colectivo (no existe el pecado colectivo), sino a cada una de las personas que forman parte de ella.
«Al decir lo anterior interpretaba las palabras de su santidad el Papa Pío IX, que hablando del pecado original dice… sin ser culpable de algún pecado voluntario».
Usted malinterpreta lo dicho por el beato Pío IX en esa alocución (que no hace falta que le diga que, ni definía dogma alguno, ni podía modificar o derogar uno que ya estaba definido, concretamente en el Concilio de Florencia), siendo obvio, además, que no va a contradecirse a sí mismo al condenar en el Syllabus los siguientes errores:
XV. Todo hombre es libre para abrazar y profesar la religión que guiado de la luz de la razón juzgare por verdadera.
XVI. En el culto de cualquiera religión pueden los hombres hallar el camino de la salud eterna y conseguir la eterna salvación.
XVII. Es bien por lo menos esperar la eterna salvación de todos aquellos que no están en la verdadera Iglesia de Cristo.
Las personas con uso de razón pecan todas (con pecados actuales), por lo que…
…a los no bautizados no se les puede imputar únicamente el pecado original: tienen pecados actuales propios, cometidos voluntariamente, que se sumarían a aquél. Y en cuanto a lo dicho por el beato Pío IX en la alocución «Singulari Quadam», le repito que usted lo malinterpreta, pues nadie ha sostenido jamás que, aparte de los ya mencionados anteriormente, los nonatos y niños que mueren sin haber llegado al uso de razón, y que por tanto no han cometido pecado actual alguno, vayan a sufrir suplicios o penas eternas, entendidas éstas como aquellas merecidas por las faltas voluntarias, sino únicamente la privación de la visión beatífica, que es un privilegio o gracia que Dios no condece a todos (ni tiene obligación de hacerlo), sino sólo en función de la respuesta a Su amor, que se plasma en la adhesión voluntaria a Su voluntad, el cumplimiento de los Mandamientos y al resto de actos meritorios que realice.
Ellos no han cometido falta voluntaria alguna, pero tampoco han merecido, por lo que no se les priva de nada que les correspondiera por derecho. De ahí que la Iglesia siempre haya enseñado hasta hace cuatro días la doctrina del Limbo, que sin estar definida «ex cathedra», ha sido sostenida ininterrumpidamente por la Iglesia como la posibilidad más plausible, al salvar a esas almas de los suplicios eternos del infierno (lo que se conoce como pena de sentido), sin enmendar la plana al mismo Cristo, que aseguró la imposibilidad de salvarse a quien no crea y sea bautizado (el dogma define que las penas del infierno son desiguales, siendo la única que sufrirían éstos en el Limbo la llamada «pena de daño» o privación de la visión beatífica). Espero haberle aclarado bien que la Iglesia no ha dicho nunca que quien no haya cometido un pecado actual se vaya a salvar, sino que enseña y ha definido que el solo pecado original ya priva…
…de la visión beatífica, con independencia de que quien sólo tiene ese pecado no sufra suplicios (la pena de sentido) en el infierno, que es lo que usted ha malinterpretado en la cita transcrita. Hay que recalcar que entonces todos los católicos sabían estas cosas, por lo que no era necesario precisar tanto ni hacer aclaraciones sobre lo que se daba por ya sabido; pero por lo visto ya no es así, tras la debacle posconciliar y la dejación de muchos pastores de su obligación de enseñar fielmente la fe católica (cuando no caen ellos mismos en el error y enseñan directamente herejías).
«…usted, descendiente de sus padres, no recupera ninguna amistad con Dios hasta que no es bautizado».
Esto parece un dialogo de besugos. ¡Evidentemente yo no recupero la amistad con Dios hasta que no me bautizo! Lo que trato de hacerle entender, es que el pecado original alcanza a todos los hombres en cuanto adquieren la naturaleza humana, por ser descendientes de Adán y Eva, cabeza de la humanidad caída; pero esa transmisión (propagación dice Trento), no se transmite de padres a hijos como una enfermedad genética. San Pablo dice: “…la muerte PASÓ a todos los hombres, por cuanto TODOS PECARON». Yo ya pequé con Adán, mis progenitores no tenían nada que trasmitirme, en cuanto me dieron la naturaleza humana yo cargué solito con mi pecado. Imaginemos que, por especial gracia divina, un hombre y una mujer nacieran sin pecado original; si esas dos personas engendraran un hijo, ¿nacería con pecado original?
«Esto parece un dialogo de besugos»
Me he limitado a transcribir y responder a su disparate, según el cual Dios sería «tiquismiquis» si «recuperada la amistad de mis padres con Dios por el bautismo redentor de Cristo, yo, descendiente de mis padres, no recuperara la amistad con Dios»
Como es evidente que usted no recupera ninguna amistad con Dios si no recibe el bautismo (lo hayan recibido previamente sus padres o no), no sé por qué emplea el tiempo condicional (sería) en vez del presente (es). Bueno, sí lo sé, como lo puede decudir cualquiera que haya leído sus comentarios previos: porque usted no cree que lo sea, ya que para usted sólo lo sería si fuera como yo le he explicado (es decir, usted no lo cree).
«pero esa transmisión (propagación dice Trento), no se transmite de padres a hijos como una enfermedad genética»
Qué obsesión con los virus y las enfermedades: claro que el pecado no se propaga como un virus de padres a hijos, sino como lo que es: un pecado, que a diferencia de los virus y las enfermedades no sólo mata el cuerpo, sino también el alma y provoca la condenación eterna (no hay virus ni enfermedad que vaya más allá de la muerte) Y sí se propaga de padres a hijos por generación, que es lo que usted ha negado desde el principio. Directamente de sus padres, no de Adán y Eva volando a través de una mágica máquina del tiempo. ¿Entiende lo que significa la palabra «generación»? Va pasando de los padres a los hijos, como la propia naturaleza humana (no sé por qué ésto sí lo entiende, pero no así el pecado original, que va inseparablemente unido a la naturaleza humana, caída desde Adán y Eva).
Para que lo entienda: Sus padres le dan directamente su cuerpo (no se lo manda por el ciberespacio Adán y Eva) y, junto con él, ya viene el pecado en el lote.
«en cuanto me dieron la naturaleza humana yo cargué solito con mi pecado»
Claro: con el pecado original, que hasta el momento de ser bautizado era tan suyo como todos los que cometa después.
«Imaginemos que, por especial gracia divina, un hombre y una mujer nacieran sin pecado original»
No tiene que imaginarlo, ya ha ocurrido: Nuestro Señor Jesucristo, hombre verdadero, y Su Santísima Madre, la Virgen María, nacieron sin el pecado original.
«si esas dos personas engendraran un hijo, ¿nacería con pecado original?»
Evidentemente esa pregunta no se puede aplicar a los dos seres humanos ya citados, que son los únicos que realmente, no elucubrando, han nacido sin pecado original. Pero, aun siguiendole el juego, usted mismo da la respuesta (está implícita en la pregunta):
Como esas personas han nacido sin pecado original SÓLO por especial gracia divina o privilegio (no porque tras la caída de Adán y Eva el pecado original sea posible ser engendrado sin él o porque no vaya inseparablemente unido a la naturaleza humana y fuera posible de forma natural ser humano y al mismo tiempo carecer de pecado original), sus hijos, salvo que no sean humanos, SÍ tendrían el pecado original, pues éste viene junto con la naturaleza humana. La única posibilidad de que fueran engendrado sin él sería, de nuevo, por otra gracia especial de Dios que también les privase a ellos de algo que comparte todo el género humano. Pero Dios no va concediendo dicha gracia excepcional sin ton ni son; de hecho, la Revelación nos informa de lo contrario: todos tenemos el pecado original al ser concebidos (salvo el Señor y Su Madre).
Donde dice: «(no porque tras la caída de Adán y Eva el pecado original sea posible ser engendrado sin él…»,
debe decir: «(no porque tras la caída de Adán y Eva sea posible ser engendrado sin él…».
Y otra errata: donde dice «como lo puede decudir cualquiera», debe decir «como lo puede deducir cualquiera».
Defiende Santo Tomás en la Suma Teológica, sobre el pecado original: » … el pecado original es transmitido por el primer padre en cuanto que éste es el motor (o principio activo) en la generación de los hijos; de ahí que hayamos dicho (también) que no se contraería el pecado original si fuese uno engendrado sólo materialmente de una carne humana (a.4). Pues es evidente, según la enseñanza de los filósofos, que el principio activo en la generación proviene del padre, suministrando la materia la madre. Por ende, el pecado original no se contrae por la madre, sino por el padre. Y según esto, si hubiese pecado Eva sin pecar Adán, sus hijos no hubiesen contraído el pecado original. Mas sería lo contrario si hubiese pecado Adán y no hubiese pecado Eva».
Hoy en día mediante clonación tal vez se podrían obtener seres humanos sin procedencia paterna, así se hizo con Dolly (se usó un óvulo de oveja, se eliminó su núcleo, se sustituyó por un núcleo de célula de oveja adulta y se implantó en una tercera oveja que sirvió como “madre de alquiler” para llevar el embarazo. Así pues, Dolly carece de padre y es el producto de tres «madres»). Según Santo Tomás, el ser humano nacido así no tendría pecado original.
¿. ?
Es el riesgo de identificar, con San Agustín, procreación con concupiscencia.
Un último intento. Un rey de una dinastía determinada (naturaleza), los Borbones por ejemplo, es despojado del trono por si y sus descendientes. A través del acto de la procreación nacen miembros de esa dinastía, sin derecho a reinar, pero ese derecho ya lo perdieron en el momento de ser derrocado el rey cabeza de la dinastía. Este concepto de propagación es perfectamente aplicable al pecado original si, como defendía San Anselmo, y dice el Catecismo, entendemos el pecado original como una privación de algo que se tenía, «la justicia original»; es decir, nacemos sin algo que antes teníamos, pues como dice san Anselmo, el mal no es otra cosa que la ausencia de bien.
Defiende Santo Tomás […] que el principio activo en la generación proviene del padre, suministrando la materia la madre.
A ver si entiende usted algo: la Suma Teológica no es la Palabra de Dios, pese a ser una gran obra, y Santo Tomás de Aquino, pese a ser Doctor de la Iglesia, no definía «ex catedra» (no tenía esa potestad). Es más que evidente que, debido a los limitados conocimientos de su época, comete errores en ámbitos como la biología, por ejemplo, que eran creencia común en aquel tiempo (como el disparate de que la generación proviene del padre y la madre es sólo un «receptáculo»).
Toda su elucubración posterior, perdone que se lo diga, es una auténtica chorrada. Y por más vueltas que le dé, el pecado original lo tienen absolutamente todos los seres humanos desde el momento de su concepción hasta su bautismo, habiéndose transmitido por generación, de padres a hijos, desde la época de nuestros primeros padres. Es dogma de fe…
…así que, ya sabe: son lentejas; si quiere las come, y si no, las deja.
«el pecado original como una privación de algo que se tenía, «la justicia original»; es decir, nacemos sin algo que antes teníamos»
No sé para qué sigue insistiendo, porque por más que elucubre o maree las palabras, definiendo el pecado en negativo (como algo que falta), su intento no cambia la naturaleza del pecado en sí mismo: lo que falta es la gracia y el bien, sustituido por la enemistad con Dios y el mal. Lo que antes teníamos era la gracia, que ahora es sustituida por el pecado. No sólo falta algo: se ha sustituido por otro algo (no se ha producido un vacío por faltar algo).
«como dice san Anselmo, el mal no es otra cosa que la ausencia de bien»
Y, pese a tener entidad propia, expresada en cada una de sus definiciones correspondientes, también la fealdad es la ausencia de belleza, la estulticia o necedad es la falta de inteligencia, y…
…la matraca que usted da es la falta de algo productivo a lo que dedicar el tiempo libre que le sobra. En fin, debería usted seguir leyendo páginas comunistas, como dijo hacer en otro de sus comentarios, porque la Teología no es lo suyo, ni tampoco coger el rábano por las hojas eligiendo citas de aquí y allá, fuera de contexto, para construir una argumentación tan disparatada como la que lleva exponiendo en los últimos dos días.
.. El pecado original no es algo con lo que se nace, es algo con lo que no se nace… Nacemos privados de su gracia (la gracia de Dios).
Nunca me lo había planteado así, pero abre una vía de comprensión: nacemos privados de su gracia por el pecado de nuestros padres, pero no de luz. Luz de Cristo (la Palabra) que llega a TODO hombre que viene a esta mundo, y que, por gracia de Dios, capacita a éste para llegar a ser Hijo de Dios, si cree en ella (asi dice el prólogo del Evangelio de San Juan). ¿Y quién, no habiendo conocido a Cristo sin culpa, puede creer en Él sino el que cumple de voluntad la Ley que la Palabra ha grabado en su corazón, cualquiera que sea la religión que siga. La gracia de Dios hace llegar a TODO hombre la luz de Cristo y, por el abrazo afirmativo del hombre a esa Luz, le alcanza salvación
Cómo decir una herejía argumentando que no se está diciendo una herejía.
Modernismo puro y duro de «quien como dios».
Qué el pecado original es carencia de la justicia original, lo dice San Anselmo en el libro «De conceptu virginal» ; y así, el pecado original es una cierta privación (algo con lo que no se nace), de la justicia original. «Aunque propio de cada uno, el pecado original no tiene, en ningún descendiente de Adán, un carácter de falta personal. Es la PRIVACIÓN de la santidad y de la justicia originales». (Catecismo 405). «Sin embargo, la transmisión del pecado original es un MISTERIO QUE NO PODEMOS COMPRENDER PLENAMENTE.. sabemos por la Revelación que Adán había recibido la santidad y la justicia originales no para él solo sino para toda la naturaleza humana: cediendo al tentador, Adán y Eva cometen un pecado personal, pero este pecado afecta a la naturaleza humana, que transmitirán en un estado caído (cf. Concilio de Trento: DS 1511-1512).» (Catecismo 404)
Son nuestros primeros padres los que nos transmiten el pecado original por propagación, como se lo transmitieron a nuestros padres naturales, y que obviamente aparece en nosotros en el momento de nuestra concepción (que puede producirse por inseminación artificial incluso decenas de años después de haber fallecido nuestros padres biológicos, pudiendo estar estos incluso gozando de la visión beatífica de Dios). No queramos ir más allá en el dogma, de lo que nos dice la propia Iglesia. La opinión que expongo ha sido expuesta, reiteradas veces, entre otros por el padre José Antonio Sayés, que para nada es sospechoso de herejía.
«Aunque propio de cada uno, el pecado original no tiene, en ningún descendiente de Adán, un carácter de falta personal»
Cierto. Pero tiene, en todos y cada uno de los seres humanos, carácter personal en cuanto a que es imputable a cada persona. Ese carácter personal de la imputabilidad no tiene nada que ver con la voluntariedad. Los pecados actuales son voluntarios. El pecado original, no: se hereda, como la propia naturaleza humana, sin que nadie pueda ni evitarlo, ni decidirlo, ni dar su consentimiento, ni elegir otra cosa. En cuanto a la teoría de la «carencia», es sólo marear la perdiz: carecer de gracia supone estar en pecado. Es como si usted dice que una persona no es fea, sino que no es guapa (con la diferencia de que la ausencia de gracia santificante no admite términos medios: quien no la posee, está en pecado, no sólo «poco en gracia»). Y aun con inseminación artificial, uno procede sólo y directamente de sus padres biológicos…
…de quienes no sólo obtendrá su herencia genética, sino también el pecado original (por la propia naturaleza humana, que también se hereda y que sólo se transmite caída, siendo necesario el bautismo en todos y cada uno de los casos para borrar el pecado original y recibir la gracia).
Por supuesto que carecer de gracia supone estar en pecado.
Yo no niego que el alma del recién nacido no bautizado no esté en pecado y, por supuesto, defiendo que sin el bautismo, aunque sea de deseo, no se puede entrar en el reino de los cielos.
Lo que afirmo, para entender el pecado original, es que consiste básicamente en una privación de la justicia original, es decir, algo que tenía el hombre en origen ahora le falta, nace sin esa justicia original, nace privado de la amistad de Dios y de su gracia.
Ni que decir tiene, y más en este día (solemnidad de la Inmaculada Concepción), que la Santísima Virgen María, por designio y especial privilegio divino, junto a Su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, Dios y hombre verdadero, son los únicos seres humanos que han nacido sin pecado original. En todos los demás casos, todos los seres humanos heredamos el pecado original, transmitido por generación de padres a hijos en el momento de la concepción. De ahí la importancia del bautismo, único medio ordinario conocido y al alcance de las personas para borrar el pecado original, recibir la condición de hijos de Dios y la gracia necesaria para salvarse.
«algo que tenía el hombre en origen ahora le falta, nace sin esa justicia original, nace privado de la amistad de Dios y de su gracia»
Es decir: nace con el pecado original, que es lo que usted describe todo el tiempo con tanto circunloquio. Y no sólo nace con él: lo adquiere en el momento de su concepción, no al nacer (los bebés nonatos tienen el pecado original, que sólo se borra cuando, tras nacer, se les bautiza).
CREYENDOSE SABIOS SE HICIERON NECIOS..
El descarrio es ya total …
Que los hechen y de una vez…
Y que a quien le corresponda pir autoridad y ya es tiempo de ello ,,ejerza y ponga orden …
Ya vale de tanto politiqueo,,y que se ciña a su obligación..
Y creo que esta claro a quien me refiero..
EL PECADO POR OMISION EN LA MISION ENPUEZA A SER ESCANDALOSO
Este tipo de personajes se encontraba en los bares de pueblo, bebiendo vino malo.
Una Institucion que promueve y/o tolera este tipo de charlatanes tiene un serio problema.
Si despues de decir esta huevadas, su Obispo no lo envia al Geriatrico, hay dos problemas, el y su Obispo.
Aquí en Sudamérica conocemos bien este tipo de discurso. Todo por la LIBERACIÓN del hombre. La libertad es el dios de los que se hacen dioses. Benedicto XVI conocía muy bien esta herejía.
Lógica pura de su miserabilidad. Sin pecado original no hay necesidad de Salvación, ni de Bautismo ni de sacramentos, ni de Iglesia. Miserable por donde lo mire
El papa Francisco al inicio de su pontificado elogió al teólogo Häring.
Dejo este enlace para conocer la opinión del papa Francisco y saber algo sobre este teólogo.
https://www.infocatolica.com/blog/reforma.php/1612051229-409-el-elogiado-p-bernhard-ha
Lo que dice este hombre contradice la base de la religión cristiana. Como bien se ha apuntado, elimina de manera grosera la necesidad de la salvación.
De los demonios alemanes con apariencia de religiosidad, LÍBRANOS SEÑOR. De eate demonio con apariencia de teólogo, libranos Señor. Oir a este ser, es escuchar al mismo satanás con la soberbia, desobediencia a Dios y el non serviam con el que San Mivuel Arcángelli lanzó con los demás ángeles rebeldes al infierno. Viejo ya y haciendo daño, ahí caen muchos seguidores de todas estas herejías modernistas. EL PEZ MUERE POR LA BOCA. Oro pprque los verdaderos católicos no pierdan la verdadera fe y sus almas no se vayan a condenar.
Otro satánico más con la idea de destruir La Iglesia Católica.
Toda la razón. Y aún más, creo que este sujeto es un poseso. Necesita urgentemente un exorcismo (¡en serio!).
Estos tunantes alemanes no tienen término medio. O niegan, como Lutero, que el bautismo borre el pecado original (que de este modo sigue contaminando toda obra buena del hombre que no puede hacer mérito alguno y que solo puede ser salvo por la fe), o directamente, como este sinvergüenza, niega el pecado original y por lo tanto la necesidad misma de la redención.
Igual a este pollo le pone también Bergoglio una estatua en el Vaticano.
Un teólogo se limita a estudiar las cosas de Dios, no a manipularlas ni a cambiarlas. Este viejo terco es en realidad un teófobo que quiere un dios a su medida, del que poder seguir viviendo, como se permite hacer a algunos otros para tropiezo de los creyentes, aunque a este ya le va quedando poco tiempo….
«Si las iglesias (¿qué iglesias?) no cambian su enseñanza, su declive en importancia (¿eso es lo que le importa?) será aún más dramático».
Lo que siempre llama la atención de estos personajes que si hubiera sido cohente con sus planteamientos tendría que haber dejado la Iglesia, el sacerdocio y la teología y ponerse a trabajar como un hombre más. Después de haber vivido a costas de la Iglesia ahora escupe el plato que le dió de comer. En cuanto a su pensamiento no vale la pena discutirlo, no lo merece.
Sin el Pecado Original no tendría sentido la Redención, ni la Iglesia. Es, como decía el Papa Pío X poner el hacha en la raíz.
Al comparar las consecuencias del pecado de Adán con la Redención obrada por Jesucristo, el Apóstol señala: «…así como la falta de uno solo causó la condenación de todos, también el acto de justicia de uno solo producirá para todos los hombres la justificación que conduce a la Vida. Y de la misma manera que por la desobediencia de un solo hombre, todos se convirtieron en pecadores, también por la obediencia de uno solo, todos se convertirán en justos.» Rom 5, 18-19
Bergoglio, iniciador de todos los procesos inmundos, aperturista de todas las cloacas, vete y déjanos en paz!
En la práctica, este pecado lleva mucho tiempo abolido.
Gran parte del modernismo se basa en su eliminación.
¿Pero de verdad que no os dais cuenta de que eliminando la doctrina del limbo se elimina el dogma del pecado original?
¿Tiene que venir este teololoco para decirlo explicitamente porque si no, no lo veis?
¿De verdad que no veis que la libertad religiosa del Vaticano II significa que no hay pecado original?
No me lo puedo de creer. Sólo ven el engaño cuando directamente se lo dicen, cuando hay que deducirlo con la lógica no son capaces de verlo. Así es como han colado todo.
El Vaticano II que muchos aquí profesan defiende que no es necesario el bautismo para ir al cielo, porque ya se puede ir en cualquier religión. ¿Qué sentido tiene entonces Nostra Aetate?
Si no es necesario el bautismo no hay pecado original. Si la Antigua Alianza nunca fue abrogada y los judíos no necesitan convertirse como dice el catecismo y los discursos de Bxvi y JPII, no hay pecado original que limpiar con el bautismo.
¿En qué matrix eclesial vivís?
El teololoco de la foto no dice nada nuevo que no se haya sugerido ya desde la silla de Pedro hace años.
Y a vueltas con Asis:
En estas reuniones ecuménicas tan bonitas, ¿en dónde se da a entender que el Papa predica que tienen que bautizarse los allí presentes? ¿De dónde se deduce que deben hacer eso? Si no se da a entender de ninguna de las maneras, se sobreentiende que no hay ningún pecado original que haya que corregir. Si Cristo se ha unido a todo hombre para siempre en su encarnación (redemptor hominis) para qué me voy a bautizar.
El teololoco y varios papas dicen lo mismo de distinta forma. Sólo hay que usar la lógica.
También podríamos deshacernos de las tablas de sumar, restar, multiplicar y dividir, porque traen mucha rigidez y quitan poesía a nuestras vidas.
Esta claro que el, no cree, que mas le da en que creamos los Cristianos. porque este no puede ni empiezar el credo.