Las aguas bajan turbulentas por la archidiócesis de Madrid. Fuentes internas del Arzobispado, informan que Javier Belda quiere instar ante los juzgados civiles de Madrid la nulidad del contrato de venta del patrimonio de FUSARA a TAPIAMAR con el objetivo de quedarse, supuestamente, con el patrimonio (los pisos) y el dinero entregado por la compradora (37 M). Esto es lo que dice, pero lo que sin duda hay detrás son los jugosos honorarios de su despacho de abogados.
El obstáculo pasa porque en dicha acción judicial tiene que ir, entre otros, contra la persona firmante de la escritura de venta, es decir, contra Ignacio Olmos actual Director General de la Fundación FUSARA.
Ante esta tesitura, el abogado de Ignacio Olmos ha amenazado a todos y cada uno de los patronos, entre los que se encuentra Fausto Marín Chiva (actual mano derecha de Osoro y hombre fuerte en todas las fundaciones) y al secretario (Javier Belda, verdadero artífice de todo este entramado oscuro junto a su abogado Aitor Canales), con interponerles una querella criminal por administración desleal, estafa y apropiación indebida. A todo ello, se debe añadir que el despacho de Javier Belda pasó a Ignacio Olmos la última factura por un importe de 900.000 €, ante la que dicho Director General solicitó del Presidente Delegado, Fausto Marín Chiva, que diese y firmase la orden de pago, ya que él no estaba dispuesto a realizar más pagos de esta manera.
Ante dicha situación y amenaza, Fausto Marín Chiva informó a Osoro y José Cobo; procediendo estos a convocar a la Comisión Arzobispal de Fundaciones, formada, entre otros por José Cobo, Fausto Marín Chiva, Javier Lapastora Turpin, José Luis Bravo, etc.., para tratar este asunto con calma, junto al tema de las facturas del despacho de Belda y cómo proceder a su pago, ya que Fausto se negaba a pagar desde Fusara toda esta última facturación, ya que siendo estos pagos el fundamento jurídico de la anunciada (amenazada) querella criminal del abogado de Ignacio Olmos al abogado de Belda, Aitor Canales Santander.
En la citada reunión de la Comisión Arzobispal de Fundaciones se plasmó la incomodidad que estaba produciendo en el Arzobispado en general y en el seno de la Comisión, en particular, el asunto de las facturas del despacho de Javier Belda, así como la gestión de la Fundación dirigida por dicha Comisión, ya que el propio Director General amenazaba con la interposición de una querella criminal contra el patronato (Osoro, Fausto Marín Chiva y otros dos sacerdotes) y su secretario (Belda). Dicha incomodidad se plasmó en tres grupos o formas de posicionarse ante dichos hechos.
Los bandos dentro del arzobispado
Una, formada por el grupo de Fausto Marín Chiva (diácono permanente y mano derecha de Osoro en todos estos asuntos de fundaciones) y José Luis Bravo (ecónomo del Arzobispado y responsable por tanto de los pagos que realiza el mismo). Los cuales estaban por la labor de calmar al abogado de Ignacio Olmos para no verse involucrados como imputados en la querella criminal, a la vez que veían desproporcionadas las facturas que presentaba el despacho de Belda pensando que Fusara tenía que dejar de realizar dichos pagos, pues hay quien piensa que antes o después todo esto saldrá a la luz y de una forma u otra se fiscalizará por los tribunales de justicia, ya que existe un grupo de personas que están empeñadas en que todo esto se aclare y se fiscalice, con la depuración de las responsabilidades que correspondan a cada uno de los responsables y todo ello con independencia del tiempo que se tarde y el coste económico que esto conlleve. Todo esto inquietaba a dichas personas, ya que son conocedoras que Osoro y Belda tienen un tiempo de caducidad que va a ser más que sobrepasado por todas estas futuras acciones.
Por otra parte, está Belda y su incondicional defensor, Javier Lapastora Tupín, que defiende la postura de Belda en todos los asuntos y en quien Osoro se apoya para seguir confiando en Belda, en contra de la opinión (en privado) de Cobo, Fausto y Bravo que parece ser que no quieren la compañía de Belda y Lapastora, aunque en público en los patronatos y otros eventos aceptan los que estos les dictan.
Y otra, unipersonal, formada por José Cobo, el cual tiene instrucciones directas de Osoro, al igual que Fausto, de mantener a Belda en todos esos asuntos, pase lo que pase y a pesar de lo que sea (lo que hace pensar que fuerte interés tiene Osoro en mantener a Javier Belda), pero que opina que esto no va bien y que todo esto va a tener consecuencias jurídicas y económicas muy desagradables para los patronos de las fundaciones, para las fundaciones y para el Arzobispado; y como no puede ser de otra manera, para sus propios intereses en su carrera eclesiástica y posiblemente patrimonial.
Después de muchas opiniones, reflexiones, verdades a medias, intereses espurios (económicos, reputacionales, de carrera, etc…) y bastantes deslealtades, parece ser, según fuentes internas del Arzobispado consultadas, que se llegó a la siguiente conclusión:
La no interposición por parte de Fusara de la acción judicial de nulidad de contrato y negociación con el abogado de Ignacio Olmos para evitar la querella criminal anunciada. Negociación que ha sido llevada a cabo por el abogado del despacho de Belda, Aitor Canales Santander, quien ha conseguido que la querella no se interponga, por el momento, a cambio de no ejercitar la acción anunciada por Belda y del apoyo de Ignacio Olmos en las Diligencias Previas que se llevan en el Juzgado de Instrucción nº 28 de Madrid en la que Olmos está siendo investigado, en el sentido de adherirse de hecho a las acusaciones realizadas por FUSARA y FSVSC contra el resto de investigados. Hecho que se está cumpliendo de forma meticulosa.
– Respecto de la última factura del despacho de Belda pendiente de pago por FUSARA, proceder a abonar parte de la misma y el reto con pagos mensuales de las siguientes cantidades por las siguientes personas jurídicas:
+ 30.000 €/mensuales Fusara.
+ 12.000 €/mensuales Fundación Santísima Virgen y San Celedonio.
+ 9.000 €/mensuales el Arzobispado de Madrid.
Preguntas sobre lo que sucede
¿Qué está pasando dentro de FUSARA para que un Director General amenace con una querella criminal al patronato?
¿Qué gestión y que control de todo esto se está realizando por los patronos de las distintas fundaciones y presidentes delegados de Osoro?. Es decir, que información y control real tienen de todo lo que está pasando, Pedro Negro López (laico), Juan Carlos Vera Gallego (sacerdote), Alberto Andrés Domínguez (sacerdote), Pedro Pablo Dones Sabrido (sacerdote), José Andrés Silva Martín (sacerdote), Ignacio Olmos (laico), de todo lo que se está realizando por Javier Belda y sus secuaces, con el conocimiento y aquiescencia de Osoro, José Cobo, Fausto Marín Chiva, José Luis Bravo Duro, Javier Lapastora Turpin; impulsado todo ello por Belda y Lapastora.
¿Qué se persigue con todas estas actuaciones? Pues el despacho de Belda no para de abrir nuevas actuaciones judiciales y preparar otras futuras.
¿Qué está cobrando el despacho de Belda, porqué conceptos, qué cantidades, a quienes?
¿Qué intereses tienen Javier Belda y Javier Lapastora Tupín en todo esto?
¿Qué relaciones profesionales, económicas, personales tiene con el Arzobispado y con todas y cada una de sus fundaciones Javier Lapastora Turpín, su socio (Javier Cortezón) y sus empresas.
A nivel interno son cada vez más quienes piden al arzobispado dar explicaciones públicas desde el Arzobispado (Arzobispo, Comisión Arzobispal de Fundaciones, Presidentes Delegados, Patronos, etc…) lo suficientemente claras y precisas que despejen todas las dudas que se ciernen sobre todos estos asuntos en la feligresía y clero de Madrid; ya que de lo contrario se deberá dar lugar, en un primer lugar, a una investigación extrajudicial de lo que se está realizando y cómo se está realizando y posteriormente, de ser necesario, las correspondientes acciones judiciales.
No puede existir un silencio absoluto por parte de los responsables actuales sobre lo que está sucediendo en la Archidiócesis de Madrid y sus fundaciones, pues el silencio es compañero del temor y como bien dice el refranero español, “el que teme, es que algo debe”.
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