El Papa Francisco, como cada domingo, salió al balcón de San Pedro para rezar el ángelus en el primer domingo de Adviento.
Tomando como referencia el Evangelio del día, el Papa recordó que «el Señor viene siempre, el Señor nos visita, el Señor se hace cercano, y volverá al final de los tiempos para acogernos en su abrazo. Ante esta palabra, nos preguntamos: ¿cómo viene el Señor? ¿Y cómo lo reconocemos y acogemos? Detengámonos brevemente en estas dos interrogantes», dijo el Papa.
Sobre la primera pregunta: ¿cómo viene el Señor?, el Santo Padre afirmó que «muchas veces hemos oído decir que el Señor está presente en nuestro camino, que nos acompaña y nos habla. Pero tal vez, distraídos como estamos por tantas cosas, esta verdad nos queda sólo en teoría», por eso, el Pontífice pidió tener en cuenta que «Dios se esconde en nuestras vidas, siempre está ahí, se esconde en las situaciones más comunes y corrientes de nuestra vida. No viene en eventos extraordinarios, sino en cosas cotidianas, se manifiesta en lo cotidiano».
«Él está ahí, en nuestro trabajo diario, en un encuentro fortuito, en el rostro de una persona necesitada, incluso cuando afrontamos días que parecen grises y monótonos, justo ahí está el Señor, llamándonos, hablándonos e inspirando nuestras acciones», agregó el Papa.
Francisco remarcó que hay una segunda pregunta: «¿cómo reconocer y acoger al Señor? Debemos estar despiertos, alertas, vigilantes. Jesús nos advierte: existe el peligro de no darse cuenta de su venida y no estar preparados para su visita».
El Papa, a modo de conclusión, animó a los fieles en este tiempo de Adviento, a sacudirse el letargo y despertar del sueño. «¿Soy consciente de lo que vivo, estoy alerta, estoy despierto? ¿Estoy tratando de reconocer la presencia de Dios en las situaciones cotidianas, o estoy distraído y un poco abrumado por las cosas?», se preguntaba el Pontífice quien respondió diciendo que «si no somos conscientes de su venida hoy, tampoco estaremos preparados cuando venga al final de los tiempos».
Preocupación por el conflicto entre Israel y Palestina
Tras el rezo de la oración mariana, el Santo Padre dijo seguir «con preocupación el aumento de la violencia y los enfrentamientos que tienen lugar en el Estado de Palestina y en el de Israel desde hace meses».
El Papa lamentó la muerte de un adolescente israelí; y de un adolescente palestino en sendos ataques. «La violencia mata el futuro, destrozando la vida de los más jóvenes y debilitando las esperanzas de paz. Recemos por estos jóvenes fallecidos y por sus familias, especialmente por sus madres», añadió Francisco además de pedir a las autoridades israelíes y palestinas que «se preocupen más por buscar el diálogo, por construir la confianza mutua, sin la cual nunca habrá una solución de paz en Tierra Santa».
El Obispo de Roma también dedicó unas palabras a la población de la isla de Ischia, afectada por las inundaciones. «Rezo por las víctimas, por los que sufren y por todos los que han acudido al rescate».
También recordó a Burkhard Scheffler, «que murió hace tres días aquí, bajo la columnata de la plaza de San Pedro: murió de frío», lamentó Francisco.
Entre los saludos varios, el Santo Padre citó entre otros a los representantes de la comunidad rumana y a los de la comunidad de Timor Oriental presentes en Roma, así como a los ecuatorianos que celebran la fiesta de Nuestra Señora de El Quinche y a los participantes en la Marcha que ha tenido lugar esta mañana para denunciar la violencia sexual contra las mujeres, que «desgraciadamente una realidad generalizada y extendida por todas partes y que además se utiliza como arma de guerra», aseguró el Papa.
Ayuda a Infovaticana a seguir informando