Los obispos alemanes han adoptado una nueva legislación laboral de la Iglesia, que permite a los empleados vivir abiertamente en relaciones del mismo sexo o “volver a casarse”.
La Iglesia alemana parece decidida a demostrar dos cosas: que va a seguir adelante con su cisma encubierto, más conocido como ‘camino sinodal’, con independencia de lo que diga Roma, y que se ha convertido en un emporio empresarial gestionado por funcionarios, indistinguible de un departamento estatal.
Como ejemplo de ambas cosas, esta última reforma laboral, que ya no cuida de que los empleados de las entidades que constituyen su laberíntica estructura tengan una vida pública medianamente coherente con los supuestos fines de la institución.
La Conferencia Episcopal Alemana (DBK) anunció el martes la aprobación de la nueva norma con la mayoría necesaria en su reunión plenaria. El «orden básico del servicio eclesiástico» establece que la vida privada de los empleados, «en particular las relaciones y la intimidad, no están sujetas a evaluación legal». Por lo tanto, los empleados, incluidos los católicos, ya no enfrentarán el despido por vivir en un «segundo matrimonio» o una relación entre personas del mismo sexo.
Esta nueva ley afectará solo a los laicos que trabajan para la Iglesia y no a los sacerdotes, seminaristas o miembros de órdenes religiosas, según el texto, que establece lo siguiente:
“La diversidad en las instituciones de la iglesia es un enriquecimiento. Todos los empleados pueden ser representantes del amor incondicional de Dios y, por tanto, de una Iglesia al servicio del pueblo, independientemente de sus tareas específicas, su origen, su religión, su edad, su discapacidad, su género, su identidad sexual y su forma de vida”.
Según informa katholisch.de, el medio de comunicación de los obispos alemanes, la ley fue adoptada por primera vez por la Asociación de Diócesis Alemanas (encabezada por los obispos) con una votación que requiere una mayoría de dos tercios. La asamblea plenaria de las diócesis alemanas incluye a todos los obispos diocesanos y, si corresponde, a los administradores diocesanos. El nuevo “orden básico del servicio eclesiástico” es ahora ley episcopal. Sin embargo, para que surta efecto en una diócesis, debe ser promulgada por cada obispo diocesano para su propia diócesis como ley particular.
No parece preocupar lo mínimo la posibilidad de escándalo de los fieles, y en esto probablemente tengan razón: no es probable que los parroquianos alemanes se escandalicen a estas alturas de lo que hagan sus prelados.
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Y ya que estamos, ¿por qué no a pederastas activos, violadores, traficantes de droga, etc?
La culpa de la debacle alemana la tiene Francisco que es quien está fomentando este desastre.
Los grupos que hoy promocionan la sodomía, en unos años harán lo mismo con la pederastia.
Como se aquí en España no pasa lo mismo.
Para ser sacerdote conoces muy poco de la vida parroquial.
Donde dice se quería decir si
¿Por qué siempre responde usted chorradas que no tienen nada que ver con aquello a lo que supuestamente responde, Probe Migue? A usted le preguntan la hora y responde: «conoce muy poco de la vida parroquial». Usted la conoce muchiiiiiísimo (pese a no ser católico), pero, ¿qué tiene éso que ver con la hora, que es lo que le han preguntado? Pues leyendo los comentarios previos y su consiguiente respuesta, lo mismo: o está usted cegato, o no sabe leer, o escribe lo primero que se le viene a la cabeza, que no está muy «pa’allá», a tenor de lo que escribe (o las tres cosas a la vez). ¿Qué dice su geriatra al respecto? Sus familiares deberían controlar su uso de internet: es evidente que cualquier día se meterá en un problema gordo y les meterá a ellos de rebote.
Cuando las cosas llegan a ciertos extremos de desvaríos doctrinales, morales y de praxis gestión que no solo acepta, sino que exalta comportamientos públicamente contrarios a la Fe de la Iglesia, siendo la propia Iglesia (me da igual en qué latitud) la que tal cosa hace, el máximo responsable es quien más responsabilidad tiene (permítaseme la perífrasis).
No hay ninguna duda al respecto… Y menos cuando el responsable actúa de forma tan reiterativa.
¿No será que están colocando a sus amantes?
Eso mismo estaba pensando yo
Y no me sorprendería lo más mínimo
Los obispos alemanes son actualmente herejes y apóstatas, por lo tanto, han dejado de ser católicos, pero no se van de la Iglesia, sino que quieren ocupar la Iglesia, con la posterior expulsión por excomunión de los católicos tradicionales.
Se ha pasado de la estrategia de Lutero con su casa (Lutero se fue de la Iglesia y creó la suya) a Lutero en casa, pues ahora los cismas no se realizan fundado una iglesia externa, dado que ya no hay espacio para hacerlo, porque hay miles de comunidades protestantes no denominación a les, y hacer una nueva comunidad no tendría ningún éxito.
La estrategia actual es la de ocupar toda la dirigencia de la Iglesia Católica, y luego expulsar a todos los católicos tradicionales por cisma y excomunión, al no creer en los dogmas neoprogresistas.
De ahí la estrategia de Lutero en casa: hoy Lutero ocupa Roma y Berlín y expulsará a los católicos verdaderos
El Vaticano y las Diócesis Alemanas, lugares donde el demonio se campea y gobierna a su antojo.
Hay que dar libertad para todo el mal expuesto y «abrir» los centros donde debería primar el ejemplo de lo moral, para lo contrario a las buenas costumbres y lo amoral o anti moral en propaganda.
Verdaderos lobos con piel de cabras con pezuñas y todo.
Y falta más: debilitar o quitar la capacidad de reaccionar a quienes piensan de manera diferente o son apegadas a los valores eternos porque «hay que actualizarse». Siglo de infamia y de apostasía.
Camino de la perdición, voluntariamente,
No saben lo que hacen.
Dios lo permite porque tiene que salir a la luz todo el pus de la Iglesia para separar las ovejas de las cabras antes de que venge Jesucristo, como dice The wanderer en uno de sus últimos artículos
La «Iglesia de Francisco», de la que estos alemanes son un exponente, ha perdido el sentido de la moralidad. Una cosa es buscar a los pecadores para que se conviertan como hacía el Señor, y una muy distinta normalizar su presencia en el seno de la Iglesia sin que estén arrepentidos. Eso hace daño a esos pecadores porque les da una falsa seguridad, y va contra las Sagradas Escrituras, que reprueban la participación de los grandes pecadores no arrepentidos en las asambleas cristianas.
«Ellos tienen los templos, nosotros la fe» (San Atanasio).