Francisco nombra a un ex sacerdote como secretario del Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida

Gleison Dicasterio Gleison de Paula Souza con el Papa Francisco (Foto sitio web de la Pequeña Obra de la Divina Misericordia)
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El Papa Francisco ha nombrado al brasileño Gleison de Paula Souza como número dos del Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida.

Nació el 14 de mayo de 1984 en el Estado de Minas Geiras (Brasil) y obtuvo en 2015 el Bachillerato en Teología en la Universidad Pontificia Salesiana de Roma.

Tiene un Máster en Ciencias Filosóficas por la Universidad de Salento en Lecce (Italia) y de 2005 a 2016 fue miembro de la congregación Divina Providencia. Actualmente está casado y tiene dos hijas. Gleison de Paula Souza es profesor de religión católica del Liceo Científico y Lingüístico Estatal A Vallone de Galatina (Italia).

Gleison de Paula Souza ocupa el lugar de otro brasileño, el P. Alexandre Awi Mello, un sacerdote de Schoenstatt que ha completado su mandato de cinco años y que desde agosto es el superior de su congregación.

La llamada del Papa cuando era seminarista

ACI Prensa recoge que en el año 2014 el Papa Francisco llamó por teléfono a Gleison cuando era seminarista en Roma y lo invitó a la Casa Santa Marta, después de que éste le abriera su corazón en una carta exponiéndole su situación espiritual.

“Ahora me emociona el hecho de que el Papa Francisco se haya preocupado por saber lo que siento, lo que pienso y qué es lo que espero. He sentido a Dios que me hablaba a través de sus palabras”, relata el P. Gleison de Paula Souza, al describir su encuentro con el Santo Padre en un artículo publicado en el sitio web de su congregación.

“Su palabra era una continua invitación a la misericordia del Señor. Le pregunté si podía confesarme. Aceptó y le abrí mi corazón. Se quedó en silencio, me dio la libertad de reflexionar y me dijo que estaba conmigo”.

El P. Gleison, estudiante de teología en Roma de la Congregación de la Pequeña Obra de la Divina Providencia –fundada por Don Orione–, señala que al escuchar la voz del Santo Padre al otro lado del teléfono “casi me desmayo de la alegría y la emoción”.