A dos meses de la Navidad, un grupo de arqueólogos ha encontrado al sur de Turquía la tumba donde reposan los restos de San Nicolás, el santo cuya vida está en el origen de la leyenda de Santa Claus.
Aunque los investigadores ya sabían que el cuerpo del santo estaba enterrado en una iglesia de San Nicolás, del siglo IV d.C., situada en Demre, en la provincia turca de Antalya, los restos del santo fueron robados unos 700 años después de su muerte, según informa Live Science, desconociéndose hasta la fecha su paradero.
Un manuscrito de 1087 relata que «hombres sabios e ilustres de Bari”, en Italia, queriéndose llevar el «cuerpo del bendito confesor de Cristo, Nicolás», rompieron el suelo de la iglesia y se llevaron el santo cadáver, dejando atrás unos pocos huesos y un sarcófago roto en la iglesia original.
Con el paso del tiempo, la iglesia de San Nicolás en Demre quedó enterrada bajo la arena y el limo hasta que ahora, en un esfuerzo de muchos años, se han descubierto sus cimientos de la primera iglesia.
Según Osman Eravşar, jefe de la junta provincial de conservación del patrimonio cultural de Antalya, el lugar de enterramiento original de San Nicolás estaría en la parte con tres ábsides cubiertos con una cúpula indicado por un fresco «que representa la escena en la que Jesús sostiene una Biblia en su mano izquierda y hace el signo de la bendición con la derecha». En concreto, una baldosa de mármol con las palabras griegas «como gracia» podría marcar su tumba exacta.
La Junta Regional de Preservación del Patrimonio Cultural de Antalya determinó que la abertura superior de la cúpula de la iglesia de San Nicolás es igual a la arquitectura de la iglesia del Santo Sepulcro, donde Jesucristo fue crucificado y ascendió al cielo.
San Nicolás, que vivió entre el 270 y el 343, fue un obispo cristiano de la época del Imperio Romano. Debido a los numerosos milagros atribuidos a su intercesión, también se le conoce como «Nicolás el Maravilloso». Se dice además que Nicolás regalaba con frecuencia su riqueza heredada de forma anónima a los pobres, lo que acabó dando lugar a la leyenda de San Nicolás como Santa Claus.
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¿No podemos quitar al gordo vestido de rojo de por medio? Los inventos protestantes siempre van en decadencia, donde esté un San Nicolás de Bari que se quiten las imitaciones. Lo gracioso es que en mi pueblo, cosas de los pueblos, cantábamos el día de San Nicolás:
San Nicolas, coronado,
arzobispo Mariandrés
sin que haya sabido nunca si «Mariandrés» significaba «barinés» o cualquier otra cosa, pero era divertido ir cantando de puerta en puerta y que te echaran caramelos, nueces y castañas. ¡Un gran santo y de genio vivo como tiene que ser!
San nicol´ás tu que sabias y sabes tratar a los herejes como se merecen, como hiciste con Arrio, defiéndenos de estos nuevos arrianos y de su jefe el falso profeta Bergoglio.
Qué trabajo extraordinario! Alabado sea el Señor!