Mal está, aunque es esperable, ver un líder político católico que transige con el aborto para no dañar su plataforma política. Pero que el primer presidente católico de Estados Unidos desde Kennedy haga del aborto su principal bandera, ante el silencio vaticano, es directamente escandaloso.
Y es exactamente lo que está haciendo Joe Biden de cara a las cruciales elecciones de medio mandato, en las que el Congreso podría cambiar de manos y pasar a gobernadores republicanos un buen número de estados.
“El Tribunal Supremo acertó con Roe hace casi cincuenta años y creo que el Congreso debería codificar Roe de una vez por todas”, dijo Biden a sus seguidores durante un acto del Comité Nacional Demócrata en el Teatro Howard en Washington. “Si ganamos, y es lo que les prometo a ustedes y al pueblo estadounidense, el primer proyecto de ley que enviaré al Congreso será codificar Roe v. Wade. Y cuando el Congreso lo apruebe, lo firmaré en enero, 50 años después de que se decidiera por primera vez que Roe sería la ley del país”.
Biden, por lo demás, no es ‘culturalmente católico’; no es de esos bautizados que han olvidado su fe y, al menos, tienen la decencia de no desplegarla ante los demás, no: el presidente demócrata ha usado y sigue usando como un medio electoralista su condición de “devoto católico” mientras se muestra como el proabortista más agresivo de la historia norteamericana, causando un escándalo inconmensurable que Roma, sin embargo, ignora.
Ni siquiera se limita a ignorar: desde la campaña electoral es un secreto a voces que la Santa Sede veía con ilusión la victoria de Biden y, sobre todo, la derrota de Trump. Lejos de condenar su demoniaca obsesión abortista, el Papa personal e indirectamente ha criticado como “poco pastoral” la decisión del arzobispo Cordileone de San Francisco de negar la comunión, como manda el Código de Derecho Canónico, a la presidente de la Cámara de Representante y furibunda abortista, Nancy Pelosi quien, poco después, habría de recibir la comunión en San Pedro durante una Misa presidida por el Santo Padre.
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El Presidente Biden y el Papa Francisco están en el mismo bando, y no es precisamente el de Nuestro Señor Jesucristo. Uno actúa promoviendo una ley federal y el otro cambiando la Pontificia Academia para la Vida. Pero ambos convergen en un mismo objetivo: promocionar el aborto.
Pues nada, que Bergoglio le dé las bendiciones.
No es solo el aborto, sino la eutanasia, la pedofilia, todo tipo de aberraciones sexuales. Van paso a paso. Detrás está el `príncipe de este mundo, que odia al Ser Humano y su capacidad de generación, que él no tiene. Odia la inocencia de los niños y mataria nuestra alma y nuestro cuerpo si pudiera, pero no puede porque Dios se lo impide. Solo puede convencernos a nosotros mismos de que nos autodestruyamos. El ecologismo es una de sus jugadas maestras para introducir el odio del hombre a si mismo. Premia a aquellos que trabajan para él con el éxito mientras éstos le proporcionen almas para el infierno. Los que adoran al diablo, para recibir su favor, en sus ritos deben realizar sacrificios y violaciones de la inocencia. La existencia del diablo es dogma, no se puede ser católico sin creer en. Esto hay que repetirlo continuamente.
Por ese camino van los masones que se han apoderado de todo, también de la Iglesia católica.
Biden parece un luciferino apoyando todas las barbaridades posibles. Lo que no se entiende es que el Cardenal Gregory le siga permitiendo comulgar. ¿Acaso este cardenal también es luciferino?
Czy jest to faktycznie katolik???
To pytanie kazdy powinien sobie sam zadać. Ani Bergoglio ani Beden nie sa Katolikami….Bo katolik zna Nauczanie Pana Jezusa. Kościół to Chrystus a nie mason,prawda?? .Mam nadzieję,że dobrze translatot przetłumaczy, bo mam już dość kłamstw. Jestem Katoliczką z Polski. Widzę ,że translator nie tłumaczy dobrze , stąd nieporozumienia. ..Nie umiem inaczej się z Wami porozumieć.
No escucha y cumple las palabras de nuestro señor Jesucristo, un saludo de paz.