El Papa Francisco evitó que la reorganización de la curia supusiera la ruptura del Opus Dei

Francisco con el prelado del Opus Dei Francisco con el prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz
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Según ha podido saber Infovaticana de fuentes bien informadas, el Papa Francisco evitó un Motu Proprio más duro contra el Opus Dei. Su papel habría sido fundamental para evitar “un castigo” mayor para la prelatura.

Para entender los hechos, hay que remontarse algunos meses antes a la promulgación de la Constitución Apostólica Predicate Evangelium el pasado mes de marzo, con la que Francisco pretendía llevar a cabo la reforma de la Curia, que ya le había sido encargada por los cardenales cuando le eligieron para suceder a Pedro.

Según esas mismas fuentes, una filtración de un borrador que se empezó a difundir en la curia llegó al conocimiento del Opus Dei en Roma. En dicho escrito provisional, pilotado por el jesuita y recién creado cardenal, Gianfranco Ghirlanda, se proyectaba partir la Obra en dos, como ya se intentó hace muchos años en los inicios de la institución.

En aquella ocasión, la separación que se quería hacer era de sexos, los hombres por un lado y las mujeres por otro. En este caso, la división planteada era entre sacerdotes y laicos.

Algunos expertos canonistas -el propio Ghirlanda sin ir más lejos- sostienen que la figura jurídica de la prelatura personal no tiene fácil encaje para el Opus Dei, pues parece estar más pensada y reservada a sacerdotes con una específica misión dentro de la Iglesia. Y precisamente basándose en eso los reorganizadores de la curia han pretendido dividir la Obra entre sacerdotes y laicos, cada uno dependiente de un dicasterio distinto.

A pesar de tratarse del encaje jurídico deseado por su fundador y por san Juan Pablo II, peleado por el Opus Dei como un modo de preservar el espíritu de Josemaría Escrivá, el tiempo podría aconsejar a la Obra pedir el cambio de configuración jurídica si no quiere un susto mayor como el que se le ha venido encima y que ha parado el propio Papa tras recibir una extensa y razonada misiva del actual prelado del Opus Dei, Monseñor Fernando Ocáriz.

Aunque no ha trascendido el contenido de esa comunicación de Ocáriz al Papa Francisco, sí se ha conocido que, fruto de ello, el Papa bloqueó en el borrador la posibilidad de ese cambio previsto destinado a partir en dos al Opus Dei. Tampoco conocemos las contrapartidas que ofreció el prelado al Papa, si las hubo. Bien podría haber sido la renuncia al episcopado.

¿Podría el Opus Dei dejar de ser prelatura?

Si acudimos al Código de Derecho Canónico, el punto 294, que trata sobre las prelaturas,  afirma que “con el fin de promover una conveniente distribución de los presbíteros o de llevar a cabo peculiares obras pastorales o misionales en favor de varias regiones o diversos grupos sociales, la Sede Apostólica, oídas las Conferencias Episcopales interesadas, puede erigir prelaturas personales que consten de presbíteros y diáconos del clero secular”.

El punto 296 es el que hace referencia a los laicos y afirma que “mediante acuerdos establecidos con la prelatura, los laicos pueden dedicarse a las obras apostólicas de la prelatura personal; pero han de determinarse adecuadamente en los estatutos el modo de esta cooperación orgánica y los principales deberes y derechos anejos a ella”.

Parece que algunos vaticanistas interpretan este punto de modo contrario a los expertos canonistas que tiene el Opus Dei.

Con el código de derecho canónico en la mano, algunos no entienden que el Opus Dei sea una prelatura, pues afirman que debería ser algo exclusivo para sacerdotes, que es como se pensó -afirman- en el Concilio Vaticano II, o que solo los sacerdotes pertenecieran a la prelatura, aunque recibieran ayuda de los laicos.

Retorciendo o interpretando con rigidez algunos artículos del Código de Derecho Canónico, los laicos de una prelatura podrían quedar relegados a un papel secundario, como de colaboradores externos sin vínculos jurídicos. Esto chocaría frontalmente con el carisma del Opus Dei, en el que cooperan orgánicamente y al mismo nivel, y con los mismos derechos y obligaciones, los sacerdotes y los laicos, tal y como reflejan sus estatutos, esos mismos que ahora Francisco les ha pedido modificar, sin que nadie por el momento tenga muy claro en qué sentido.

A pesar de todo esto, no sería fácil que el Opus Dei dejara de ser prelatura personal, puesto que esta es la figura jurídica que más se adapta a su carisma, aunque con algunas sombras, según interpretan algunos vaticanistas.

En el caso de que la Obra pasara a ser, por ejemplo, una asociación de fieles, sería un golpe en el núcleo de la Institución fundada por Escrivá, ya que sería difícil de explicar y entender la pertenencia al Opus Dei como una vocación y no como un grupo de fieles que se juntan para colaborar en lo que puedan con una institución cuyos sacerdotes serían los importantes. Y en la Obra el carisma implica a sacerdotes y laicos por igual.

Por el momento, dentro de la institución respiran aliviados, sabedores de que lo más difícil lo han sorteado con éxito, aunque el camino todavía es largo. Ahora han de enfrentarse a la reforma de sus estatutos.

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