El arzobispo de Oviedo, Monseñor Jesús Sanz, es uno de esos prelados que nos tiene acostumbrados a llamar a las cosas por su nombre sin caer en la corrección política.
En el día de ayer, desde el Santuario de Covadonga el arzobispo de Oviedo afirmó que «llegados a la festividad de la Virgen de Covadonga son muchas las razones de nuestro contento agradecido, y son no pocas las preocupaciones que nos tienen en vilo».
Guerra en Ucrania y otras guerras
Jesús Sanz lamentó «el panorama internacional marcado por la guerra entre Rusia y Ucrania con todas sus consecuencias de equilibrios rotos en la convivencia de países y de costes económicos disparados».
También señaló la existencia de «otras guerras en curso, pero no son noticia cuando no tienen que mercadear con gas sino simplemente se declaran para dar salida al armamento que les caduca como obsoleto». Sanz subrayó que «estas situaciones imponen cruelmente el temor en tantas familias a las que afecta de modo severo la carestía y la inflación, la pérdida de trabajo, y las derivas en la crispación social y en cuantos se aprovechan de estos mares revueltos para su particular ganancia pescadora».
El arzobispo de Oviedo hizo hincapié en que «algunos no entiendan la relación entre piedad y moral a la hora de dirigir la palabra desde el púlpito de la Iglesia, que jamás convertimos en una tribuna política. Pero hablar de conflictos bélicos, de crisis económica y de paz social, tiene una derivada en nuestro discurso cristiano: el deseo de que aquellos que tienen en su mano la gestión de la cosa pública, lo hagan de verdad pensando en el bien común de las personas y en el bienestar de los pueblos».
Aborto y eutanasia
Ante las autoridades políticas presentes en la Misa, Sanz afirmó sentir dolor «cuando uno ve que se aprueban leyes que matan abaratando el aborto de los no nacidos y desprotegiendo a las mujeres más jóvenes desde normativas con desamparo parental frivolizando y promoviendo una maternidad malograda como si no pasase nada. O la eutanasia como un derecho al suicidio desesperado o al homicidio encubierto con los enfermos o ancianos en fase terminal, en lugar de acompañar con cuidados paliativos una vida que es digna hasta el final. Tampoco es así cuando tan burdamente se emplea la mentira impunemente y sin sonrojo al gestionar la gobernanza». Un dardo del arzobispo que apunta directamente contra las políticas del actual Gobierno de España.
Sobre la buena política
Jesús Sanz compartió una interesante reflexión sobre lo que es «hacer buena política». Lo definió como «la bella e importante responsabilidad de quienes pueden incrementar el bien que construye la paz, que fomenta la convivencia desde las legítimas ópticas diferentes que deben ser complementarias. Pero si el objetivo es destruir al contrario haciendo enemigos de los que son simplemente adversarios, entonces la política se enrarece, se pervierte y se hace violenta, con la tendencia totalitaria de querer controlarlo todo y a todos, desde los medios de comunicación hasta los jueces».
Nicaragua y Venezuela
El arzobispo de Oviedo dijo que esta mala praxis política es «lo que estamos viendo en Nicaragua con un insólito ataque a los cristianos, en Venezuela con el populismo dictatorial, y en tantos otros lugares, como una imagen infeliz de la mala política». «Pero es la buena política la que yo deseo a nuestras autoridades más inmediatas en el ámbito regional y el nacional, para bien de la gente más desfavorecida y para una serena y plural convivencia, que entre todos nos permita salir adelante en el reto de tantos desafíos», añadió Sanz.
Por último, el prelado pidió que «en este tramo de nuestra historia personal y social, se nos pide a cada uno de nosotros que hagamos lo que tenemos que hacer sin prejuicios que nos enfrentan y separan, aún defendiendo nuestras legítimas formas diversas de ver las cosas, siempre y cuando no seamos rehenes de una ideología que destruye y engaña».