Según ha podido saber la Comunidad de Lanceros de España, el todopoderoso jesuita P. Germán Arana, alias del gran poder, ha anunciado su retirada de la vida pública. ¿Alguien se lo cree?
Como suele ser habitual en los últimos años, durante las semanas finales del mes de julio y las primeras de agosto el P. Arana ha impartido una tanda de Ejercicios Espirituales al más puro estilo ignaciano, en la localidad montañesa de Pedreña. Un asistente a la tanda de Ejercicios ha confirmado a la Comunidad de Lanceros que el P. Arana ha anunciado que será su última tanda de Ejercicios de mes en esa casa.
Durante estas pasadas semanas, el todopoderosos P. Arana ha estado auxiliado por dos religiosos que le han ayudado en el discernimiento y en la dirección espiritual de los ejercitantes. El famoso jesuita se ha dedicado principalmente a impartir las pláticas y a resolver algunos casos complicados de conciencia. También ha recibido algunas visitas de eclesiásticos relevantes.
A los Ejercicios Espirituales más famosos del orbe católico impartidos p el P. Arana han asistido obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas con los más insospechados deseos de santidad. Y de formar parte de la red de confidentes del jesuita con más que el prepósito general.
Como apunta un miembro de la Comunidad de Lanceros, se dice en el vaticano que el P. Arana ejerce las funciones de director espiritual del papa Francisco. Supuesto éste que, de confirmarse, explicaría el poder que este jesuita tiene ante el papa en materias como la dirección espiritual de algunos cardenales y obispos españoles, el nombramiento de obispos, la caída en desgracia de algunos candidatos al episcopado y las filias y las fobias ante determinadas personas e instituciones de la Iglesia española.
Durante las últimas semanas del curso pasado, el P. Arana estuvo convaleciente, en un centro hospitalario de Madrid, de una grave enfermedad que parece seguir su curso. Hospital que visitó con frecuencia el cardenal Osoro, del que es conocida su devoción y sumisión al P. Arana.
El anuncio de la retirada de la vida pública del P. Arana no implica que vaya a dejar de ejercer su poder. Aunque abandone su costumbre viajera y deje de recibir encargos especiales, no pocos enviados por el mismísimo papa, al jesuita Germán Arana siempre le quedará el teléfono móvil, eficaz instrumento de influencia. El cardenal Juan José Omella puede dar fe de ello.