Los obispos españoles afirman que quienes saltan las fronteras de España ilegalmente «no son invasores»

Los obispos españoles afirman que quienes saltan las fronteras de España ilegalmente «no son invasores»

La Subcomisión Episcopal para las Migraciones y la Movilidad Humana, que preside el obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, ha emitido una nota a raíz del asalto del pasado viernes en territorio español.

«18 personas perdieron la vida en el lado marroquí de la valla de Melilla, 76 resultaron heridas, 13 de gravedad. También hay heridos entre las fuerzas de seguridad marroquíes y españolas. Al menos 133 personas, la mayoría sudaneses huyendo de la guerra y la hambruna, llegaron al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de la ciudad autónoma. Donde 49 agentes y 57 inmigrantes también resultaron heridos, según datos oficiales, en el lado español», afirma la nota de la subcomisión de la CEE encargada de migraciones.

Ante este suceso, los obispos «lamentamos profundamente las pérdidas de vidas humanas y confiamos en el pronto restablecimiento de todas las personas heridas. Al mismo tiempo, expresamos nuestra solidaridad y cercanía, a sus familiares y compañeros. Nos solidarizamos con la preocupación de los habitantes en las ciudades fronterizas, y agradecemos a la Iglesia diocesana de Málaga su labor de acompañamiento a los migrantes y refugiados, haciendo nuestro el comunicado emitido por su delegación de migraciones», se lee en el comunicado emitido por la subcomisión.

Además, piden que «las autoridades competentes contribuyan al esclarecimiento de los hechos y a tomar las medidas oportunas para que no vuelvan a suceder».

Sobre «estos hechos violentos, invitamos a contextualizarlos con una mirada humanitaria donde, al tiempo que entendemos la necesaria regulación de flujos migratorios, debemos considerar la situación crítica y de miseria, en la que se encuentran miles de migrantes subsaharianos hacinados al otro lado de la frontera de España», agregan los obispos.

En esa misma línea, aseguran que quienes asaltan las fronteras de manera ilegal «no son invasores, solo son seres humanos que buscan llegar a Europa huyendo de guerras activas (57 en el mundo, 30 en África) y hambrunas, agravadas por las consecuencias de la guerra en Ucrania, y la sequía y las plagas provocadas por el cambio climático».

La CEE sostiene que «ante este drama humanitario pedimos evitar un uso partidista y demagógico del complejo desafío de las migraciones, y analizar este drama humanitario desde las claves que nos ofrece la Doctrina Social de la Iglesia».

Por ello, recuerdan que «la Iglesia aboga en todos los continentes por contribuir a salvar vidas, acoger y proteger a las personas migradas. Necesitamos una migración ordenada a través de vías legales y seguras, así como fomentar la colaboración al desarrollo con los países que sufren guerras, conflictos y hambrunas».

Al mismo tiempo argumentan que «la externalización y militarización de las fronteras por sí solo, no terminará con los problemas y las causas que provocan la movilidad de millones de personas migradas, refugiadas o desplazadas en el mundo. Invitamos, por tanto, a dar pasos de humanización, a analizar y afrontar esta nueva crisis dese la necesidad de protección de todo ser humano y el empeño por establecer con urgencia vías de acceso legales y seguras».

¿Efecto llamada?

Quizá hay un matiz que se haya pasado por alto en Añastro al poner al mismo nivel a los refugiados que llegan de Ucrania y los que vienen por el sur de España.

En el caso de los refugiados ucranianos, hasta este momento, la llegada de ellos ha sido mayoritariamente de mujeres y niños que huyen de la guerra en su país, haciéndolo de manera ordenada y pacífica.

Bien distinto es lo que sucede con quienes llegan saltando las vallas de Ceuta y Melilla. Todos son hombres jóvenes. En sus asaltos, tanto la Policía como la Guardia Civil han insistido en numerosas ocasiones en la violencia que emplean contra los agentes para lograr su objetivo de entrar de manera irregular en territorio español.

Además, esa sabido y conocido el papel que juegan las mafias en el norte de África quienes utilizan a estas personas para mandarlas de forma irregular a España a cambio de cuantiosas cantidades de dinero.

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